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| sábado abril 27, 2024

Elor Azaria y el gatillo fácil de la opinión pública internacional


 

El soldado israelí Elor Azaria fue condenado por el delito de homicidio contra un terrorista palestino de nombre Abed Al Fatah en marzo del 2016. Azaria le disparó en la cabeza después de indicar que lo hizo por temor a que el atacante tuviera una bomba entre su ropa y la pudiera detonar, aún y cuando sus compañeros lo tenían neutralizado.

La acusación contra el sargento israelí, de 19 años, fue por considerar que su acción se trató de un acto de “gatillo fácil” (uso excesivo de la fuerza), algo que en las normas internacionales está prohibido para militares, policías u oficiales encargados del orden civil. Los vídeos de organismos no gubernamentales y pro derechos humanos presentes en ese momento dejaron evidencia de la ejecución extrajudicial realizada por el joven militar.

Este tipo de situaciones que ocurren en el conflicto entre israelíes y palestinos repercute en la opinión pública de manera considerable, lo cual se sobrentiende por la cantidad de medios con corresponsalías que están pendientes de lo que ocurre en esa zona.  Ni qué decir la cantidad de ONGs y grupos defensores de derechos humanos que actúan para supervisar y hacer señalamientos cuando israelíes cometen actos como el de la noticia.

Si se equipara con otros casos en el mundo en los que la cantidad de muertos a diario son sistemáticamente escandalosos, se podría pensar que hay un desequilibrio informativo. Por ejemplo, en el conflicto del Yemen la cantidad de muertos en los enfrentamientos entre Hutíes y la coalición árabe hasta agosto del año anterior contemplaba 10.000 muertes según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en el Yemen (OCHA).  Sin embargo, sospechosamente esta información las cuales no son material periodístico en occidente como ocurre con lo que proviene de Israel y Palestina.

Otro claro ejemplo de esto es el conflicto en Siria con un saldo entre 300 mil y 500 mil muertos (dependiendo de la fuente). Tuvo poca repercusión mediática en los primeros años de guerra. Una vez que los rusos se involucraron, se transformó en material obligatorio de la prensa, principalmente con acusaciones de ataques con armas químicas, bombas de barril, asesinato de civiles y violación a los derechos humanos. Si comparamos ese número de muertos en Siria en unos pocos años con los aproximadamente 12.000 palestinos que han muerto entre 1920 y 2014 en conflictos con Israel, es inexplicable el desbalance mediático entre ambos eventos.

En el caso sirio no se ha tratado solo de material de los medios occidentales, sino a dos vías, también mucho material del bloque favorable a Rusia y sus aliados, en una guerra de propaganda, acusaciones y desmentidas a las que el conflicto entre israelíes y palestinos se han habituado desde hace décadas.

El caso del soldado israelí Elor Azaria sienta un precedente importante, con las críticas o apoyos, nacionales e internacionales que la decisión pueda tener. Lo cierto del caso es que Israel da importantes señales al mundo, pues, demuestra la fuerza del Estado de derecho israelí, donde no solo soldados van a la cárcel, sino también ex presidentes y ex primeros ministros, en una nueva muestra de una sana institucionalidad.  Tanto, ciudadanos israelíes como palestinos tienen acceso a las cortes para exigir la garantía de sus derechos a través de la independencia de sus cortes del Poder Judicial. Sin embargo, un mal manejo de la situación podría exponer a la población civil israelí cuando haya una amenaza inminente de atentados terroristas palestinos.

Las autoridades de cualquier país que busca una imagen positiva en la defensa de los derechos civiles, aún en una condición de guerra de baja intensidad (con picos de subida eventuales) como el que enfrentan israelíes y palestinos desde hace casi 7 décadas, debe procurar que estos casos no sean pasados por alto a pesar de la presión de la opinión pública, que ya de por sí es un factor de mucho peso en cualquier sociedad. La israelí no escapa a este fenómeno cuando tiene tantos ojos físicos como digitales encima y es víctima del “gatillo fácil” de la opinión pública internacional.

*Analista Internacional

 
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