La diferencia entre la imagen que puede uno puede hacerse al oír la forma en que algunos críticos de Israel presentan al Estado judío, y la realidad en el terreno, es abismal. No porque Israel sea perfecto, sino porque es incomparablemente mejor que lo que pretenden presentarlo sus detractores. Y no hace falta historias increíbles para confirmarlo. Basta con escenas normales de todos los días. Como la que captamos el domingo por la mañana en la sala de espera de los rayos X ...