Desde que en 1964 Nasser sentara las bases para la invención del pueblo palestino, sus dirigentes han buscando todos los medios para justificar su reclamo como “pueblo autóctono desplazado por invasores europeos”.
Primero hablaron de sus orígenes en el “antiguo estado cananeo conquistado por los hebreos”, pero esta mentira cayó por el simple peso de la realidad, una realidad basada en: a) Nunca hubo un “estado cananeo”, sino que eran ciudades estado gobernadas cada una por su rey y muchas veces enfrentados en guerras; b) Los palestinos son árabes, o sea semitas, mientras que los cananeos eran de etnia camita (similar a los egipcios primitivos y a los nubios actuales).
Luego se declararon descendientes de los filisteos, pero acá también la realidad destruyó este mito, porque los filisteos eran de origen cretense, o sea indoeuropeos.
Y así como estos hay múltiples ejemplos.
Pero de pronto se produjo un giro inesperado. Por arte de magia, y pasando por encima de todas las convenciones y estatutos de la ONU, surge por arte de magia un “Estado de Palestina”, estado sin fronteras, sin leyes y sin un gobierno elegido democráticamente. Y ese seudo estado se vio admitido en todas las agencias de la ONU, entre ellas la UNESCO (La Organización Educativa, Científica y Cultural de las Naciones Unidas), dando comienzo al gran robo de la historia.
Ellos no tenían historia, así que se apropiaron de la historia del pueblo judío.
Bet Lehem (Belén), lugar de nacimiento del Rey David, se transformó en lugar de nacimiento del “mártir palestino Jesús”, y la UNESCO aplaudió (no importa que Jesús era judío y que en la época de su nacimiento Palestina no existía, sino que era Judea.
Hebrón, lugar de sepultura de los Patriarcas y las Matriarcas de Israel, donde David reinó durante 7 años, donde vivieron generaciones de sabios judíos, donde en 1929 la comunidad judía, varias veces centenaria, fue víctima de un pogromo, se transformó en Al Khalil, cuya historia comienza a partir de la dominación otomana, y cuyo pasado fue borrado, y la UNESCO aplaudió, negando los lazos del pueblo judío con la ciudad.
El Muro de los Lamentos, último resto del Templo de Jerusalén se transformó en Muro de Al Buraq, donde según la tradición islámica Mahoma ató su caballo Buraq y la UNESCO aplaudió.
Y la Tumba de Raquel hacia la que durante siglos se veneró como lugar de sepultura de nuestra Matriarca se transformó en una “antigua mezquita”. Y la UNESCO aplaudió
Y la tumba de José, el hijo de Jacob se transformó en “sepultura de un santo musulmán del siglo XIX. Y la UNESCO aplaudió.
Y la antigua Betar, último baluarte de la resistencia judía contra Roma en la época de Bar Kojba, se transformó en Batir, aldea palestina (lo más cómico es que está ubicada en una montaña llamada “Ruina de los Judíos”. Y la UNESCO aplaudió.
Y Jerusalén Oriental es declarada patrimonio palestino, ignorando los cientos de años de historia judía en la ciudad. Y la UNESCO aplaudió.
Y los Rollos del Mar Muerto, los manuscritos bíblicos más antiguos que existen, redactados por la secta judía de los esenios, son reclamados por los palestinos como patrimonio cultural de ellos. Y la UNESCO aplaude
Y sigue aplaudiendo mientras un pueblo que nunca existió reclama como “herencia histórica” lo que nunca le perteneció. Y la UNESCO aplaude ignorando los miles de años de historia judía en la Tierra de Israel.
¿Hasta cuando van a seguir aplaudiendo este robo de la historia?
y que hace el gobierno de israel con esto? se sigue auto boicoteando? esto deberia apatecer en diario. tv….