Di-s ordena a Moshé que haga un censo de los Hijos de Israel. Cada hombre debe dar una moneda de medio shekel de plata, el cual sería usado en la construcción del Santuario.
Debido a que Moshé se demoraba en el Monte Sinaí, el pueblo reclamó de Aarón que les hiciera un ídolo, pues pensaban que su guía había muerto.
Aarón les pide que junten oro para fundirlo, en la esperanza que con la demora Moshé llegara y se evitara esta caída en la idolatría. Pero fue tanta el ansia del pueblo que se apresuraron y en poco tiempo fundieron un Becerro de Oro, comenzando a adorarlo al grito de “¡Estos son tus dioses Israel, que te sacaron de la tierra de Egipto!”
Di-s hace descender a Moshé de la montaña, informándole que el pueblo se había corrompido. El 17 de Tamuz Moshé desciende y, ante la vista del ídolo, destruye las Tablas de piedra grabadas por la mano del Creador y pulveriza al becerro.
Inmediatamente convoca a aquellos que se mantuvieron fieles al Todopoderoso y toda la tribu de Levi se une a él. Ese día caen tres mil adoradores del becerro.
Moshé vuelve a subir al monte y durante cuarenta días suplica a Di-s que perdone al pueblo. Por fin, el día de Iom Kipur Di-s dice: “Salajti kidvareja —Perdoné como has dicho”.
Moshé labra dos tablas de piedra y nuevamente son grabados en ellas los Diez Mandamientos.
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