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| viernes noviembre 22, 2024

El antisemitismo


Ofir Jacobson

www.ofirjacobson.com

antisemitismo

Últimamente oímos más y más incidentes antisemitas en todo el mundo. Tras el asesinato en Toulouse (Marzo 2012), recordé dos situaciones que me resultaron muy significativas en ese sentido:

La primera situación ocurrió hace varios años. En un viaje a la India, una chica Católica de España me preguntó inocentemente: «Dime, ¿Por qué es que a lo largo de la historia todos odian los Judíos»? Traté de responder, pero sentí que no tenía una respuesta completa.

Una vez más, hace algunos meses, guiando a un grupo de América Latina en «Yad Vashem», el Museo del Holocausto, un sacerdote católico me preguntó: «¿Qué pasa con los protocolos?» Se refería, por supuesto, a los Protocolos de los Sabios de Sión y a la conspiración judía para dominar el mundo, a la cual me remito más adelante.

Fue entonces, que decidí que era hora de hacer algo, y me senté a escribir este ensayo. En primer lugar, para responderme a mí mismo esta pregunta inquietante acerca de la existencia del antisemitismo.

El antisemitismo y el odio a los Judíos son fenómenos que nacieron hace más de dos mil años, y que constituyen factores que influenciaron en el desarrollo de la historia de Occidente en general y la del pueblo judío en particular.

Diversos comentarios y estudios han sido escritos sobre este fenómeno y sus diversas encarnaciones, pero ningún artículo de forma breve, concisa pero exhaustiva, como se intenta desarrollar en las siguientes páginas.

Definición del término «antisemitismo»

La palabra «antisemitismo» es reconocida y difundida en todo el mundo. El significado literal de la palabra es ‘contra los semitas’ – los descendientes de Sem (uno de los hijos de Noé) – entre ellos, los Judíos y los Árabes. El término fue acuñado en 1879 por el periodista alemán Wilhelm Marr, un judío convertido al cristianismo, creador de un grupo antisemita. Para él, el término solo describe el movimiento extenso anti-judío de Europa durante el siglo XIX.

A pesar de la definición literal, el significado práctico del concepto se limita exclusivamente a los judíos, por lo que este artículo se refiere únicamente a ese aspecto. Existen estudios que distinguen entre el ‘odio a Israel’, un fenómeno muy antiguo, y el término ´antisemitismo´, el cual surgió en los tiempos modernos. Para mí, ambos términos son una encarnación de un mismo fenómeno y por lo tanto el término que voy a utilizar a lo largo del artículo es antisemitismo.

El odio al Antiguo Israel

Muchos creen que el antisemitismo es un producto del cristianismo, pero la verdad es que el fenómeno nació y se desarrolló incluso antes de la aparición de esta religión. Las primeras evidencias destacadas del odio contra los judíos, surgieron en Alejandría, la capital del Delta del Nilo y una de las ciudades más grandes, más vibrantes y cosmopolitas del mundo antiguo.

Antes de describir las primeras manifestaciones de antisemitismo, voy a describir sus bases: En primer lugar, me refiero a una época de un mundo pagano, donde todos los pueblos tenían sus respectivos ídolos, según cada cultura; y que a su vez existía un intercambio de dioses entre pueblos y religiones. Al mismo tiempo – por razones que van más allá de este artículo – surgió en el mundo una religión, inusual y ‘anormal’ para aquellos tiempos: el judaísmo.

Era la única religión cuyo dios no se podía ver. Aquel lugar donde en otras religiones estaban las imágenes de los dioses, estaba vacío – el Santo de los Santos. Según el mandamiento bíblico: » No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo » (Éxodo, 20, 4).

Por diversas razones, los creyentes de la religión judía se apartaban de los practicantes del resto de las religiones:

Para comenzar, por respetar las leyes del kosher (comida apta según la ley judía), ya no comían junto a aquellos no judíos.                                                                            

Más importante aún, los judíos más religiosos afirmaban su verdad como la verdad absoluta y divina. Su Dios era el Dios de la verdad, el único Dios, mientras que los otros dioses eran un engaño, ídolos hechos por el hombre. Un enfoque claramente monoteísta. Mucho se ha escrito recientemente sobre las religiones monoteístas siendo menos tolerantes que las politeístas. En ese momento, el judaísmo era la única religión monoteísta; y el rótulo de ‘arrogantes’ tildado por las naciones vecinas, no contribuyó a la integración del pueblo judío en la cultura unificada que surgió en el período helenístico después de las conquistas de Alejandro Magno. Expresiones, como ‘El Pueblo Elegido’ es una clara manifestación de este enfoque.

