No hay modo de que un Papa -cualquier Papa, incluso Francisco- satisfaga a todas las partes en una peregrinación pontificia a la convulsionada Tierra Santa. Es inevitable que sus gestos hacia unos ofendan a otros, y viceversa. Es de esperar además que cada actor procure sacar el máximo rédito político a la presencia del Papa en su tierra, lo que usualmente pone al Sumo Pontífice en aprietos diplomáticos. El viaje pontificio puede evaluarse en su integralidad y en la evaluación ...