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| sábado noviembre 23, 2024

DEVARIM 5779


El primero de Shevat (37 días antes de su fallecimiento), Moshé comienza su repetición de la Torá para toda la congregación de los Hijos de Israel, repasando los eventos ocurridos y las leyes entregadas en el transcurso del viaje de 40 años desde Egipto a Sinaí y a la Tierra Prometida, amonestando a la gente por sus fallos e iniquidades, e instándolos al cumplimiento de la Torá y la observancia de sus preceptos en la tierra que Di-s les está dando como herencia eterna, a la cual ingresarían luego de su muerte.

Moshé recuerda el nombramiento de jueces y magistrados para aliviar la carga de administrar justicia a la gente y enseñarles la palabra de Di-s; el viaje desde Sinaí a través del enorme y temeroso desierto; el envio de espías y el subsiguiente rechazo de la Tierra Prometida, de manera que Di-s decretó que la toda generación del Éxodo debía perecer en el desierto. “También contra mí” dice Moshé, “Di-s se enojó por causa de ustedes, diciendo: ‘Tú, tampoco, entrarás allí’”.

Moshé también recuerda algunos de los eventos más recientes: la negativa de las naciones de Moab y Amón de permitir al Pueblo Judío pasar por su tierra; la guerra contra los reyes emorreos Sijón y Og, el asentamiento en sus tierras de las tribus de Reubén, Gad y media tribu de Menashé; y el mensaje de Moshé a su sucesor, Ieoshúa, que llevará al pueblo a la Tierra y los liderará en las batallas por su conquista; “No los temas, porque Di-s, tu Señor, luchará por ti”.

 

LIDER HASTA EL FIN

Que Moshé era el epítome del líder no es ningún secreto. Y eso está demostrado en el libro Devarim, el último de los Cinco Libros de la Torá. Durante 37 días Moshé no sólo recordó al pueblo todas sus faltas, sino que también reiteró las promesas hechas por Di-s, y, por sobre todas las cosas, designó un sucesor capaz de guiar al pueblo en la conquista de la Tierra Prometida.

En ningún momento pidió algo para sí o para sus hijos, porque para él primero estaba el Pueblo de Israel.

 

SOLO MADERA Y PIEDRAS

Cierto rey construyó para su único hijo un hermoso palacio, ordenando que se utilizara las más finas maderas y los mármoles más perfectos. Sólo flores muy perfumadas había en los jardines y los muebles eran todos artesanales de exquisita confección.

Pero el príncipe se desvió del buen camino. El rey enojado destruyó el palacio. Mientras todos sus ministros lloraban al ver como todo se convertía en ruinas, uno de los consejeros comenzó a cantar y danzar alegremente.

“¿Te has vuelto loco?” Le dijeron “¡El rey destruye este magnífico palacio y tú cantas y bailas!”

“Por eso mismo canto y bailo” respondió el hombre “si el rey hubiera derramado su cólera contra su hijo, lo habría matado. Pero como la descarga sobre maderas y piedras, se que la vida del hijo está a salvo”.

Este domingo recordamos la destrucción de los dos Templos. Pero debemos tener presente que la cólera de Di-s cayó sólo sobre maderas y piedras, pero la integridad del pueblo de Israel se mantiene intacta.

¡SEGUIMOS SIENDO LOS HIJOS DEL REY!

 

Cuando Tisha Beav cae en Shabat o en domingo.

En Shabat, toda manifestación pública de duelo está estrictamente prohibida. En este día, comemos, bebemos y nos regocijamos como de costumbre, y aún más. Hay dos excepciones:

  1. a) Si el 9 de Av cae Shabat, entonces las relaciones conyugales están prohibidas.
  2. b) Si Tisha BeAv es observado el domingo, está prohibido estudiar la Torá a partir de Shabat al mediodía (fuera de las secciones de la Torá que están permitidas estudiar durante Tisha BeAv). Así también, en este Shabat no recitamos el capítulo de “Ética de los Padres” como se acostumbra hacer en muchas comunidades los Shabat de tarde entre Pesaj y Rosh HaShaná.

No se lleva a cabo la “comida de separación” de duelo previo al ayuno. En cambio, poco antes de la puesta del sol participamos de una abundante y alegre comida pre ayuno. Se debe tener cuidado, sin embargo, con que esta comida se finalice antes de la puesta del sol.

Nos sentamos en sillas de altura regular y vestimos calzados normales hasta el anochecer. Solamente lavarse, comer y beber están prohibidos a partir de la puesta del sol.

Durante las plegarias nocturnas, el usual agregado del sábado de noche Ata Jonantanu se incluye. La plegaria de Vihi Noam se omite. Inmediatamente, luego de recitar el versículo de Barjú,se cambian los zapatos de cuero por calzados que no sean de cuero.

Aquellos que no recitaron la plegaria nocturna deben decir antes de realizar alguna actividad que estuviera prohibida en Shabat: “Baruj hamavdil bein kodesh lejol” (“Bendito es Aquel que separa entre lo sagrado [el día de Shabat] y lo mundano [el resto de la semana]”).

En algún momento durante el sábado a la noche, se enciende la vela de Havdalá y se recita la bendición apropiada.

La Havdalá se recita el domingo de noche antes de comer omitiendo las bendiciones del incienso y del fuego. Si es posible, se le debe dar a un niño o niña menor de bar/bat mitzvá el vino o jugo de uva de la Havdalá para que lo tome.

Si el noveno día de Av, cae en Shabat, en cuyo caso el ayuno se pospone hasta el domingo décimo de Av, todas las restricciones aplicadas a los nueve días se observan en la noche siguiente al ayuno, pero no se extienden hasta la mañana siguiente, el 11 de Av. (www.es.chabad.org)

 

El Fénix

 

«La señora Lifschitz estaba encantada y el proyecto fue terminado poco tiempo después»

Por Yehuda Krinsky

 

Ocurrió hace 22 años, cuando la viuda de Jacques Lifschitz, el renombrado escultor, vino a una audiencia privada con el Rebe de Lubavitch, poco después del repentino fallecimiento de su marido.

En el transcurso de su reunión con el Rebe, ella mencionó que antes de fallecer, su marido estaba a punto de culminar una gran escultura abstracta de un ave fénix, un trabajo solicitado por la organización de mujeres del hospital Hadassah en el Monte Scopus, en Jerusalén.

Como artista y escultora por derecho propio, ella dijo que quería terminar el trabajo de su marido, pero dudaba, ya que los líderes judíos le habían mencionado que el fénix era un símbolo no judío, y por ende no correspondía que fuera colocado en Jerusalén.

Yo me encontraba junto a la puerta de la oficina del Rebe esa noche, cuando él me llamó y me pidió que le trajera el libro de Job de su estante, lo cuál hice.

El Rebe abrió en el capítulo 29, versículo 18, «multiplicaré mis días como el Jol»

Entonces el Rebe explicó a la señora Lifschitz el comentario del Midrash sobre este versículo que describe al Jol como un ave que vive mil años y después muere para renacer luego de sus cenizas.

Claramente era un símbolo judío.

La señora Lifschitz estaba encantada y el proyecto fue terminado poco tiempo después.

Acorde a su naturaleza, el Rebe vio lo positivo donde la sabiduría convencional veía solamente negativismo.

Esta hermosa metáfora de la vida que renace de las cenizas, encaja perfectamente con la situación. Con su inspiración divina, el Rebe trajo esperanza a esta quebrantada viuda. Y a lo largo de su vida, él hizo lo mismo con el espíritu del pueblo judío, a quien levanto de las cenizas del Holocausto a una nueva y enérgica vida. (www.es.chabad.org)

 

 
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