En estos días mi familia ampliada está de luto, al igual que demasiadas familias en Israel. Hace tan solo dos días el cuchillo asesino hirió de muerte a David, el esposo de nuestra muy querida sobrina Susi. Una vez más se cumple el viejo adagio de que el destino siempre golpea más duro a los mejores. David era la bondad personificada. Como lo dijo en la ceremonia previa al entierro con la voz entrecortada por el llanto, el mayor de ...