Entre el 29 de mayo y el 24 de julio se expuso en el Museo Histórico Cabildo en Montevideo una muestra fotográfica –con fotos de la ONU- titulada “Memorias de una catástrofe”, sobre los 75 años de lo que la Embajada de Palestina en Uruguay llamó la “Nakba”, que en árabe significa “catástrofe”, la misma muestra que se inauguró este lunes en la intendencia de Canelones con la presencia de la embajadora palestina Nadya Rasheed y del Intendente Yamandú Orsi.
En la cuenta oficial de Twitter de la intendencia se refiere a la muestra como “memoria de una catástrofe continua, un registro de las sucesivas generaciones palestinas azotadas por la guerra y el exilio”. Y el intendente Orsi se refirió a la posición tradicional de Uruguay de apoyo, siempre, a la paz, con la esperanza que “este tipo de hechos no vuelvan a suceder”.
Concordamos con que conflictos que causan sufrimiento a la gente, no deberían ocurrir. En ningún lado. El problema es que toda esta muestra está basada en una mentira histórica terrible, en una distorsión histórica atroz que confía en el que hecho que mucha gente no sabe cómo ocurrieron las cosas ni por qué ha habido y hay sufrimiento palestino.
Y por si la Embajada palestina se dirige a otras intendencias, pues al menos que esté escrita esta nota contando la verdad.
Con estas líneas, no pretendemos alegar que los palestinos no han sufrido. Lamentablemente, sí. Pero lo que sí sostenemos, porque conocemos la historia en detalle-y no por nuestra condición judía- es el por qué.
En la propia presentación de la muestra, en el enorme banner titulado “Al-Nakba 75”, el texto habla claramente de mayo de 1948 como inicio de la tragedia a la que está dedicada la exposición. Mayo de 1948 fue el mes de la creación del Estado de Israel, que los palestinos señalan hasta ahora como “Nakba”, catástrofe. No una decisión de un gobierno determinado, no una política determinada de tal o cual Primer Ministro, sino el nacimiento mismo de Israel, eso es lo que llaman catástrofe y sinónimo de despojo y sufrimiento.
Pues la razón del sufrimiento palestino, del nacimiento del problema de los refugiados y del hecho que muchos perdieron sus casas, fue el hecho que el mundo árabe, incluyendo el liderazgo de los árabes residentes en lo que hoy es Israel-que hoy llamamos palestinos- se lanzó a la guerra para tratar de impedir la creación de Israel. Y por suerte, perdieron. El mundo árabe violó la resolución de la ONU que recomendaba la creación de un Estado judío y otro árabe a su lado-la famosa resolución 181 en la que el Embajador uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat jugó un rol preponderante-y con tal de no permitir que nazca Israel, prefirió que tampoco nazca ese otro país, que hoy llamaríamos estado palestino. Atacaron al naciente Estado de Israel, prometiendo matanzas por doquier. Como decíamos, por suerte perdieron. Si hubieran ganado, Israel no existiría hoy, y los judíos que ya estaban en la tierra de sus ancestros, habrían sido asesinados.
Esta es la verdad sobre la “nakba” y el por qué del sufrimiento palestino.
Todo podría haber sido diferente. El mundo árabe y el liderazgo árabe local, encabezado por la nefasta figura del Mufi Hajj Amin el-Husseini, podría haber apostado por la otra opción: aceptar la resolución 181 y crear ese Estado árabe junto al Estado judío. Si lo hubieran hecho, mayo de 1948 habría sido la fecha de creación de ambos, y hoy estaríamos celebrando juntos 75 años en paz, los dos países.
En aquel mayo de 1948, Israel fue atacado aunque no había “territorios ocupados” ni asentamientos. Lo mismo en 1967, la guerra de los Seis Días en la que conquistó territorios en disputa hasta hoy. Pero todos esos territorios estaban en manos árabes cuando Israel fue atacado.
Aquellos árabes que optaron por aceptar el llamado de las autoridades israelíes a no abandonar sus hogares y permanecer en el país que estaba naciendo para vivir juntos en paz, se convirtieron en ciudadanos del Estado. No es que haya sido todo un idilio, claro que no. Había una gran desconfianza. Mutua. Y sigue habiendo recriminaciones de ambas partes. Pero el hecho es que aquellos aproximadamente 150.000 árabes que optaron por quedarse, pasaron a ser, hoy, casi 2 millones ciudadanos israelíes.
Nadie puede dudar del sufrimiento de quienes se convirtieron en refugiados, una situación trágica para cualquier familia e individuo, sea del pueblo que sea. Pero quienes se fueron, en su enorme mayoría, lo hicieron por el temor a la guerra y porque sus líderes los alentaron a irse prometiéndoles que volverían luego como vencedores, habiendo sido derrotados y muertos los judíos. Claro que también hubo casos en los que fueron expulsados, ejemplos puntuales,situaciones duras en medio de una guerra que no fue Israel quien la empezó. Pero esa no fue la norma. A nivel personal, no criticamos a quienes se fueron ni podemos colocarnos en su situación. Pero a nivel nacional, pretender hacer olvidar cómo empezó y por qué ocurrió todo aquello, es simplemente mentir y distorsionar la historia.
También lo es decir que hoy hay 6 millones de refugiados. Debe ser el único caso en la historia en la que la cantidad de refugiados aumenta constantemente, por considerarse tambien a los hijos, nietos y bisnietos como tales, inclusive cuando viven en países en los que se instalaron debidamente, que no es por cierto la situación en la mayoría de los países árabes que los recibieron, donde perpetuaron su condición de refugiados prácticamente sin derechos.
Nos contamos entre quienes desean que los palestinos tengan su propio Estado independiente, si viven en paz y seguridad junto a Israel. Lamentablemente, a lo largo de los años, el liderazgo palestino rechazó absolutamente todas las propuestas negociadoras para crearlo. Gobiernos israelíes ofrecieron todo tipo de fórmulas sumamente avanzadas para hacerlo posible, y la respuesta fue siempre negativa.
Claro está que hoy en día, ambas partes consideran que no tienen con quién hablar. Mucha agua ha corrido bajo el puente y nadie cree hoy que sería posible llegar a una solución permanente. Ambas partes tienen cosas que corregir para poder encaminarse hacia una solución.
Pero mentir sobre la historia, alegar que ocurrió de una forma y no de otra, no aporta nada.
Mayo de 1948 fue “nakba” para los árabes, porque así lo decidieron, porque apostaron por la guerra y no por la paz, con tal de tratar de impedir el nacimiento del Estado judío. Por suerte, no lo lograron.
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