El terrorismo islámico nos ha declarado la guerra santa. Pretende someter a la ley islámica a los judíos y cristianos que considera infieles y a los musulmanes moderados, que desprecia por apóstatas. Combate contra el mundo occidental y sus valores. Esos valores de respeto a los derechos humanos, libertad de culto y tolerancia que, paradójicamente, obran como una barrera para obnubilar su discernimiento acerca de lo que está ocurriendo. Occidente no puede creer ni quiere aceptar que está inmerso en una guerra religiosa ...