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| sábado noviembre 23, 2024

Piojosos Judios


La Historia nunca se repite, aunque haya fenómenos semejantes en diversos tiempo-espacios del proceso. Y en el caso de la judeofobia (fobia al judaísmo) y el antisemitismo (fobia a los acusados de ser judíos) menos que menos cabe hablar de «otra vez»: nunca han dejado de existir. Nunca. Intactos y sin macula están siempre ahí, como recurso de la política.

Solo que hay tiempo-espacios en los que quienes se sirven de ello reducen su empuje, contienen a sus acólitos, y otros en los que los exacerban.

El antecedente de Le Pen en Francia, cuando Paris y Londres se aliaron con Israel contra Egipto –que le quitara el Canal de Suez a aquellos, y cerrara la navegación al Rojo, al Indico, a los israelíes–, apoyo al gobierno (socialista además, del judío Mendes-France), explicando a sus hordas: «Entre los piojosos árabes y los piojosos judíos, mejor estos, al menos estan con Occidente», es un claro ejemplo.

Y con alianzas como esta, contra el nacionalismo árabe de entonces, contra la URSS que, aislada, se apoyaba en estos –jugando el juego del diablo en el que todos los europeos y luego EEUU incurrieron–, Israel y la mayoría de sus partidarios en los 40, 50, 60, se durmieron en los laureles: estamos con Occidente, nada nos puede pasar.

Cuando tras el cuarto fiasco de la Liga, en 1973 (Guerra de Iom Kipur), las Siete Hermanas petroleras (americanas y una británica) asociadas con los jeques que les dejaban extraer el crudo, dieron el gran Golpe de Estado financiero a escala del Mercado (occidental) generaron innumeros efectos sobre la vida del mundo. Entre los mas graves pusieron a los caudillos árabes, ahora infinitamente ricos, como coprotagonistas de la geopolítica. Entonces muchos comenzaron a desdeñar a los piojosos judíos en beneficio de los piojosos árabes, amos del crudo. Mientras el nacionalismo, reventado desde dentro y desde las potencias, daba alas al islamismo, y la URSS comenzaba a dar señales de agotamiento histórico.

¿Podemos sorprendernos ahora de que «vuelvan» el antisemitismo, la judeofobia, el antiisraelismo, el antisionismo…? Volver ¿de donde? Los Kennedy, Jrushev, Juan XXIII con su distensión entre el Mercado Internacional y el Mercado autárquico, se hicieron humo. De la encíclica Nostra Aetate (Nuestro tiempo) del 25 de octubre de 1965 que reparaba 1800 años de fobia, difamación, masacres encabezadas por la Iglesia, se habla mucho menos que del Tratado de Tordesillas, esta menos vigente que el Concilio de Trento, amado de Ratzinger.

Cambia el tiempo histórico, las relaciones de fuerza entre las potencias, entre los poderosos y los plebeyos, entre la cultura y la incultura, y la continuidad de la geopolítica, de las políticas nacionales, eclesiales, culturales, se sirve de otros recursos. En definitiva un puñado de recursos, que se repiten. El futuro, plagio del pasado, dice Ramón Gómez de la Serna. Y la judeofobia siempre esta ahí, agazapada, mantenida por sectarios que, de pronto, se hacen multitud, se hacen Estados, para después de un tiempo volver al bajo perfil.

De hecho los nazis fueron los primeros en idear y atreverse al genocidio, a la Solución Final (entlossung). ¿Odiaban más la cultura judía que sus predecesores, los de la inquisición, las expulsiones, los pogroms…? No, pero los mismos fóbicos viscerales, que acumularon acusaciones, totalmente incongruentes entre si, pero manteniéndolas todas a lo largo de los siglos, estaban atados a un dogma primigenio de su credo: el Meshiaj (el cristo, en griego) no regresara hasta que el último judío lo haya reconocido. Lo que desaconsejaba la aniquilación final. Los nazis se consideraron liberados de ese dogma.

Un genocidio en la dispersa judería, no cabe hoy, no son los nazis quienes dirigen las agresiones. Salvo que un tropiezo de Israel, y de sus aliados –ninguno fiable, los israelíes, ahora, lo saben muy bien–, arrase al Estado de los judíos y lo entregue a la patulea islámica. (Vázquez-Rial, Si cae Israel, en «En defensa de Israel»).

No resolvería ninguno de los conflictos que afligen al mundo –¿O resolvió la Shoa los europeos?– pero calmaría un poco a mucha gente, cuando el futuro anuncia una colosal alineación entre los desposeídos, cada dia mas numerosos y mas desposeídos, y los tenentes, cada menos numerosos, mas ricos y mas omnipotentes, hasta niveles que ni eran imaginables antes de la irrupción del movimiento socialista hacia la mitad del siglo XIX. Lo que es decir. Y arruinara a las capas medias, porque el mundo que ha llegado, ya no será el de los vuelos baratos, el exotismo en la tienda de la esquina, el tirar lo todavía útil, todo eso que venia sustituyendo la búsqueda de sentido de la vida. El artificioso montaje del sector servicios tendrá que reciclarse y nadie sabe como. Camareros, paseadores de perros, peluqueras de hamsters… ¿Donde irán? Aunque mal pagados, muchos, sobreviven, pero hundido el sector…

Nunca un manotazo de concentración de Capital con su secuela de miseria dejo de tener su correlato en una oleada de antijudaísmo. Y en eso estamos, aunque lo llamen «crisis» y anuncien que se acaba.

En tanto esa agresividad poco afectara a Israel. Pero si a los indefensos judíos que vivimos en el mundo (en las Europas y las Américas), amigos o no de Israel, del judaísmo. Dice la Agencia Judía (partido sionista) «Desde el caso Halimi no paramos de recibir gente». ¿Será esta renovada fobia lo que convierta a muchos judíos a la condición de olim? Dice Gadafi, jefe de derechos humanos de la ONU: «mejor, así los tendremos a todos juntos».

Entre centenares de agresiones a personas, a instituciones. De infamias en la prensa, paralelas a la islamización de muchas sociedades –notoriamente la española, la británica, la francesa, la sueca, la venezolana, la argentina… con argumentos medioevales como los del libelo de sangre, alguien ha agrupado un puñado, que llega y reenvío en forma de e-mail.

Reenvia: www.porisrael.org

 
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