Gabriel Albiac ABC Una semiautomática, un cargador de munición del calibre 45, una cabeza anclada en convicciones rocosas, una escuela de niños judíos en Toulouse. Cuatro muertos: tres críos de entre cuatro y siete años y un maestro. Nada nuevo. Se llama antisemitismo. Y es la más intemporal forma de paladear el gozo de matar al otro sin ningún remordimiento. No existe, para mí, «cuestión judía». Existe ese enigma mayor que es el antisemita: la variedad más delirante del puro asesino; y la ...