En estas semanas de “ausencia editorial” se me han acumulado las emociones de dolor e indignación. En las últimas horas, por ejemplo, la barbarie ha vuelto a adueñarse de las vías de Jerusalén con un atentado (mortal, de momento, para una bebé de tres meses) por atropello, que muchos medios españoles calificaron de “supuesto” o “accidente”, haciendo oídos sordos y ojos ciegos a las evidencias de un joven militante de Hamás, encarcelado por ello, reivindicado por el grupo terrorista y ...