Un conocido maestro jasídico sostuvo que quien no tiene una hora del día para sí mismo no tiene nada. Esa hora, esos sesenta minutos no deben ser empleados para la ganancia o el cálculo, el control o la gimnasia. Se trata de una suerte de diezmo espiritual que uno se concede a sí mismo, un regalo y una invitación a soltarse de todo vínculo. La palabra hebrea para soltar es hitir, cuya raíz más obvia es heter, desatar. Con frecuencia ...