Mahmud al Habash, ministro palestino de asuntos religiosos, acaba de decir que en cualquier arreglo sobre Jerusalén el Muro Occidental, el famoso Kotel hebreo sobre el que nadie discute que perteneció al complejo de construcciones del Segundo Templo, es y será suyo. La desvergüenza de esa pretensión sólo la hace posible la ignorancia supina, amén del deseo de meter bronca aquí y allá. No resulta, empero, extraño: el Corán se apropió en su momento de los héroes bíblicos y los ...