Pensar en voz alta no es, necesariamente una virtud. Pero cuando el ministro de defensa de un país lo hace en nombre de miles de ciudadanos que callan o de miles que observan con escepticismo el ir y venir del todopoderoso Kerry sin que, hasta ahora, veamos nada concreto, ningún acuerdo serio entre los palestinos e Israel, surge la sospecha de que pensar en voz alta es necesario incluso si levanta ampollas. No es que los norteamericanos eludan los temas ...