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| sábado diciembre 21, 2024

Dhimma, Hudna y el carácter judío de Israel


Sometimiento a los islamistas

Bryan Acuña

Analista Internacional

En el análisis realizado por el Dr. Dan Schueftan en Israel (Los árabes de Israel:¿Situación “contra natura”?), se han planteado las dificultades que confronta la estabilidad judía de su Estado ante la creciente demografía árabe dentro de su territorio, y a esto también se le puede agregar que las crecientes tensiones en Oriente Medio, ha llevado a potencias como Estados Unidos a armar naciones que si bien se muestran como aliadas de Occidente, son hostiles en sus percepciones frente a Israel; algunos de estos son Arabia Saudita, Los Emiratos Árabes, y hasta el propio Egipto que ha recibido ayuda militar norteamericana en los últimos años que en la actualidad causa temor por la caída del régimen favorable a los intereses de Occidente y favorables a los movimientos islamistas de la región.

Para el Estado de Israel en sus bases internas la mayor dificultad está en las intenciones árabes de replantear la posibilidad de acabar con la naturaleza judía del país, dictaminado de tal modo por la Declaración Balfour y por el propio “Plan de Partición”; misma razón por la cual aún los “moderados” de Al Fatah dicen reconocer al Estado de Israel, pero se niegan a aceptar que el país es de naturaleza judía.

La Dhimma:

Lo anterior se puede explicar basado en el concepto de la Dhimma islámica en la cual judíos y cristianos (también los zoroastristas) como primeros receptores de la “revelación divina” pueden vivir bajo países controlados por regímenes islámicos administrados a través de la sharia musulmana, dentro del concepto de conquista islamista de la denominada “Casa de la Guerra” (Dar al-Harb) que debe ser sometida y convertida en “Casa del Islam” (Dar al-Islam).

Es por esto que la existencia de Israel como un Estado Judío, se convierte en un tema delicado para los musulmanes habitantes de esta Nación, cuya legislación se concentra en normas heredadas de Occidente y de las normas de la Torá. Para ellos (los árabes musulmanes “israelíes”) no puede existir un sometimiento a leyes ajenas a su religión, ni deben ser sujetos a la legalidad de los Dhimmis, los cuales a través de la historia, para poder ejercer con cierta libertad su religión han tenido que sujetarse a sistemas legales que los han dejado como ciudadanos de segunda o tercera categoría. Por este motivo, los musulmanes en Israel abogan por la derogación de los símbolos judíos de la bandera, el himno judío del Estado (Hatikva – La Esperanza- ) y el candelabro de 7 brazos del Escudo Nacional.

En las normas de la Dhimma islámica el acto de los no musulmanes debe estar sometido a lo que dicten los liderazgos musulmanes so pena de ser condenados por la desobediencia, o el otro camino que les queda es la conversión al Islam:

“…En su tratado clásico en los principios del gobierno islámico, el 11th-century Shafi’i erudito Al-Mawardi dividió las condiciones unidas’ dhimma’ del `’ encima del requisito para pagar tributo en obligatorio y deseable. Las condiciones obligatorias incluyeron prohibiciones en blasfemia contra el Islam, entrando en relaciones o la unión sexuales con una mujer musulmana, ganando prosélitos entre musulmanes, y asistiendo a los enemigos del Islam. Las condiciones deseables incluyeron un requisito para usar la ropa distintiva, una prohibición para exhibir visiblemente símbolos religiosos, vino, o cerdo, las campanas de iglesia de sonido, o en alta voz rogación, un requisito de enterrar cuerpos muertos discreto, y finalmente, una prohibición en caballos del montar a caballo o camellos, pero no burros…” (La Dhimma)

Lo anterior es solamente una lista de ejemplos de los actos discriminatorios contra los denominados Dhimmis, donde también se contemplaban aspectos de seguridad, como la prohibición de los Dhimmis de portar armas, o algo tan sencillo como poder construir hogares más altos que los de sus vecinos musulmanes.

Explicado el concepto de la Dhimma se puede entender desde un aspecto político – religioso, que salvo una modificación en la interpretación islámica de convivencia con los gobiernos de los “pueblos del libro” (judíos y cristianos), la no aceptación del judaísmo como norma en Israel permite determinar el riesgo alto para la vida de un líder árabe musulmán que acepte la naturaleza judía de Israel.

No lo aceptarán los liderazgos musulmanes israelíes, y mucho menos lo harán los gobiernos de los Estados que le rodean y cuya norma es el Islam, como por ejemplo el grupo islamista Hamas, que desea instaurar un gobierno musulmán una vez que sean expulsados los israelíes del territorio. Lo mismo que Egipto y Jordania, que si bien firmaron la paz con Israel, hasta la fecha no aceptan ese Estado como Judío.

