En el corazón de la ciudad norteamericana de Orlando, en Florida, la madrugada del doce de junio del año en curso un terrorista radical islámico, Omar Mateen, nacido americano y de ascendencia afgana, ingresó a las dos en punto a la cantina con nombre ‘Pulse’, armado con un rifle de asalto semiautomático SIG Sauer MCX y un arma de fuego corta Glock17 de nueve milímetros; el resultado, cuarenta y nueve muertos –por no decir cincuenta y honrar la memoria del ...