Otro ejemplo, sería la creencia de la santidad del pueblo judío contra la impureza de las demás religiones. El «Soreg», era una barrera de separación que rodeaba al complejo del templo marcando sus límites, esta barrera impedía a aquellos que no eran judíos, entrar al reino sagrado para que no lo impurifiquen. De acuerdo con una de las escrituras encontradas, en griego y latín, el castigo por violar esa ley, era la pena de muerte.

A todo esto, hay que añadir el hecho de que la religión judía no se limitaba solo a las fronteras dentro de Israel. Existe evidencia de comunidades que estaban esparcidas por todo el imperio romano. Según la estimación más alta, una de cada diez personas en el Imperio era judío o ´medio judío´ (‘Sabomennoi’ en griego: aquellos que respetaban solo algunas de las leyes de la religión judía). Durante este período, a diferencia del comportamiento familiar del judaísmo en nuestros días (o más de dos mil años, por lo menos desde la supremacía político cristiano), la religión judía se comportó como una religión misionera. Se conocen varios casos en los que pueblos vecinos se convirtieron al judaísmo. Un ejemplo es el pueblo de Edom: de donde surgió el rey judío Herodes, de gran importancia tanto para la religión judía como para la cristiana por igual.

El odio de Israel en la antigüedad

Existen evidencias de antisemitismo desde la historia bíblica de los hijos de Israel en Egipto, el Libro de Ester y los actos de Antíoco IV Epífanes, que provocó la revuelta Hasmonea. En este artículo, no se desarrollan estos hechos en detalle debido a la falta de información histórica sobre los de sus agresores. Con el correr de los siglos, hubo incidentes de antisemitismo que dejaron evidencias más claras.

Manetón, que vivió en el siglo 3 aEC, argumentó que los Hicsos (grupo de origen semítico, que gobernó Egipto en el noreste) fueron los verdaderos padres de los judíos, negando la historia bíblica y la auto-identidad judía, con el fin de humillar al pueblo judío.

El orador griego, Apión, que vivió en el siglo I dEC en Alejandría, conocido por su odio a los judíos, afirmó en sus escritos (basados en los escritos de Manetón): los hijos de Israel son descendientes de personas leprosas, que dirigidas por el sacerdote rechazado Osarsef, se rebelaron contra el Faraón; y al vencerlo, se fue junto a los leprosos al desierto, donde finalmente Osarsef cambió su nombre por Moisés.

Apión creía que esa era la versión verdadera de la historia del Éxodo y la base de libelos contra judíos, como se muestra a continuación.

El antisemitismo puede estar vinculado a la percepción de los antiguos griegos, quienes se consideraban (quizá con cierta justificación) superiores a otras naciones, a las cuales llamaban ´bárbaros´ (originalmente, quienes no hablaban griego). Una de las características de los bárbaros era el sacrificio humano e incluso el canibalismo, que ya habían desaparecido en la cultura griega. Todos estos hechos fueron atribuidos a la religión judía, según el historiador Demócrito: «los judíos son quienes idolatran una cabeza de burro hecha de oro, y cada siete años secuestran un extranjero (alguien no judío), y lo sacrifican.»

No está claro por qué Demócrito se refería a la cabeza del burro. Hay que tener en cuenta que en el complejo del templo no existía ni siquiera una imagen, y aquellos que no eran judíos no podían acercarse, ni mucho menos entrar al complejo (al Santo de los Santos, Santasanctorum, sólo puede el alto sacerdote entrar una vez al año). El hecho de que los no judíos nunca vieron al Di-s judío puede explicar por qué los judíos fueron acusados falsamente de idolatrar objetos ridículos.

Demócrito describe el sacrificio humano, pero no el canibalismo. Apión, el siguiente en orden cronológico, va un paso más allá y se acerca ya a los libelos de sangre que nos es familiar desde la Edad Media. Él escribe que los judíos «cada año a una hora fija, eligen un extranjero griego, lo hacen engordar en el transcurso de un año para llevarlo luego, a un bosque para sacrificarlo. Una ceremonia donde comen el interior del cuerpo y juran odiar a todos los griegos. Luego tiran el resto del cadáver a una fosa.»

