“Carece del olvido suficiente para formar una leyenda”, decía el Supremo, el dictador de la inmensa novela Yo el Supremo, del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos. Y es que, allí donde la memoria cede su territorio, lo apócrifo, la mistificación encuentra terreno fértil para crecer, para reproducirse sin límites, hasta convertirse en “hecho”, en “consenso”. El recurso del mito como estrategia para salvaguardar la memoria colectiva (y definir y reafirmar identidades y autoestimas generales - a través de la narración maravillosa ...