Israel tiene un problema clamoroso: un timing terrible. La mayor parte de los problemas obvios de Israel, y desde luego los que sus críticos señalan, provienen de su constante incapacidad para estar en sincronía con los estados de ánimo imperantes en el mundo. Pero la paciencia tiene su recompensa: con el tiempo, cuando se ve que las dificultades a las que se ha enfrentado resultan ser globales en vez de locales, los fallos de Israel resultan ser mucho menores, si es que lo son. Consideremos, ...