La evidencia acerca de los escritos de Demócrito y Apión se extraen de los libros de los abogados defensores, Filón de Alejandría y Flavio Josefo. El cuarto libro de Josefo se llama «Contra Apión», donde refuta las palabras del mismo.

El odio a los judíos, provocó tensión. Tensión que estalló en tres grandes rebeliones judías en contra del Imperio Romano:

– La Gran Revuelta donde finalmente se destruyó Jerusalén y el Templo Judío.

– La Rebelión de la Diáspora, que obligó a Trajano a detener la campaña de sus conquistas en el Imperio de Oriente contra los Partos.

– La revuelta Bar Kojba considerada por muchos como el golpe más fuerte al pueblo judío hasta la llegada del Holocausto. Los resultados de esta revuelta fueron terribles para el pueblo de Israel, pero para los romanos también, sobre todo durante los éxitos iniciales de esta revuelta.

En cuanto a Adriano, el emperador romano, considerado por los judíos como el peor de los peores, y para los romanos el más noble, fue la gota que colmó el vaso. Adriano había decidido destruir y eliminar al Judaísmo (importante recalcar en este punto – en el contexto de los desarrollos futuros – el Judaísmo, no los judíos).

Desarrolló decretos con prohibiciones sobre la práctica del Judaísmo: prohibió la circuncisión, prohibió el estudio de la Toráh (Biblia judía), cambió el nombre de Jerusalén por Aelia Capitolina (Aelia es uno de los nombres de su familia y Capitolina es el nombre de la colina donde estaba el trono de los dioses romanos) y el nombre de la región Provincia Yahudia por Provincia Palestina![1].

El odio de Israel y el cristianismo

Paralelos a estos procesos, nació el cristianismo. Una secta de origen judío que en ese momento fue considerada prohibida y perseguida. Años más tarde, se convirtió en la religión oficial del imperio romano, constituyendo un importante adicional en el fenómeno antisemita. Las principales razones surgen con el mismo nacimiento del cristianismo.

En síntesis: los primeros cristianos eran judíos que creían en el carácter mesiánico de Jesús. Su muerte provocó una crisis en la primera comunidad cristiana, ya que según el Judaísmo, el mesías muerto es un falso mesías.

¿Cómo podría el Mesías ser derrotado y crucificado por los romanos? Esta situación ha creado una especie de disonancia cognitiva, las controversias cristológicas dieron lugar al concepto de que Jesús resucitó, venciendo a la muerte y se fue al cielo. Más tarde, el cristianismo se expandió hacia los pueblos del mundo, en la creencia de que son «el verdadero Israel» (Verus Israel), con el cual Dios hizo un nuevo pacto, que es el Nuevo Testamento, el cual aplaca al «Antiguo Testamento».[2]

El hecho que Israel, no aceptó el mesianismo de Jesús ni el Nuevo Testamento simbolizado en la muerte de Jesús, le creó un grave problema teológico a los Padres de la Iglesia.

A pesar del principio anterior, el cristianismo se basa en el judaísmo, por dos razones principales:

– La primera es la prohibición romana a la existencia de nuevas religiones. Por lo tanto, era importante para los primeros cristianos que los vean como herederos del judaísmo, y como he mencionado antes, del verdadero Israel.

– Más allá, se desarrollo el concepto de prefiguración, idea fundamental de la teología cristiana. Cuyo significado es que todo lo sucedido en el Antiguo Testamento era una preparación, un ensayo general; siendo la verdadera versión el Nuevo Testamento.

Un ejemplo clásico de una prefiguración es el sacrificio de Isaac: Di-s decide poner a prueba a Abraham y a su fe y le ordena: «toma a Isaac, tu único hijo, el que tanto amas al Monte Moriah y sacrifícalo» (Génesis 22, 2). Sólo en el último momento, cuando Abraham ya levanta la mano con el cuchillo, un ángel aparece y le dice: «No hagas daño al muchacho «(Génesis 22,12). Abraham bajó la mano y levantó la mirada y vio un carnero, cuyos rayos se enredaban en un arbusto. Lo sacrificó en vez de a su hijo Isaac.

