David Ignatius
The Washington Post
Algo alarmante está sucediendo en el mundo musulmán (y no me refiero a la Primavera Árabe o el crecimiento del fundamentalismo islámico). De acuerdo con un demógrafo líder, un “cambio radical” produce un abrupto descenso en las tasas de fertilidad de los musulmanes y las mujeres árabes “le huyen al matrimonio”.
Nicholas Eberstadt, académico del American Enterprise Institute, documentó esos hallazgos en dos recientes artículos. Cuentan una historia que contradice la foto usual de la continuada explosión de población en tierras musulmanas. La población, en verdad, aumenta, pero si las tendencias actuales continúan, eso no durará.
La primera nota de Eberstadt fue titulada “El Descenso de la Fertilidad en el Mundo Musulmán: Un Verdadero Cambio Radical, aun curiosamente inadvertido”. Usando datos de los 49 países y territorios con mayoría musulmana, encontró que las tasas de fertilidad disminuyeron en un promedio del 41 % entre 1975-80 y 2005-2010; una caída mayor que la del 33 % para el mundo en su totalidad.
22 países y territorios musulmanes tenían disminución de fertilidad del 50 % y más. Las mayores caídas fueron en Irán, Oman, Emiratos Árabes Unidos, Algeria, Bangladesh, Túnez, Libia, Albania, Qatar y Kuwait. Todos registraron caídas del 60 % y más durante tres décadas. La fertilidad en Irán cayó un sorprendente 70 % durante un periodo de 30 años, que Eberstadt dice que “fue una de las caídas más rápidas y pronunciadas en la fertilidad alguna vez registradas en la historia de la humanidad”. Hacia el año 2000, la tasa de fertilidad de Irán descendió a dos nacimientos por mujer, debajo del nivel necesario para reemplazar la actual población, de acuerdo con Eberstadt y su co-autor, Apoorva Shah.
Una historia de julio de 2012 del “Financial Times” ubicó la tasa de fertilidad iraní incluso más bajo y citó un informe, de Naciones Unidas, advirtiendo que la población de Irán comenzará a contraerse hacia fines del siglo si continúan las actuales tendencias. Las grandes ciudades en el mundo musulmán vieron fuertes disminuciones. Eberstadt destaca que solo seis estados en los EEUU tienen tasas menores que Estambul. En Teherán e Isfahan, Irán, las tasas de fertilidad son mas bajas que las de cualquier otro estado dentro de EEUU.
Eberstadt sostiene que la caída de la fertilidad no es solo resultado de los crecientes ingresos y el desarrollo económico, aunque juegan un rol: “La declinación en la fertilidad durante la última generación fue más rapida en los Estados árabes que, virtualmente, en cualquier otro lugar en la tierra”.
El World Factbook de la CIA informa que las tasas de fertilidad musulmanas son levemente mayores que las estimaciones de Eberstadt pero, en terminos generales, menores de muchos de los países del África sub saharariano, América Latina y países asiáticos.
Acompañando esta caída en la fertilidad está lo que Eberstadt llama “huida del matrimonio”, que describió en el artículo presentado, el mes pasado, en Doha. Sus datos muestran que en muchas zonas del mundo, hombres y mujeres se están casando más tarde o permanecen solteros. Las tasas de divorcio crece, en especial en Europa, junto con el porcentaje de nacimientos extramatrimoniales.
La caída en los matrimonios en Europa es bien conocida pero aun llamativa: La tasa de matrimonio entre las mujerres cayó, en Alemania, del 0.98 al 0.59 desde 1965 a 2000; en Francia, en igual periodo, desde el 0.99 al 0.61; en Suecia, del 0.98 al 0.49; en Gran Bretaña, del 1 al 0.54.
El casamiento también descendió en picada en Asia: en Japón, el porcentaje de mujeres entre 30 y 34 años que nunca se casó aumentó del 7.2 % en 1970 al 26.6 % en 2000; en Burma, cayó del 9.3 al 25.9 %; en Tailandia, del 8.1 % al 16.1 %; en Corea del Sur, del 1.4 % al 10.7 %.
Las tasas de matrimonio en el mundo árabe son más elevadas, pero se mueven, en la misma dirección, con rapidez. Lo que es “sorprendente” dice Eberstadt en un e-mail explicando sus hallazgos, es que en el mundo árabe, ese alejamiento del matrimonio “ya está como en Europa en los años 1980- y toma el lugar a un nivel mucho menor que en Europa y en la desarrollada Asia oriental.
“Algo realmente grande está por debajo y, casi nadie, lo advirtió, incluso en el mundo árabe”, sostiene Eberstadt.
Esos estudios son un recordatorio que las grandes tendencias demográficas modeladoras del mundo son misteriosas y siempre pasadas por alto. EL mundo árabe puede estar experimentando un joven salto, incitando revueltas populares en Túnez, Egipto y otras partes. Pero, como Eberstadt destaca, lo que traerá la próxima generación será, tal vez, disminuciones en la cantidad de adultos en edad activa y poblaciones con rápido envejecimiento.
Los países árabes están ahora combatiendo lo que Eberstadt llama su “youthquake”. Pero el dilema próximo, destaca, es “cómo esas sociedades cumplirán con las necesidades de sus poblaciones que envejecen con los niveles de ingresos relativamente escasos”.
Att. CIDIPAL
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