Por lo tanto los gobiernos israelíes deben tener presente que lo más cercano a la paz que pueden obtener de estos grupos islamistas es la denominada tregua (hudna) que solamente durará mientras Israel sea más poderosa que sus adversarios.

 

La Hudna

El concepto tregua aplicado por los islamistas es muchas veces confundido con la paz, sin embargo esto está lejos de la verdad. En el año 630 de la Era Actual, el profeta Mahoma luego de haber firmado una tregua de paz con el pueblo de Qureish, rompió dicho pacto y los invadió con 10.000 hombres para hacerse con el control de la Meca; esto ocurrió dos años después de haber firmado el acuerdo.

Al existir la idea de dos casas según los musulmanes; Dar al-Islam y Dar al-Harb; la paz solamente puede ser establecida con Dar al-Islam, ya que la otra debe ser sometida, y si esta es más poderosa que los ejércitos musulmanes, se mantiene una tregua con la misma para evitar que el dominio de los “paganos” o de los “no musulmanes” se expanda por los territorios islámicos. Por lo tanto hasta ese preciso momento aparentarán los islamistas estar en armonía con los no musulmanes, esperando poder someterlos cuando el poder político, económico o militar se los permita.

Ejemplos de lo anterior se puede ver la crisis del petróleo de 1973 donde los países de OPEP, en su mayoría musulmanes castigarían a los Estados que apoyaron a Israel en la guerra de “Yom Kippur” (Del Ramadán). O el espaldarazo militar que los turcos comienzan a darle a Occidente en la actualidad para tomar posiciones de poder dentro del mundo islámico y de peso en Oriente Medio; a pesar de sus muy conocidas intenciones de ingresar a la UE.

Por lo tanto y basado en lo anterior, es que resulta irónico y peligroso que países o grupos musulmanes que son patrocinados por Occidente para enfrentar a sus enemigos de turno (la URSS, Irán, Siria, etc.) se transforman posteriormente en enemigos para el propio Occidente.

El islamista fallecido, Osama Bin Laden fue entrenado por las fuerzas de inteligencia estadounidenses para enfrentarse a la amenaza soviética en Afganistán, pero años después esa misma inteligencia fue dirigida contra Estados Unidos en el peor atentado terrorista perpetrado dentro del propio territorio norteamericano en el año 2001. Sadam Hussein pasó de ser un fuerte aliado contra el régimen de los Ayatolas en los 80?s a un feroz enemigo que debió ser sacado del poder; en una acción militar que estaremos pagando próximamente.

Estados Unidos para intentar mantener el control del poder en Oriente Medio se ha encargado de armar Estados que son hostiles a posiciones israelíes en la región pero que por las inversiones estadounidenses en sus territorios, se hacen de la “vista gorda” y aceptan la ayuda.

En Egipto por ejemplo durante el gobierno de George Bush Jr. cerca de 20 mil millones de dólares fueron invertidos para que la tierra de los faraones mejorarán sus sistemas de defensa, y esto preocupaba a Israel, y mucho más preocupa en la actualidad por la inestabilidad islamista que sufre el país una vez caído el régimen de Mubarak, y donde solamente las fuerzas de seguridad son el último obstáculo para poder inestabilizar las relaciones entre Israel y Egipto.

Con Arabia Saudita, Estados Unidos ha realizado la venta de armas más grande de su historia con 60 mil millones de dólares, para intentar contener el poderío iraní en la región, una vez más la preocupación en Israel se hace latente, porque las relaciones entre ambos estados son tensas y de desaparecer la amenaza persa, se abre el abanico de oportunidades para que los sauditas se transformen en el nuevo enemigo israelí.

Ante dicho panorama, la estabilidad de la hudna en la región de algunos países árabes hacia Israel, parece tambalearse, y el crecimiento de la carrera armamentista en general de los países árabes de la región, más grupos de milicianos como Hamas, Hezbollah, Yihad Islámica, Al Qaeda, entre otros, hace apostar que el próximo enemigo que intentarán destruir será el propio Israel, por la cantidad de armamento que Occidente les ha otorgado, en un nuevo capítulo de violencia similar a las guerras de exterminio que confrontó Israel en 1948, 1967 y 1973.

A través de la Dhimma y de la Hudna es que nos debe quedar una idea más profunda de por qué entre árabes e israelíes no puede haber una paz concreta, y también entender que si por la lucha armada los árabes no han logrado desaparecer a Israel, por la vía demográfica lo intentarán muchas veces, para lo cual la causa palestina les es útil, porque al generar ese Estado binacional, desprenderán el arraigo judío de Israel a tal punto que puedan lograr tener un Estado musulmán árabe llamado Palestina y otro Estado musulmán árabe llamado Israel.

No es ser pesimista, sino acorde a la realidad de una ideología que todavía aguarda generar conquistas geopolíticas y metafísicas basándose en las ideas religiosas de sus dogmas oscurantistas y medievales.

Difusion: www.porisrael.org

 
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