Como se ha mencionado, esto es sólo la parte del ensayo, y por lo tanto, no se necesita terminar el acto y sacrificarlo a Isaac. En el acto real, sin embargo, el padre, Di-s – no se detiene y sacrificó a su único y amado hijo –Jesús. Como consiguiente, el apodo y el símbolo que representa a Jesús, es ´Cordero de Dios´ (Agnus Dei), que simboliza el hecho de que Jesús fue sacrificado en vez del cordero, que se sacrificó como sustituto de Isaac en el ensayo. Además, la corona de espinas colocada en la cabeza de Cristo en la humillación, después de la prueba, en referencia a la maraña de espinas entrelazadas en el cordero, y la cruz de Cristo en paralelo al aumento de los árboles cargados por Isaac.

La confianza en los escritos judíos y la creación del Nuevo Testamento en base del Antiguo, creó una dicotomía. Como era imposible de exterminar a los judíos, fue elegido un método no menos cruel: permitir la existencia, pero bajo la constante humillación.

Un ejemplo de este enfoque fue San Agustín, y su leyenda del «judío errante».

Por supuesto, el judaísmo no aceptó la nueva interpretación religiosa y completamente diferente de los escritos sagrados, y se desarrolló una lucha teológica entre ambas religiones. Por ejemplo, parte del rezo judío La Amidá, también conocida como Shmoná esré, ( «Las dieciocho bendiciones») se llama Laminín (Birkat Haminim en hebreo) y fue escrita justamente como parte de esa lucha.[3] Por supuesto, esta lucha ha creado tensión, fricción y odio mutuo.

Además, una de las principales causas del odio a los judíos a través de los siglos, es la acusación de la ejecución de Jesús. No se puede discutir lo que sucedió hace dos mil años. Para comprender el cargo en cuestión hay que entender el contexto geopolítico de la época. Como se ha mencionado, el cristianismo era una religión (o una secta judía) mesiánica perseguida por el dominio romano. En este marco, los cristianos querían debilitar la fricción con el gobierno romano, y una manera de lograrlo era mediante la exclusión de responsabilidad romana en el asesinato de Jesús. Al mismo tiempo, para anular el «Antiguo Testamento» y el pacto entre Di-s y el pueblo judío tuvieron la necesidad de inculpar al pueblo de Israel por la muerte de Cristo, y como el pueblo negador del Nuevo Testamento.

La acusación judía aparece en los cuatro Evangelios, es puntualmente el Evangelio Mateo quien describe al procurador romano Poncio Pilatos – quien estando a cargo de la ejecución de Jesús – se lavó las manos indicando que él no era responsable del hecho, dejando a la multitud judía a cargo: «Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos» (Mateo 27:25) Esto es un ejemplo único, en el que los miembros de una religión fueron acusados de asesinato del dios de otra religión. El fenómeno es tan extremo que es el único que se conoce con un término específico: Deicidio, es el asesinato de un dios. La acusación fue con fines políticos en una realidad geopolítica particular, pero sus consecuencias perduran por más de dos mil años. Nadie podría haber previsto las consecuencias de tal acusación en ese entonces; pero durante siglos, los judíos no se atrevían a salir de sus casas durante el feriado de Semana Santa.

Hace unos años se estrenó la película ´La Pasión de Cristo´, producida por Mel Gibson. La película presenta un dolor muy vivo y cruel en la ejecución de Jesús. Cuando salió la película resistida por muchos, incluyendo las instituciones cristianas en todos los EE.UU. El padre de Mel Gibson, un negador del Holocausto declaró, en el nombre cristiano del Sedevacantismo que significa ‘silla vacante´, que para ellos la Conferencia del Concilio Vaticano II y el conjunto de la corrección («Nostra Etate», «Nuestro tiempo»)[4] son ilegales, por lo que los Papas de ese evento y la autoridad papal sucesiva también lo son. Este hecho es un planteamiento radical en nuestros tiempos, pero antes de 1964 ese fue el enfoque general y los niños fueron educados de esa manera a lo largo de muchas generaciones. De esa forma, se extendieron entre los cristianos múltiples acusaciones en contra de los judíos. Se puede rastrear el origen de cada trama y argumento, pero obviamente, todos relacionados a la hostilidad general que he descrito.

