Israel y la Amenaza Existencial

Herbert I. London

23 de noviembre de 2011

http://www.hudson-ny.org/2603/israel-existential-threat

Por varias razones, incluyendo un equivocado enamoramiento con el poder blando, ni Estados Unidos ni Israel han ejercido el legítimo derecho de defensa propia, anticipatoria o preventiva, contra Irán. Como resultado, la entrada de Irán en el club nuclear es casi un hecho. En Israel, una nación que ya era candidata a la aniquilación, la defensa propia está limitada a planes de contingencia, defensa activa y disuasión. Sin embargo, ninguno es perfecto.

Los planes de contingencia tienen sentido cuando la prioridad es una opción. Si hubiera un ataque contra Israel, la represalia es la única opción. La defensa activa es útil ya que puede confundir a la planificación del enemigo, pero es imposible saber cuántos misiles penetrarán las defensas en el caos de la guerra. Además, la disuasión es viable sólo si Irán no está dispuesto a arriesgar pérdidas de vida. Si el escenario teológico entra en la ecuación nuclear, la posible pérdida de vidas inocentes no puede servir como un medio eficaz de disuasión. Es muy posible, sin embargo, que los comentarios iraníes sobre una conflagración nuclear, como un preludio para el retorno del Mahdi, tengan aplicación retórica, no práctica. El problema es: nadie lo sabe.

En su último informe de 2011, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) de la ONU «continúa preocupada por la posible existencia, en Irán, de pasadas o actuales actividades nucleares, no reveladas, con participación de organizaciones relacionadas con lo militar». La supervivencia, entonces, dependería, en gran medida, de misiles de defensa destructores, desde Arrow a Aegis. Ésto si Israel considera que estos sistemas podrían ser suficientes

Ciertamente, a Israel le gustaría evitar estas contingencias y basarse, en cambio, en la inteligencia de EE.UU. o, si éso no funciona, destruir las instalaciones nucleares de Irán. Por el momento, EE.UU. parece resignado a un Irán con armas nucleares. La administración Obama cree que Irán no es una amenaza seria, o que una política de «contención» podría funcionar, o que las sanciones, en algún momento, dañarán tanto a la economía iraní, que el despliegue se haría imposible. Con Alemania, Suiza, China y Rusia violando el régimen de sanciones, sin consecuencias adversas, las que sean, éste no parece ser un curso de acción viable.

Un Irán nuclear podría ser impensable, como han hecho notar todos los líderes, desde Obama hasta Sarkozy. Pero la acción no necesariamente sigue a una promesa. El Presidente Bush argumentó que su presidencia sería considerada un fracaso si dejaba el cargo e Irán tuviera armas nucleares.

Un nuclearizado Irán sería una amenaza para las capitales europeas y, a largo plazo, una amenaza para EE.UU., pero es una clara y presente amenaza ahora, no sólo para Israel, sino también para los países de la región ricos en petróleo. Es la sombra que bloquea la luz solar saudita, kuwaití, iraquí, de los Emiratos Árabes Unidos e israelí.

En Israel, hay otras cuestiones, incluida la cuestión palestina; sin embargo, sólo hay una cuestión existencial: la amenaza nuclear iraní – sea que se complete en seis meses, un año o varios años.

Las baterías israelíes en las instalaciones Cúpula de Hierro y Arrow siguen confiando. Tienen toda la razón para sentirse así. Las tropas son fuertes y su devoción por la seguridad del pueblo israelí es inquebrantable. Sin embargo siempre hay incógnitas: tasas de penetración, eficacia en batalla, condiciones impredecibles. Todos los comandantes, sin embargo, durante un reciente viaje por Israel, expresaron su convicción de que la nación va a hacer lo que sea necesario para proteger al Estado de Israel. Siempre se siente como si Dios estuviera cerca. A pesar de la destrucción del Primer Templo y el intento de los romanos de destruir el Segundo Templo, el pueblo judío logró prevalecer. Como dijo un oficial israelí respecto del comentario de que Irán podría tener los medios para destruir a Israel: «¡Nunca más! ¿Necesito decir más?»

Herbert London es presidente emérito del Instituto Hudson, miembro senior del Instituto Manhattan y autor del libro Decadencia y Renacimiento de la Educación Superior (Transaction Books).

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld