Dos universidades estuvieron en las noticias en los últimos días, y las dos por un mismo motivo: desinvitaron a un invitado. En uno de los casos la decisión tomada fue correcta, aunque la razón dada fue una vergüenza. En el otro caso fue sólo una vergüenza.
La Asociación de Estudiantes Árabes de la Universidad de Tel Aviv invitó a un terrorista convicto a dar una conferencia en la universidad, equivalente a invitar a Adolfo Eichman a dar una conferencia en una sinagoga de Berlín. Mohammed Kanaane, árabe israelí, cumplió una pena de cinco años de prisión por planear actos terroristas en Israel a favor de la organización islámica libanesa Hizballah. Los estudiantes judíos organizaron una multitudinaria protesta contra la presencia de un traidor que hablaría a favor de una organización dedicada a la destrucción de Israel, a la cual apunta con 40,000 cohetes, incluyendo a la ciudad donde está la universidad.
Las autoridades de la universidad anularon el evento, pero sin reconocer que habría sido una vergüenza y una estupidez honrar a un terrorista traidor. Le negaron a Kanaane la oportunidad de hacer propaganda a favor de Hizballah sólo, según lo expresaron en un comunicado, «para evitar disturbios». La decisión fue correcta. La excusa dada para explicar la decisión fue una vergüenza.
La otra universidad, Brandeis, en los Estados Unidos, invitó a Hirsi Ali a recibir un doctorado honorario, en reconocimiento de su defensa de los derechos de la mujer, especialmente de las musulmanas y su lucha contra la mutilación genital femenina, las muertes de «honor», los matrimonios forzados, la violencia contra las esposas y otros abusos.
Hirsi Ali nació en Somalia donde fue sometida a la mutilación de sus genitales, y de donde huyó a Holanda para escapar de un matrimonio forzado. En Holanda fue elegida al parlamento, y cooperó en una documental sobre el Islam con Teo van Gogh, director de cine que fue asesinado por un fanático islámico. Hirsi Ali fue amenazada de muerte y se refugio en los Estados Unidos, donde vive protegida por guardaespaldas.
Los estudiantes musulmanes, 85 profesores y el Consejo de Relaciones Americanas Islámicas (organización nombrada co-conspiradora con Hamás) protestaron vehemente contra el honor ofrecido a Hirsi Ali, acusándola de «islamofobia»*. La reacción de las autoridades de la universidad fue inmediata: anularon la invitación a Hirsi Ali, diciendo: «los comentarios que ella ha hecho en el pasado son inconsistentes con los valores de la Universidad Brandeis».
(En el pasado Brandeis ha conferido títulos de doctor honoris causa al dramaturgo Tony Kushner que en muchas oportunidades ha declarado que la creación del Estado de Israel fue un error histórico, y al arzobispo Desmond Tutu que constantemente expresa críticas a Israel que bordean en el antisemitismo. Evidentemente esos comentarios no son inconsistentes con los valores de Brandeis).
* Uno de los más grandes éxitos islámicos de las últimas décadas es la invención de la palabra «islamofobia», aplicada a cualquier crítica al Islam. En la práctica esto significa que el Islam, a diferencia del cristianismo, judaísmo o cualquier otra religión, no puede ser criticado, y que cualquier persona que lo critica se expone, en el mejor de los casos, a ser acusado de prejuicio y llamado «islamofobo», o, en el peor de los casos, a ser asesinado como Theo van Gogh.
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