Los judíos fueron acusados de envenenar los pozos y de iniciar la peste negra que sembró tantas muertes en Europa, entre otras. Pero el «Libelo de sangre» fue la acusación más famosa: secuestrar a niños cristianos y drenar su sangre con fines rituales, como la preparación de las Matzot (Pan de Pesaj). El origen de esta acusación ´libelo de sangre´, surge en realidad de un grupo perteneciente al cristianismo, la cual sirvió en su momento en las luchas internas entre las diversas corrientes dentro del mismo cristianismo. Se trata de una secta cristiana de Asia Menor, llamada Montanismo, la cual celebraba la Pascua en el mismo momento en que lo hacían los judíos. La preocupación de los líderes cristianos era que esa secta se parecía demasiado al judaísmo y que ni aceptaba la autoridad del Vaticano (ni las fechas festivas fijadas por esa institución), por lo tanto inventó una conspiración, según la cual esta secta en el momento de la Eucaristía, añadía la sangre de un niño al vino para convertirlo en sangre real.                                                                                                            

Como esta secta celebraba la Pascua en paralelo a la fiesta judía, más tarde, cuando desapareció este grupo, se le adjudicó este hecho a los judíos. Si bien para el mundo cristiano, existía cierta lógica en que el vino se transforme en sangre, tras lo dicho por Jesús «beben todos ustedes de esta copa, porque eso es mi sangre…» (Mateo,26,27-28), para el judaísmo nunca tuvo una base racional.

Todo esto sugiere que la figura judía se convirtió en figura demoníaca. Se utilizaban herramientas psicológicas como pinturas de judíos con cuernos que beben sangre, con nariz larga, joroba, y todo aquello que refiera al demonio – una deshumanización absoluta. Por supuesto, la ignorancia y el analfabetismo que se extendió por Europa durante la Edad Media, por un lado, y el aislamiento judío y la vivienda en guetos, por el otro, contribuyeron a este proceso. Además, el hecho de que muchos de los gremios profesionales se cerrasen a los judíos y la prohibición de la usura entre los cristianos, hicieron de esta profesión la profesión principal entre los judíos. Otro fenómeno que incrementó la opresión fue el hecho que las comunidades judías vivían juntas debido a que hablaban la misma lengua y se ayudaban los unos a los otros.

Por último, está el mito de la ‘conspiración judía’ expresada en los Protocolos de los Sabios de Sión, en el que se describe como los judíos planean gobernar el mundo, para tener más fuerza política y económica a expensas de todo lo demás. Hasta la fecha, hay gente que cree en esta conspiración.

El antisemitismo en la modernidad

Paralelamente a los procesos políticos que tuvieron lugar en Europa con el advenimiento de los tiempos modernos, la vida de los judíos ha cambiado, pero el antisemitismo, uno podría imaginar y esperar que desaparezca, pero sólo se cultiva y se expresa en nuevas formas todavía más crueles.

Hay muchos factores que pueden explicar el antisemitismo moderno: el laicismo y la emancipación fueron factores importantes que han cambiado el estilo de vida de Europa por completo. Muchos judíos dejaron los pueblos y guetos donde vivían y se mudaron a las grandes ciudades, buscando un cambio para mejor. Muchos se sintieron en primer plano ciudadanos de su país y judíos en segundo lugar (el mismo Hertzl, el ‘padre’ del movimiento Sionista sintió este espíritu revolucionario). Hoy en día, es evidente que no era más que una ilusión.

La relación cercana entre los términos «extranjero» y «judío», facilitó a los gobiernos encontrar el chivo expiatorio que buscaban para fortalecer su posición de poder. Todo esto se hizo bajo los auspicios de la ‘ciencia’, y se popularizó gracias a los medios de comunicación. Resaltar la diferencia era la base, el odio religioso arraigado en las masas y el ‘saqueo económico’, hicieron que los líderes utilicen su poder político de forma cínica. Utilizaron a la minoría judía, débil y vulnerable. Hay muchos ejemplos de estos casos, los más conocidos podrían ser el caso Dreyfuss y los Protocolos de los Sabios de Sión.

El nuevo antisemitismo, secular, se diferencia del anterior, porque no es en contra del judaísmo, sino contra los judíos. Este cambio se basa en las enseñanzas distorsionadas de Darwin, en lo que hoy es un darwinismo social y la teoría racial. El antisemitismo moderno se expresa en la forma más extrema durante el Holocausto. Esto es, según mi visión, una nueva encarnación del antiguo odio, pero su esencia se basa en la forma en que se percibe al judío y al judaísmo, una percepción apoderada intensamente en la memoria colectiva. La historia de los judíos en la Alemania nazi y Europa en general se apartan de este ensayo, pero es evidente que, sin estos factores acumulados a lo largo de la historia, el Holocausto no hubiese ocurrido ni podría ocurrir.

Un ejemplo específico en el contexto entre el Holocausto y el odio antiguo a Israel, es la estrella amarilla. No es casualidad que el color de la insignia nazi fuera amarilla, ya que se relaciona con el arte cristiano: por mucho tiempo, el arte europeo representó a Judas (el traidor máximo que por dinero vendió a su propio maestro, al Señor) en color amarillo. Los nazis eligieron dicho color que estaba intensamente relacionado con el judaísmo, agregaron la estrella de David – un símbolo relacionado con el movimiento sionista – generando un símbolo nuevo y significativo.

El antisemitismo en el mundo musulmán

La actitud de los musulmanes del mundo hacia los judíos ha evolucionado de manera diferente. Mohammed (Mahoma) se basa en una gran cantidad de ideas del judaísmo e intentó acercarse a la minoría judía de la Península Arábica, como nos enseña el Corán «Oh hijos de Israel, recuerda el bien que hice con ustedes y hagan un pacto de alianza conmigo para que haga una alianza con ustedes …» (Sura 2, 38). Otro ejemplo es el hecho de que la dirección inicial de la oración del Islam no es a la Meca, sino a Jerusalén.   Con el tiempo la fricción aumentó, principalmente porque los judíos no aceptaban que él era un profeta, se alejaron uno del otro y la dirección de la oración cambio hacia la Meca.

Aún así, tras la conquista de Medio Oriente por el Islam, los cristianos, judíos y los zoroastrianos recibieron un tratamiento especial, ya que es la Gente del Libro y por eso les dieron el derecho de continuar la práctica de su religión.

A pesar de ese permiso de la práctica de la religión, es evidente que las condiciones de vida no eran óptimas y eran discriminados. Ellos eran tratados con perpetúa inferioridad y se veían obligados a pagar un impuesto de capitación por no ser musulmanes. Es evidente que, durante el largo período en que los judíos vivieron bajo el dominio musulmán, se pueden identificar diferentes tendencias y buenos y malos momentos. Pero cabe destacar que a pesar de dicha discriminación, el antisemitismo no es claro, sin odio pautado por los líderes musulmanes y lo más importante: no se desarrolló una imagen satánica de los judíos.

Hacia fines del siglo XIX, con la llegada de la inmigración sionista a Israel, los residentes árabes – musulmanes del país se sintieron amenazados y comenzó la lucha. Una vez más, la descripción del conflicto va más allá de este marco, pero voy a señalar, por qué en mi opinión, el conflicto se basa en los siguientes factores:

1. Factor Cultural: el choque de dos culturas diferentes, en este caso la civilización occidental y la civilización islámica.

2. Factor Religioso: entre el judaísmo y el Islam. Todas las religiones evolucionan con los años y no se quedan congeladas en el tiempo. A lo largo de los tiempos, la religión islámica fue considerada muy tolerante. Hoy en día, por diversas razones, se ha convertido en una religión extremadamente intolerante, y por lo tanto se formó una gran tensión con el cristianismo y el judaísmo (las religiones de Occidente).

3. La lucha sobre el terreno, en el limitado territorio del Estado de Israel. En la primera mitad del siglo XX la lucha se intensificó hasta que se produjo una explosión con la Guerra de Independencia, considerada un desastre (Nakba) para nuestros vecinos árabes – musulmanes. Esta guerra tampoco marcó el fin y la lucha continuó hasta nuestros días, aunque cambió de carácter a lo largo del último medio siglo. Si bien desde el principio parecía que la comunidad judía era débil y sin protección, y que una agresión militar era una solución a tomar, hoy en día es claro quién tiene ventaja en una lucha directa, y por lo tanto los palestinos la evitan y la lucha se volvió hacia el terrorismo y a la propaganda en los medios de comunicación.

Cabe señalar que a lo largo del siglo XX, en paralelo a la inmigración judía, también llegó a Israel un creciente flujo de cristianos europeos, que trajeron con ellos su visión del mundo, incluyendo el antisemitismo cristiano. Este fue adaptado por los palestinos en la lucha contra la comunidad judía. Interesante y sorprendente para ver, la televisión popular de nuestros países vecinos muestran al Judaísmo en una forma satánica, como un renacimiento de los libelos de la sangre – bajo un disfraztraje árabe. Lo mismo así también con las conspiraciones de los Sabios de Sión, y otros. Algunos podrían decir que la propaganda anti-judía en el mundo musulmán produce una reminiscencia de la propaganda nazi.

