Los críticos de Israel hablan mucho de las amenazas que se ciernen sobre su democracia. Cuando lo hacen, suelen hacerlo en referencia al primer ministro Netanyahu y sus seguidores, generalmente condenados en los medios internacionales como autoritarios en ciernes irrespetuosos del imperio de la ley. Netanyahu tiene su parte de culpa en los problemas que padece Israel. Pero si hay un verdadero enemigo de la democracia en el Estado judío, no es él. Sino aquellos de entre sus rivales que tratan ...