Angelo Roncalli, que al ser elegido como Sumo Pontífice adoptó el nombre Juan XXIII, era una personalidad poco común en muchos sentidos, y no sólo en su relación con el pueblo judío. Sus semejantes todos, en calidad de seres humanos, eran dignos para él, de una actitud humana y digna. El 20 de agosto del 2004, la Fundación Raoul Wallenberg reprodujo un artículo impactante que Joseph D´Hippolito había publicado en “Frontpagemag.com”. Ameritaría leerlo completo. El espacio en esta página no nos ...