La pregunta hoy es si el odio a Israel – el odio contra el estado de Israel – es una nueva encarnación del anti-semitismo, o si se trata de un fenómeno nuevo y diferente. En mi opinión, se trata de una encarnación nueva y diferente, pero es imposible separar el patrimonio cultural de larga data antisemita.

Es interesante como hoy en día la propaganda antisemita que se produce en el mundo musulmán y sus raíces en el mundo cristiano, se impregna nuevamente hacia el mundo occidental.

Hoy en día se desarrolla fuertemente la propaganda antisemita y un creciente sentimiento anti-Israel a causa de diversas razones. Una razón es el creciente poder del Islam en Occidente – una inmigración musulmana masiva arrastra el fortalecimiento político; otra razón es la imagen del palestino como débil y víctima, y el contraste de la imagen de Israel como el agresor, fuerte y cruel. Sumado al anti-semitismo impregnado profundamente en el creyente cristiano por más de dos mil años.

La historia ha demostrado que la propaganda antisemita no se limita a las palabras, y a veces, más rápido de lo esperado, las palabras se convierten en una realidad. ¿Debería el Estado de Israel, (y los judíos en general), adaptarse a la situación actual y hacer frente a sus enemigos en el nuevo campo de batalla – los medios de comunicación?

Ofir Jacobson. Postgrado en Estudios de Israel (tesis en Religiones Comparadas), Guía Turístico y Conferencista. Trabaja como guía turístico desde hace 10 años. Combina su intenso conocimiento sobre el territorio con sus estudios académicos: Licenciatura en Estudios Medioambientales y en Geografía en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y un Postgrado en la Universidad de Haifa en Estudios de Israel, tesis en Religiones Comparadas. Se especializa en tours religiosos (Judaísmo, Cristianismo e Islam), arqueológicos, medioambientales, culturales, tours al desierto y excursionismo (hiking). Además de guiar grupos turísticos extranjeros (en Español e Inglés), también Guía en varios destinos en el mundo. Ofir brinda conferencias sobre diversos temas referentes a sus estudios y es profesor en el curso oficial de guía israelí.
http://www.ofirjacobson.com/espantildeol.html

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NOTAS

[1]   El nombre Palestina se basa en los filisteos, un pueblo de origen del Mar Egeo que se asentó en las zonas costeras del sur de la Tierra de Israel. Tras su asimilación se extinguió después de la conquista de la zona por Babilonia en siglo 8 aC. Adriano estaba seguro de que al dar un nombre de un pueblo extinguido, no sólo lograba la eliminación de la conexión judía con la tierra, sino que a su vez evitaría que otras personas se apropien de esa tierra. No se imaginaba, que casi dos mil años más tarde vendría un pueblo a utilizar ese mismo nombre – los palestinos, y, además, que los judíos no se darían por vencido respecto a su patria ancestral.

[2] Sobre la terminología del antiguo testamento ver : http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Israel_y_America_Latina/43694/

[3] Que no haya esperanza para los herejes y los delatores; y que todos los transgresores se pierdan en un instante, que todos tus enemigos y Tus aborrecedores sean suprimidos; y el reino de la maldad pronto se desarraiga y quebrántalo y destrúyelo y somételo, pronto y en nuestros días. Tú que eres Bendito, Eterno, que quebrantas a los enemigos y sometes a los renegados.

[4] Es un documento compuesto de varios párrafos en donde se llama al cristiano a no discriminar a nadie por raza, color de piel o religión. Respetar a las demás religiones porque   ‘reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres’. Asimismo, respecto al pueblo judío, el Vaticano cambio su postura y dictaminó, por primera vez, que el pueblo judío no es culpable de la muerte de Jesús.

La versión completa, en el siguiente link: http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_sp.html

http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_en.html

 
Comentarios
patricio campos

esta bueno el articulo yo creo que Israel tiene suficiente con el castigo que Dios que ellos sufrieron por no cumplir la ley, pero eso tambien es un designio de Dios la Biblia dice que por su transgresión vino la salvación a los gentiles, y que el remanente será salvo pero eso ocurrirá cuando Israel sea rodeado de ejercitos y el Señor mismo destruira a sus enemigos, asi que como cristiano creo que deben esperarlo es su regreso.

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