Casi con toda certeza puede decirse que en los niños el amor es todo manos, pues sean las suyas o las de sus padres, para ellos el tacto-y por extensión el tener, poseer y aferrar-representa su nexo más poderoso con el mundo exterior. Esta verdad está reflejada de modo idóneo en la palabra hebrea que nombra al infante: ieled , y en la cual vemos inscritos los conceptos de mano o iad, y li , aquello que es mío o ...