En estos tiempos convulsos, la amenaza global del yihadismo aún no ha convertido en certidumbre las posiciones de cada nación en el tablero. Por ejemplo, Turquía forma geográficamente parte de Europa, pero cultural y religiosamente de Oriente; dice combatir al terrorismo, pero permite la entrada y salida de yihadistas desde las zonas controladas por Daesh. En otro bando (que suponemos opuesto), Rusia aprovecha el ansia europea de respuesta a los últimos atentados para bombardear también a los enemigos no yihadistas ...