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| sábado noviembre 23, 2024

El retorno de los protocolos de los sabios de Sion


Los Protocolos de los Sabios de Sion es un libelo antisemita publicado en 1905 en Rusia como apéndice al libro El Grande en el Pequeño: El Advenimiento del Anticristo y el Dominio de Satán en la Tierra, por el místico y escritor ruso Sergei Nilus. Su intento fue presentar a los judíos como conspiradores contra el estado, describiendo “planes secretos” de los judíos para dominar el mundo mediante la manipulación de la economía, el control de los medios de comunicación, y el fomento de los conflictos religiosos. Esta obscenidad fue utilizada por la extrema derecha y la extrema izquierda y eso sigue hasta hoy desde Hamas a Vox en España, pasando por Irán y todos los que le obedecen y/o siguen.

Pero esta semana, el espíritu y la idea del autor del libelo volvió al país de origen. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Sergei Lavrov, que lleva 18 años atornillado al mismo sillón, se despachó con todo su odio antisemita que tendría muy guardado en algún cajón de su escritorio, para exponerlo sin rubores y generar una campaña de incitación antijudía que Rusia no conocía desde que dejó de ser Unión Soviética. Nacido en Moscú, casado y con una hija graduada en la Universidad de Columbia, Serguéi Lavrov empezó a escribir su historial de servicios en el Estado soviético en plena era de Leonid Brezhnev. Hizo carrera en el cuerpo diplomático a partir de su graduación en 1972 en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, cantera de muchas élites de la URSS, sirvió a los soviéticos y luego siguió sirviendo al estado ruso como diplomático en Naciones Unidas y desde hace 18 años como Canciller, no importa quien estuviera al mando del país. Hoy, desde su Cancillería los hombres de Lavrov han logrado contaminar las redes con sus fake news y ataques informáticos, denunciados desde la Unión Europa, pero no evitados por ahora, siendo una herramienta sucia para desinformar, mentir y torcer la realidad desde que Rusia invadió Ucrania en febrero pasado.

Este lunes se hizo público un reportaje a Lavrov en un medio italiano en el cual el Canciller ruso ante una pregunta del periodista de cómo podía decir que Zelensky es nazi cuando es judío, contestó que eso no tiene nada que ver ya que “Hitler también tenía sangre judía”, y como no le alcanzó con eso, agregó que “por mucho tiempo hemos escuchado de boca de los judíos que los más grandes antisemitas son los propios judíos”.

Estas abominables expresiones de Lavrov obviamente, y como es notorio, provocaron reacciones muy fuertes de los gobernantes de Israel y de las comunidades judías en el mundo. El primer ministro Bennett fue muy claro: “acusarnos a los judíos de los peores crímenes que se cometieron contra nuestro pueblo y absolver a los asesinos es inaceptable desde todo punto de vista”. El ministro de RREE Yair Lapid fue menos diplomático:” El más bajo nivel de racismo contra los judíos es acusarnos de antisemitismo”. Con todo respeto, creemos que Lavrov permite decir expresiones más contundentes aún de las que expresaron las autoridades israelíes. Lavrov se zambulló en un lodazal y feliz de chapotear en el barro como si fuera su hábitat natural se reencarnó no sólo en los dichos de los Protocolos de los Sabios de Sion, sino que además habló el lenguaje que los judíos han siempre conocido de los rusos desde los pogromos de los zares a las matanzas del régimen comunista soviético. Un idioma de odio. Nadie debería extrañarse. ¿Cómo actúa Rusia en Naciones Unidas respecto de Israel? ¿Quiénes son los cómplices mayores de Rusia hoy mientras comete crímenes de guerra en Ucrania? Irán, Maduro, Ortega, Cuba.

Pero no se terminó el lunes. El martes, después de conocerse las manifestaciones de Israel, Lavrov subió la apuesta. Y mostró como los miserables con cierta dosis de poder pueden avanzar en su miseria sin límite alguno. Dijo el gobierno ruso: “Los dichos de Israel explican en gran medida por qué el actual Gobierno israelí apoya al régimen neonazi de Kiev. El origen judío de Zelensky no excluye que Ucrania esté dirigida por neonazis. La historia conoce, lamentablemente, ejemplos trágicos de cooperación entre judíos y nazis como los Judenrat”.

Por si alguien no recuerda o no sabe, los Consejos judíos o Judenrat en idioma alemán, fueron establecidos por orden de los alemanes en las comunidades judías de Europa ocupada por los nazis. Era implementar las órdenes o morir sabiendo que a la larga todos terminarían en los vagones de ganado rumbo al exterminio. Había que constituirlos, aunque en varios casos, algunos se negaron a participar ya que sospechaban, acertadamente, que los alemanes los utilizarían en contra de los propios judíos. Los Judenrat estaban encargados de transferir a los judíos desde sus hogares a los guetos, de mantener el orden y de impedir el contrabando. Además, eran responsables de la distribución de las míseras raciones de comida suministradas por los alemanes. También establecieron organizaciones de ayuda mutua, hospitales, clínicas médicas y orfanatos. Y a partir de 1940 recibieron la orden de proporcionar mano de obra para trabajos forzados. Hubo críticas y controversias, antes y después de la guerra porque todas las decisiones había que tomarlas bajo amenaza y pena de muerte. ¿Qué hubo excepciones? Obvio. En el escenario de la Shoá ¿quién se cree capacitado para juzgar a las víctimas?

El que se cree capaz de ello es,80 años después, el Canciller ruso, y por ende, ya que reiteró los agravios dos días seguidos sin observaciones en su país, apoya su reedición de Los Protocolos de los Sabios de Sion, su gobierno.

Rusia proclama que derrotó sola a los nazis y liberó a los judíos en los campos. Pues bien, veamos. Rusia firmó un pacto con los nazis el 23 de agosto 1939, ambos invadieron Polonia y se la repartieron, mientras comenzaban a cometer atrocidades contra la población civil. Cuando Hitler invadió Rusia, Occidente y los rusos derrotaron a los nazis. Y en los campos no liberaron a nadie. Cuando llegaron los rusos y los demás, los nazis habían huido, y lo que sí encontraron fueron cenizas, cámaras de gas, hornos crematorios y sobrevivientes esqueléticos. Lavrov y los que piensan como él intentan asesinar de nuevo con sus groseras declaraciones a las víctimas del Holocausto.

Pero la realidad muestra otra cosa. Mientras hoy Rusia está asesinando civiles ucranianos y pretende justificar sus crímenes, el pueblo judío celebra 74 años del Estado de Israel. Siga destruyendo Lavrov, siga acumulando delitos contra la humanidad con la impunidad que por ahora tiene. El pueblo judío es libre de decirle a usted lo que pensamos y sentimos, y libre para seguir apostando por la vida mientras usted apuesta por la muerte.

 
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