En el avión que lo llevaba de Addis Adeba a Israel en la Operación Moisés, Rabí Obed Geezi, de ojos velados por las cataratas, llevaba consigo un trozo de azufre y otro de almizcle en recuerdo de sus días de pobre falasha que compensaba las escasas ganancias que obtenía como orfebre con el tráfico de lo que entonces se llamaban piedras de olor, substancias madres para fabricar remedios y esencias. El almizcle procedía de Karachi, pero antes había estado en ...