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| sábado noviembre 23, 2024

Medio Oriente y la Paz


Jose Caro

Raanana, Israel

israel-palestina

Malos vientos soplan para la paz en Medio Oriente. En 1948, los residentes Palestinos dijeron que no, a la constitución de su país, mientras Israeldijo que sí, y 65 años después de dicha Declaración de Independencia, gozamos de un país moderno, desarrollado, libre, democrático e independiente. David Ben Gurión declaró en aquel momento, que si le ofrecían un territorio del tamaño de un mantel, igual lo hubiera aceptado. La contraparte, sin un lider visionario, contestó con guerras y mas guerras arrastrando con ellos el odio de sus vecinos. El resultado ya es mas que conocido.

Años y años de encuentros y negociaciones reunieron a varios presidentes norteamericanos y europeos, mas los primeros ministros israelíes, que conforme a sus períodos democráticos ocuparon esos cargos. Del otro lado, los mismos negociadores de siempre, para no lograr absolutamente ningún acuerdo que derivara en la gloria de ambos pueblos.

Por parte de Israel, tanto los ex Primeros Ministros Olmert como Barak le ofrecieron a la Autoridad Palestina, desde la retirada casi completa de los territorios, -con el consiguiente desmantelamiento de los asentamientos y sus colonos-, mas la vuelta a las fronteras anteriores a la guerra de los seis dias de 1967 y lo mas doloroso aún para el pueblo judio todo: la partición de Jerusalen, su capital eterna e indivisible….

Tanto el Presidente Clinton como Bush o Barak Obama; también aportaron lo suyo. Lo mismo con la cantidad de presidentes y primeros ministros europeos que oportunamente representaban legítimamente a sus paises, que acercaron su diálogo sincero. En todos los casos, la falta de visión política por la otra parte, ya sea de Arafat o de Abu Mazen no pudieron quebrar el estancamiento negligente que conducía a ese camino largo y estrecho que desembocaría nada menos que en la paz y en el desarrollo del futuro país palestino.

Uno no quiso firmar, argumentando «que lo matarían» y ni siquiera probó difundir su ideario para tratar de convencer a su pueblo de una nueva alternativa; el otro contestó que «quedaban todavía algunas diferencias». La historia siguió su camino. Barak perdió las elecciones, Olmert atravesaba su peor momento, -luego fué echado del poder-, Clinton finalizó su mandato, Bush tomó distancia, Sharón ocupó la escena, Obama intentó desde una óptica diferente acercar a la parte Palestina junto a sus «hermanos» árabes, -recordemos el tristemente célebre discurso en el Cairo-, llegó Netanyahu y otra vez las reglas del juego cambiaron. Cuantas oportunidades perdidas, cuantos líderes con participación indispensable fueron utilizados por los palestinos como fusibles, sin entender que todo tiene un punto límite y que el ser humano que vive en países legítimamente organizados, deben abandonar tarde o temprano el poder…

Una de las cualidades del mundo árabe es la de no terminar nunca una negociación, estirar y cambiar las condiciones permanentemente para buscar una mejor condición. Loable si la historia nos demostrara que están en lo cierto o que verdaderamente lograrán mejores condiciones para sus pueblos. Si miramos el mapa mundial y vemos los resultados, Mursi y los Hermanos Musulmanes, totalmente resistidos por el pueblo egipcio, la carnicería demoníaca de Bachar Al Asad en Siria, la eternización en el poder y la apropiación de los dineros del estado con tiranías hereditarias, como la de Mubarak, o Kadafi o de todos los gobernantes «eternos», echados por la mal llamada primavera árabe, o las desgracias sangrientas de Irak o Afganistan,  sin contar a Hamas que gobierna una porción de Palestina o Hizbolah, que controla un estado dentro de otro, como en el Líbano, no parecen ser el mejor ejemplo.

La historia ha cambiado tanto, que ya hasta parece difícil recordar el papel mojado en que se convirtieron los Acuerdos de Camp David, de Oslo y las mil y unas reuniones en ambos territorios o en países vecinos para acercar posiciones. Hoy Estados Unidos, ha dado un paso al costado porque sus problemas e intereses sobrepasan el fracaso permanente de Medio Oriente y Europa inmerza en su crisis económica terminal, ya no tiene fuerzas ni peso para ocuparse de un conflicto ajeno y de tan difícil solución.

Así estamos; un Estado; -Israel-, buscando gas y petroleo, desarrollando todo su potencial humano, técnico y científico y el otro, -La Autoridad Palestina-, esperando permanentemente la limosna del mundo para mal alimentar a su gente y no generar ningún aparato productivo, capaz de crear progreso, trabajo y estudio para las futuras generaciones.

No queda mucho mas espacio, pero sí tiempo, -aunque no para seguir desperdiciandolo-. Todo indica que Estados Unidos irá abandonando esta región porque no necesitará petroleo de Medio Oriente. Rusia y China se irán alineando con Israel para participar de los proyectos energéticos ya en marcha y Europa desaparecerá lentamente de la escena porque ya no es su derrotero. Así mas dificultades y desgracias le acontecerán al pueblo palestino.

Es hora pues de volver a sentarse a conversar con la verdad, y a buscar un diálogo y posterior acuerdo que beneficie a ambas partes. A Israel para poder seguir con su desarrollo como país, sin tener encima la permanente vigilia para controlar a terroristas suicidas contra su población o la lluvia de cohetes descontrolada por parte de los mismos atacantes. Por el lado de la autoridad Palestina, porque ya es hora de dejar de vivir de las ayudas internacionales que ya llegan con cuentagotas, de desarrollar su territorio y de brindarle a su población las mismas posibilidades que incluso sus hermanos árabes-israelíes gozan actualmente. 

La democracia no es una utopía, ya Israel lo ha probado. El desarrollo y la educación tampoco. Falta el compromiso mutuo para firmar una paz permanente y duradera para, lograr luego, acuerdos de cooperación mutua en beneficio de ambos pueblos.

Es difícil, sí, es verdad, pero no hay imposibles. Desde éste lado de la frontera y luego del esfuerzo y sacrificio de tantos y tantos hombres; hoy festejamos el esplendor y orgullo de los primeros 65 años del Estado de Israel. Esperemos también poder ver con nuestros ojos el nacimiento de un nuevo y verdadero Estado Palestino, a nuestro lado; en paz y con todos los derechos y obligaciones que le compete a un país legítimamente constituido en el concierto de las naciones.
Que así sea….. 

* Raanana, Israel

 
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