¿Qué puede fortalecer el sistema inmunológico, equilibrar la digestión y ayudar en el desarrollo del cerebro y los huesos?
La leche materna. Más específicamente, el calostro o “primera leche” producido por las glándulas mamarias en los primeros días posparto.
Hace cuatro años, la ingeniera biomédica Maya Ashkenazi-Otmazgin estaba pensando en las cualidades mágicas de la leche materna cuando tuvo un bebé.
“Existe esta sustancia que contiene todas las moléculas importantes necesarias para que nuestro sistema biológico crezca y evolucione. Gracias a esta leche, estamos aquí, vivitos y coleando”, le dijo a ISRAEL21c en Español.
La científica se preguntó si los beneficios para la salud de la leche materna y el calostro podrían aprovecharse para crear un superalimento que estuviera disponible para todos: adultos, atletas, ancianos e incluso mascotas.
Pero Ashkenazi-Otmazgin no imaginó pedir a las madres en los primeros días de lactancia que donaran su calostro.
Había otra fuente, una en la que las proteínas son un 95 por ciento biosimilares a la leche materna humana y que está disponible en tal abundancia que cada año se tiran 5.000 millones de litros en todo el mundo.
El calostro bovino.
Las granjas lecheras modernas solo permiten que un ternero recién nacido ingiera el calostro de su madre durante uno o dos días antes de hacer la transición del ternero a una dieta fija. Pero la vaca madre produce calostro hasta por cinco días.
Eso significa que se desperdiciará una gran cantidad de calostro -entre 25 y 35 litros por vaca- y los productores de leche no pueden ponerlo en la leche normal por razones regulatorias y de sabor.
“Me preguntaba por qué no entendíamos las proteínas dentro de la leche materna y tratábamos de encontrar bioequivalentes en otras fuentes. Después de todo, la leche materna es el ‘estándar de oro’ para los nutrientes y los adultos se ven privados de uno de los mayores recursos de la vida”, dijo Ashkenazi-Otmazgin.
Proteína de leche funcional
En 2018, Ashkenazi-Otmazgin se asoció con el doctor Ariel Orbach y Eli Lerner y fundaron Maolac, una startup dedicada a presentar “proteínas de leche funcional humana en nuevos segmentos”, según describe Ashkenazi-Otmazgin, hoy directora ejecutiva de la compañía.
Maolac usa el calostro desde el día dos hasta el cinco. Eso asegura que el becerro no sea perjudicado.
El equipo de Maolac comenzó mapeando unas 1.500 proteínas bioactivas en la leche materna humana y luego identificando la superposición con el calostro bovino.
Resulta que hay más de 400 proteínas homólogas que contienen genes similares en estructura y origen evolutivo a los genes de otra especie.
“Creamos un algoritmo inteligente que utiliza herramientas bioinformáticas y proteómica para comprender las combinaciones de varias proteínas para diferentes indicaciones. Así pudimos encontrar lo mismo en el calostro bovino”, indicó Ashkenazi-Otmazgin..
Mejorar la receta de la naturaleza
Maolac transforma el calostro bovino en un polvo blanco que se puede agregar a varios alimentos (el helado estará entre los primeros productos de Maolac), pero Ashkenazi-Otmazgin enfatizó que se puede agregar a alimentos cocidos como la pasta sin perder funcionalidad.
El aditivo no tiene un sabor perceptible, por lo que no arruinará el sabor. “Encontramos una manera de tomar la receta de la naturaleza y traerla al siglo XXI”, dijo Ashkenazi-Otmazgin.
La propuesta comercial de Maolac es sólidamente beneficiosa para todos.
En el pasado, los agricultores tenían que pagar para deshacerse de los desechos biológicos como el calostro pero hoy Maolac cambia ese modelo y les paga a los agricultores para que se los quiten de las manos.
Los fabricantes de alimentos pueden esperar pagar alrededor de 500 dólares por kilogramo, un precio similar a otros suplementos de proteínas en el mercado, aunque Ashkenazi-Otmazgin dijo que se necesita menos calostro en polvo para lograr los mismos beneficios, lo que hace que el valor final sea más barato.
El primer público objetivo de Maolac son los atletas, un mercado de 65 mil millones de dólares.
Debido a que el calostro tiene propiedades antiinflamatorias, Ashkenazi-Otmazgin explicó que consumir un alimento o bebida con “Maolac adentro” debería reducir la tensión muscular y mejorar el tiempo de recuperación.
La misma fórmula también puede ayudar a mejorar la movilidad en los ancianos.
Por otro lado, Ashkenazi-Otmazgin espera que los productos de Maolac ayuden con los problemas intestinales generales, incluida la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y el síndrome del intestino permeable.
Los tratamientos relacionados de estos males comprenden un mercado de 20 mil millones de dólares.
“Para la EII, nuestro producto es muy eficaz incluso en dosis muy pequeñas de unos pocos cientos de miligramos al día. Eso hace que sea fácil poner una barra energética o una bebida. Si podemos reducir los casos de inflamación en el intestino, podemos permitir que alguien vuelva a su rutina normal”, indicó la ejecutiva-
Nuevas fuentes de proteína
Si se mantiene el plazo de Maolac, los primeros productos deberían llegar al mercado en la segunda mitad de 2023.
Maolac fue apoyado inicialmente por The Kitchen, una aceleradora de tecnología de alimentos de Strauss Group; la empresa ahora tiene sus propias oficinas en Tirat HaCarmel, al sur de Haifa.
La última ronda de financiación, dirigida por OurCrowd y The Kitchen, se destinará a la construcción de una instalación de producción piloto a pequeña escala.
Actualmente, Maoloc tiene un producto listo para usar y la compañía está en conversaciones con clientes potenciales y fabricantes externo.
Producto de origen vegetal planificado
El calostro bovino no es el final de la historia de Maolac.
“Podemos usar nuestra plataforma de descubrimiento de proteómica para crear nuevos ingredientes a partir de plantas, de hongos y algas”, dijo Ashkenazi-Otmazgin, aunque las proteínas creadas de esta manera tendrán solo entre un 60 y un 80 por ciento de biosimilitud, en comparación con el 95 del calostro bovino.
“Sin embargo, Queríamos una solución para los veganos. Tenemos que respetar a todos”, añadió.
¿Cómo se le ocurrió el nombre Maolac? ¿Es algún idioma antiguo?
No exactamente.
“Mao son mis iniciales: Maya Ashkenazi-Otmazgin, y ‘lac’ es de lactosa”, explicó.
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Al leer la noticia he recordado mi infancia, Mi abuelo, que criaba vacas, nos daba, como una golosina exquisita, el calostro de las vacas cuando alguna paría terneros. No recuerddo nada más delicioso. Le añadíamos azúcar o miel y era una fiesta para nosotros. Era delicioso! Pero siempre nos advertía que después no bebieramos agua. No sé porqué.