Para quienes nos pasamos buena parte de 2016 preocupados –ateniéndonos a las incendiarias declaraciones del entonces candidato republicano– por el sentido de la política exterior de una futura Administración Trump, el discurso que dio el presidente en el Congreso el pasado 28 de febrero supuso un alivio. Como siempre, hubo pocos detalles precisos y no se materializaron cambios importantes de rumbo, pero el mensaje subyacente era claro, y la orientación notablemente más centrada de lo que podía presumirse. Trump identificó correctamente el “terrorismo islámico radical” como ...