No estamos solos

De cara a Iom HaShoa y teniendo de fondo el recrudecimiento del antisemitismo en diferentes partes del mundo, se han realizado estos días en Quito y Santo Domingo eventos de apoyo a Israel y repudio del antisemitismo, así como de recuerdo de las víctimas del Holocausto, bajo el significativo título de “Marcha de la Vida”.

Camilo Torres Perl, miembro del Cuerpo Diplomático Judío del Congreso Judío Mundial y Director Político de “Israel sin fronteras”,figura clave en la comunidad judía de Ecuador y muy activo en el diálogo judeo-cristiano, nos recuerda el trasfondo. “Marcha de la Vida es un movimiento y ministerio cristiano que nace en Alemania cuando los descendientes de nazis deciden romper el silencio, asumir la culpa de sus antepasados, pedir perdón por el dolor infligido y reconciliarse con los descendientes de los sobrevivientes del Holocausto”, señala. “Las primeras marchas se organizaron en conjunto descendientes de nazis y de sobrevivientes y caminaron por los mismos caminos por los cuales los nazis obligaron a miles de judíos a caminar llevando a la muerte a la inmensa mayoría y por ello se llamaron las marchas de la muerte

Marcha de la Vida se ha desarrollado desde el 2007 en aproximadamente 400 ciudades alrededor del mundo y esta semana se la desarrolló por primera vez en Quito. Se congregaron alrededor de 2000 personas y al acto final acudieron miembros de la Comunidad Judía, entre ellos las únicas dos sobrevivientes de Auschwitz que viven en el país.

“Fue un acto emotivo en el cual no sólo se recordó y honró a los seis millones de judíos asesinados durante la barbarie Nazi, si no que se elevó la voz y las oraciones para que nunca más se repita algo tan atroz. Fue importante la recordación pero aún más importante fue el amor y la unidad entre el Pueblo Cristiano y el Pueblo Judío”.

La memoria  tiene en este caso una dimensión personal. Tal cual contó Camilo Torres ante los presentes en el significativo acto, su abuela materna Irma Perl fue liberada el 20 de abril de 1945 de Auschwitz, al que había sido trasladada a inicios de enero de ese año, desde el campo de concentración de Dachau en Alemania. “Mi abuela sobrevivió milagrosamente. Según su propio testimonio, registrado en vídeo por la fundación Spielberg, si los ingleses hubiesen demorado unos días más en liberarla, ella no hubiese logrado sobrevivir debido a lo grave de su estado de salud”.

Camilo señala:

“Al   igual que sucedió durante la liberación de todos los campos de concentración, por orden de los comandantes de las fuerzas aliadas, los soldados ingleses registraron fotográficamente cada detalle de los horrores que evidenciaron en Bergen Belsen. La evidencia fotográfica, audiovisual y documental de las atrocidades cometidas por el régimen de la Alemania nazi son abundantes, contundentes e irrefutables. Sin embargo, apenas décadas después de que el mundo evidenció estas atrocidades, empezaron a surgir las teorías conspirativas y negacionistas del Holocausto.

Hoy, basta con acceder a internet, digitar en Google, Holocausto judío y se desplegarán toda clase de portales negacionistas del Holocausto”.

Y reflexiona:

“Uno estaría tentado a pensar que ninguna persona con una mínima capacidad de reflexión daría credibilidad a estas teorías, pero lastimosamente, aquí en Ecuador, a lo largo de los años he tenido que debatir y sostener la veracidad del Holocausto con una gran variedad de personas convencidas que no sucedió: desde un profesor mío de la universidad, compañeros de aula, de trabajo, gente común de la calle, etc. Hubo incluso un siquiatra de un importante hospital de Quito quien sostenía que la culpa del Holocausto era de los judíos ya que, según su teoría, el pueblo judío ha sufrido por siglos de un síndrome de víctima y esto obligó a los nazis a ser sus victimarios”.

Lo más duro, es la conclusión:

“El antisemitismo no murió en Auschwitz. Ni las cámaras de gas, ni los crematorios, ni las caminatas de la muerte, ni las ejecuciones masivas que exterminaron seis millones de vidas judías fueron suficientes para  eliminar el virus del antisemitismo.

El mundo, indiferente, presenció el peor acto de antisemitismo, atestiguó el exterminio de seis millones de seres humanos por el simple hecho de ser judíos, pero lastimosamente este Holocausto no fue suficiente para erradicar el antisemitismo.

El antisemitismo en la actualidad se ha inoculado en todos los estratos socioeconómicos, en los diferentes niveles académicos así como en varios espacios del espectro político, ideológico y religioso.

El antisemitismo posterior a la segunda guerra mundial ha mutado para adquirir una forma políticamente correcta para propagarse y tomar fuerza, esto es el antisionismo, el cual no es más que la negación del derecho del Pueblo Judío a ser libre e independiente en su Tierra Ancestral Israel.

Hoy, ya  no solo se persigue al judío como individuo ni como Comunidad ni como Pueblo; hoy se estigmatiza, se deslegitima y se le niega el derecho a existir al judío de las naciones y ese es el Estado de Israel.

El antisemitismo ha logrado sobrevivir, no solo por la acción de una minoría que ha sido inoculada con esta enfermedad si no principalmente, por el silencio y la indiferencia de la mayoría, quienes no levantan la voz para denunciar actos y declaraciones antisemitas.”

Y esto va de la mano de la advertencia: “No podemos ser ingenuos y pensar que el odio, la discriminación y la xenofobia son ajenos a nuestra sociedad, como tampoco lo es el antisemitismo.

No podemos callar ante los intentos ciertas ideologías de validar la confrontación y exacerbar el odio, porque si no somos capaces de curar la enfermedad cuando presenta sus primeros síntomas, el tratamiento de la misma será doloroso, traumático y quizás infructuoso.

Gracias a los organizadores y todos quienes están hoy aquí para levantar su voz y sus oraciones para decirle no al odio y al antisemitismo.

Gracias en nombre de mis abuelos y gracias también por honrar la memoria de los más de treinta miembros de mi familia que no lograron sobrevivir a la barbarie”.