Dr. Yaron Friedman
01 June 2012
Jordania, es uno de los primeros países en donde estallaron los incidentes de la Primavera Árabe. Hasta el momento, el rey Abdullah II, logró dejar la revolución en su primera etapa de manifestaciones callejeras con un mínimo derramamiento de sangre. El rey jordano goza de un especial prestigio musulmán dado su origen hachemita y el hecho que la Casa Real jordana es la única, entre los regímenes árabes de la región, que autorizó por ley la actividad de “Los Hermanos Musulmanes”. Como norma, los regímenes más estables en el período de las revoluciones árabes son las monarquías (Marruecos, Arabia Saudita y Jordania) y los Principados (Emiratos, Kuwait y Qatar). La excepción es Bahrein, por su mayoría chiita que vive en la cercanía.
Jordania es el más sensible de todos esos países por la gran miseria económica y el alto desempleo de la que padece el país en los últimos años. La Casa Real jordana se sostiene tradicionalmente en los jordanos viejos y en las tribus beduinas, a quienes prioriza por sobre la mayoría palestina del país. Sin embargo, la privatización y el fracaso de la política económica del Rey, despertó la ebullición en parte de sus seguidores tradicionales, quienes se sumaron a la protesta contra la corrupción y la suba de precios.
El rey Abdullah II se esfuerza en enfrentar, con gran cuidado, los enfrentamientos en su país. Destina parte de sus discursos a la importancia de la reforma social y promete en los medios promover reformas en el gobierno y económicas. Sin embargo las reformas que deberá realizar, son muy duras y amenazan la continuidad de su gobierno en el país. Una de las señales de la crisis es la secuencia de tres primeros ministros.
El Rey de Jordania no es capaz de mejorar la situación económica ya que su país carece de recursos naturales y la monarquía depende absolutamente de ayuda externa, especialmente de Estados Unidos.
Abdullah tampoco es capaz de materializar las reformas requeridas por los manifestantes, porque le quitarán de la mano el resto de poder y convertirán la Casa Real en un cuerpo simbólico, como la Casa Real británica.
El ascenso de los movimientos islámicos en el mundo árabe amenaza ahora la continuidad de la monarquía. La fuerza del movimiento islámico en Jordania creció en los últimos años. El ascenso del porcentaje de obstrucción en Jordania dejó al partido “Frente de Acción islámico” como el partido más grande y más organizado del país. Ese representa el brazo político del movimiento de Los Hermanos Musulmanes en Jordania.
En las elecciones de 2003, el partido obtuvo casi un cuarto de las bancas en el parlamento. A pesar que el rey Hussein, padre de Abdullah, expulsó a los activistas de Hamas de Jordania en 1999, quedó el Frente de Acción, como líder, el partido opositor legal.
Los cambios últimos en el movimiento de Los Hermanos Musulmanes en Jordania, deben preocupar mucho al Rey. El líder extremo del movimiento, Imam Said, fue elegido para un segundo mandato. Said, oriundo de Jenin, representa la parte palestina del movimiento, la más extrema. Tras su elección, aumentaron en las elecciones para la conducción del movimiento los miembros de la corriente de los halcones por sobre el de las palomas. Ese cambio, ocurrido a principios del mes, garantiza la continuidad del quiebre entre el movimiento islámico y el régimen del rey.
En el transcurso de los incidentes, Los Hermanos Musulmanes manifestaron su fuerza sacando a miles de personas a la calle. La protesta de los Hermanos reúne la exigencia de justicia social y de democratización con la protesta contra Israel. El partido del Frente de Acción llegó, en el pasado, al enfrentamiento con el régimen, al boicotear las elecciones por seis años, a partir del acuerdo de paz con Israel. Parece que el aumento de fuerza de Los Hermanos Musulmanes encendió una luz roja en el palacio del Rey. La Casa Real jordana arrastra una dura historia de intentos de revuelta y control sobre el país siempre por iniciativa palestina.
En un intento por mediar sobre las brechas en el movimiento islámico, el rey Abdullah se reunió con el presidente del movimiento y promovió un encuentro histórico con el líder del brazo político de Hamas, Khaled Meshal. Esos intentos no condujeron al cambio de posición de los Hermanos. El Rey de Jordania comprende bien que la exigencia del movimiento islámico de democratización es un velo a la voluntad del movimiento de controlar el país por medio de elecciones.
No cabe duda que los brazos de seguridad jordana son el medio para la supervivencia del régimen del Rey. La exigencia de Los Hermanos Musulmanes a la separación de las autoridades y la limitación a la fuerza de los servicios de seguridad jordana, esconden la aspiración de actuar libremente y poner fin a la supervisión cercana de su actividad en oficinas y mezquitas.
Parece que en mayo cayó la decisión de actuar contra el movimiento islámico. El Rey designó, como Primer Ministro, transitorio al conservador Fayez Tarawneh. Tarawneh se desempeñó como Primer Ministro y Ministro de Defensa en la época del Rey Hussein y participó en la delegación de negociación con Israel.
Durante la dispersión de las últimas manifestaciones en el país, participaron matones del régimen. Las fuerzas de seguridad fueron incrementadas de modo significativo como preparación a una escalada mayor. ¿Continuará con la política de contención que permite reforzar a Los Hermanos Musulmanes y la mayoría palestina en el país? Cuando aumenten las manifestaciones y salgan de todo control, ¿Se verá obligado el Rey a ir en dirección a una masacre como el “Septiembre Negro”, al igual que su padre en 1970?
No cabe duda que el régimen de Abdullah se encuentra ante un cruce difícil de camino.
**El Dr. Yaron Friedman, es graduado de la Universidad de la Sorbona en París, enseña árabe y es Profesor del Technion en la Facultad de Estudios Humanísticos, en Beth Guefen y el Instituto de la Galilea.
ATT.CIDIPAL
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