El pánico del Sinaí crea terror

A diferencia de los beduinos, la Hermandad Musulmana de Egipto, y sus partidarios en la Franja de Gaza dentro de Hamas, en este momento no tienen interés en la escalada en la frontera del Sinaí. Con una aparente victoria islamista en las elecciones, de hecho, están interesados en demostrar control y en mantener una fachada de «normalidad».

Por otra parte, los beduinos del Sinaí, y sus colaboradores entre los beduinos del Negev, en Israel, tienen un interés apremiante en producir enfrentamientos fronterizos violentos. Su objetivo es retrasar, tanto como sea posible, la construcción de la valla de acero de Israel y el adyacente equipo de recolección de inteligencia.

El rápido ritmo de la obra, en este momento, está eliminando las brechas en la vieja valla, utilizadas para pasar fácilmente a Israel inmigrantes africanos, así como drogas y armas para los terroristas. Como resultado de ésto, las enormes sumas de dinero ganadas por los beduinos del norte del Sinaí (del orden de cientos de miles y, posiblemente, millones de dólares) se han desplomado en los últimos tiempos.

No es de extrañar, entonces, que los beduinos del Sinaí estén entrando en pánico cuando ven que su gallina de los huevos de oro es sacrificada delante de sus ojos. Saben que no pueden evitar por completo la construcción de la valla, pero todo retraso en la construcción significa un beneficio adicional de decenas de miles de dólares.

El modus operandi que están adoptando en este momento, con respecto a Israel, es el terrorismo y la disuasión, el mismo medio empleado hace unos meses contra las tropas egipcias y los agentes de seguridad que intentaron bloquear las rutas de contrabando a Israel. Los beduinos no están cortos de armas; poseen enormes depósitos de ametralladoras pesadas, cohetes RPG y lanzadores de todo tipo, misiles antitanque y antiaéreos, así como avanzados cohetes Grad y cosas peores.

Prepararse para un verano inquieto.

La mayoría de estas armas, que llegaron de Libia, están a disposición de los beduinos, que están adquiriendo experiencia en su uso. Incluso están recibiendo entrenamiento de los terroristas palestinos de Gaza, así como de miembros de la Jihad Global. Israel tuvo una trágica oportunidad de presenciar, de primera mano, estas capacidades en el ataque en la carretera 12 el pasado agosto, que costó la vida a ocho israelíes.

La desfachatez de los beduinos está reforzada por la constatación de que las FDI evitarán, tanto como sea posible, operar en el Sinaí, para no herir el honor y la soberanía de Egipto en este período sensible. Éste es, aparentemente, el único vínculo indirecto entre el ataque del lunes y las elecciones egipcias.

Los beduinos del Sinaí están estrechamente familiarizados con los procedimientos de trabajo de los contratistas de la valla. Los últimos ataques con cohetes y choques fronterizos están destinados a aterrorizar a los contratistas y sus empleados civiles que, hasta ahora, viajaban a lo largo de la frontera como si estuvieran en su patio trasero en el centro de Israel. Los beduinos también quieren obligar a las FDI a incrementar sus operaciones de seguridad, incluyendo escoltas armadas, búsquedas exhaustivas de bombas en las carreteras, y un toque de queda temprano para los trabajadores de la zona. Todo lo anterior, sin duda,  disminuirá el ritmo de la construcción, se acumularán las horas extras en las noches, y estas noches se traducirán en dólares.

Una vez que la valla esté erigida, los beduinos buscarán otros métodos. Por ahora, están montando una batalla en la retaguardia. Éste es el desafío que enfrentan las FDI, asumiendo que los ataques continuarán siendo peores, especialmente con el lanzamiento de misiles anti-tanque o, incluso, el lanzamiento de misiles antiaéreos contra los helicópteros y la colocación de explosivos a lo largo de la valla fronteriza.

Mientras la valla no se haya completado, el último ataque, así como los cohetes disparados hacia el Negev durante el fin de semana, servirá como un presagio de un verano inquieto en el sur.

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld