El trabajo en Israel es una importante fuente de manutención para numerosas familias palestinas de Cisjordania (Judea y Samaria). De fondo está permanentemente también la consideración de seguridad, tratando de Israel de maniobrar entre el deseo de facilitar que palestinos puedan ganarse dignamente la vida con el trabajo en Israel, y por otro lado, la necesidad de preservar la seguridad
Cabe señalar que evidentemente la aplastante mayoría de los palestinos que trabajan en Israel tienen interés únicamente en mantener a sus familias. Si bien en más de una ocasión han sido precisamente palestinos que tenían permiso y trabajaban en el territorio soberano de Israel los responsables de atentados, esa es la excepción, no la norma.
Ha ocurrido en distintas ocasiones que a raíz de un atentado Israel reacciona retirando permisos por ejemplo a la familia del terorrista responsables, o cerrando los pasajes. Pero se suele tratar de retornar rápidamente a la normalidad, por dos razones: por la conciencia sobre la importancia de que la gente pueda trabajar y también por la certeza acerca de la influencia que la estabilidad económica puede tener también sobre la población.
Claro está que cuando hay extremistas y radicales decididos a alterar la tranquilidad, basta con un ataque para hacerlo. Pero el interés general de Israel y de la mayoría de la población palestina, es que la dinámica de trabajo no sea altere.
Aproximadamente 70.000 palestinos tienen permiso fijo para trabajar en Israel. No pocos entran también sin permiso ordenado, no por los pasajes organizados y controlados sino por caminos laterales a los que llegan cada mañana con la esperanza de lograr cruzar.
Hace pocos días participamos en una recorrida para periodistas por el pasaje de Kalandia, al noreste de Jerusalem, uno de los 14 que existen alrededor de la capital. Por allí pasan cerca de 7 mil palestinos todos los días provenientes de diferentes partes de Cisjordania, así como también residentes de zonas de Jerusalem Este que se hallan del otro lado del muro de seguridad pero tienen cédula azul israelí. En este caso, pueden también entrar en coche.
El lugar comienza a cobrar vida ya temprano a la mañana, cuando ni siquiera terminó de amanecer. Así lo captamos desde el ómnibus en el que nos acercamos a Kalandia
Desde muy temprano, hay mucho movimiento. Por un lado, el viejo pasaje para coches. Próximamente agregarán dos sendas y los ómnibus pasarán por separado, lo cual acelerará todo el proceso.
Primero, la entrada a las nuevas instalaciones en Kalandia, renovadas y mejoradas hace pocos meses, lo cual ha agilizado todo el proceso , por lo cual varios palestinos nos comentaron que el cambio no es solamente en la agilidad y rapidez, sino que ahora todo es más digno y respetable mientras esperan su turno para entrar.
Se han hecho mejoras también en otros pasajes por distintas zonas.
así funciona el nuevo sistema en el cual Israel ha invertido casi 90 millones de dólares (300 millones de shekel). Esta suma corresponde no solamente a Kalandia sino también a las mejoras en el pasaje Rajel, al sur de Jerusalem, junto al barrio de Guilo, por el cual pasan de Belén principalmente. En Rajel este nuevo sistema funciona desde abril de este año y en Kalandia, desde hace aproximadamente 7 meses.
El Mayor Elisha Hanukayov, director de la Unidad de Pasajes, explicó que en Kalandia funcionan 27 puertas electrónicas rápidas que se abren con las tarjetas magnéticas. “Antes llevaba casi una hora pasar, ahora entre 2 y 6 minutos ya terminan todo”.
Si alguien llega y no tiene el carné en su poder, se puede dirigir a la oficina central para solucionar el problema en el momento.
Y lo principal son los testimonios de los trabajadores sobre la importancia de su trabajo en Israel, el respeto de parte de los empleadores israelíes de las leyes sociales y los derechos de los obreros, tal como nos lo destacaron varios de ellos con los que conversamos.
Walid (45) de la aldea Bidu , trabaja en construcción. “El cambio acá es muy grande, en pocos minutos podemos pasar, facilita en todo sentido y nos sentimos mejor con este sistema”.
Tiene 6 hijos y garantizar que pueda mantenerlos es para él lo principal. “No todos los meses son fáciles. A veces pasa que hay un mes sin mucho trabajo. Pero cuando lo hay, y lo combino de antemano, no tengo ningún problema. Los empleadores israelíes respetan el trabajo y nuestros derechos sociales”.
Muaz (34), también está casado y sostiene que lo central es poder llevar dinero a casa. Tiene dos hijos chicos y es en ellos que piensa todos los días cuando viene a trabajar. Lo suyo es la pintura y trabajos de yeso.”No tengo acá ningún problema. Puedo trabajar en forma digna, eso es muy importante”.
Le preguntamos qué opina de los casos en los que alguien comete un atentado y eso afecta a los trabajadores. Muaz frunce el ceño y responde : “Eso nunca es algo bueno. Claro que no para nosotros, que tenemos que trabajar, pero para nadie en el país. Con eso no se llega nunca a nada. Nosotros queremos trabajar en paz”.
http://www.semanariohebreojai.com/articulo/1123
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.