La actitud dhimmi, de sumisión y ceguera selectiva ante el terrorismo yihadista y la ideología que la sustenta, el salafismo y el chiísmo, a corto plazo es más cómoda para los líderes políticos y de opinión, las elites económicas y los mismos pueblos, que no tienen en cuenta el sufrimiento de las víctimas del totalitarismo islámico y prefieren ensoñar fantaseando en que los muyahidines (yihadistas) y simpatizantes se moderarán y entrarán finalmente en el circuito de la democracia. El terrorismo yihadista ...