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| viernes abril 26, 2024

Prensa moderna: La devoradora de mundos.


 

En el mundo de los Comics, Galactus es un personaje que consumir planetas enteros le ayuda a calmar su hambre, con ayuda de sus heraldos rastrea mundos con energía vital suficiente para saciar el apetito voraz del “Devorador de Mundos”. Si bien esto es algo ficticio, en la vida real existe una versión de un devorador de energías vitales para subsistir, la prensa moderna, sus heraldos obviamente son los periodistas. El noble oficio periodístico se ve manchado por la insistente elaboración de noticias o narrativas que enardezcan la opinión pública contra un grupo, país o sociedad.

Ejemplo de esto, el desafortunado comentario del Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu apoyando la posición del presidente norteamericano Donald Trump en su intención de construir un muro en la frontera con México. Lo malo de este comentario del premier hebreo no es lo que dijo sino que no midió la comparación absurda que realizó el presidente estadounidense con la valla de protección en el territorio de Judea y Samaria (Cisjordania), mientras él (Netanyahu) hablaba de la frontera con Egipto. Ambos estaban en dos sintonías distintas definitivamente.

Al líder israelí se le criticó desde muchos frentes, incluyendo a nivel interno; algo normal en una democracia. Lo que no es sano para el ejercicio periodístico es seguir dándole vueltas al tema para caldear más los ánimos. Por ejemplo, el 30 de enero de 2017 en el medio Russia Today, aparece una noticia bajo el título “Una compañía israelí se postula para construir el muro de Trump: «debe ser una obra inteligente».” La noticia causó una serie de comentarios que no se han hecho esperar, ciertamente a nadie le importa el contenido, la esencia y todo lo que involucra esto, sencillamente, si Israel está involucrado es material perfecto para alimentar los medios con tráfico de lectores y personas opinando con criterios válidos, o sencillamente, despotricando insultos.

A esos que opinan, tampoco les importa mucho que países como Reino Unido, Francia, Grecia, Austria, Croacia y Rumania quieran construir muros para impedir el paso de inmigrantes hacia su territorio como informaba la prensa en setiembre 2016, o al menos eso no se ve reflejado en la opinión pública. Es obvio que para los efectos informativos, esto cala menos que los actos realizados el presidente Trump con tantos anticuerpos que posee gracias a la propaganda negativa que afecta su imagen. Lo mismo ocurre con el Primer Ministro de Israel, un país que también la propaganda y la manipulación demoniza en incesantes oportunidades.

Al parecer, muchos de los medios de prensa actual se alimentan de cuatro pilares básicos que nutren su hambre despiadada de construir o destruir una realidad:

  • El odio: algunas personas no leen las notas, no les interesa profundizar en el tema abordado por el medio de comunicación, sencillamente se nutrirá por lo que el grupo periodístico comparta, y este a su vez sentirá que cumple con su labor entre más reacciones a través de las redes o formatos electrónicos realicen los lectores. El éxito de sus publicaciones se miden por  de la cantidad de comentarios que logren, sin que esto implique realmente que el lector analiza de modo inteligente las circunstancias.
  • El morbo: el uso de ciertas fotografías, de titulares manipulados, de palabras que fuerzan una opinión, un sesgo ideológico y posiciones en ocasiones de naturaleza destructiva. Entre mayor sea el morbo, más atractivo para el consumidor, mayor cantidad de veces replicará la nota y altos niveles de opiniones serán manifestadas, se convertirá además en fuente de información obligatorio.
  • La popularidad: como si se tratará de “Periodismo de Moda”, ocurre que hay figuras que reciben la “unción” de los medios; pero hay quienes no tienen esa “estrella iluminándoles”. Como el presidente Donald Trump, al cual varios medios de comunicación se han encargado de demonizar y señalar como nocivo para los intereses norteamericanos, además de patrocinar algunas manifestaciones públicas que se han hecho virales en días pasados.

    También, el Estado de Israel sabe desde hace décadas lo que es vivir a la sombra de la impopularidad, que cuando alguno de sus ciudadanos o líderes realiza un acto positivo, algunos medios lo invisibiliza o señala que seguramente “algo se traen entre manos”. Ejemplo de esto, los niños sirios que Israel busca absorber como refugiados. De igual manera, sus políticos son criticados, su ejército es etiquetado como el más despiadado del mundo, sus ciudadanos de ser racistas y su sociedad de muchos elementos negativos; la mayoría de esos señalamientos producto de la propaganda.

  • El negocio periodístico: la competencia actual en el periodismo obliga también a luchar por recursos económicos para subsistir. El periodismo no es una práctica de bien social, por lo tanto, si no tienen audiencia probablemente no despierten interés de patrocinadores y esto los haga poco rentables y desaparezcan. Por este motivo, puede que sucumban a la tentación de hacer de la explotación de un tema la materia prima para mantener sus cuentas en números positivos.

La idea de la nueva prensa que necesita de absorber energías vitales no es tan descabellada. Usen estos mismos elementos de análisis con otros temas para ver que ciertamente, en la narrativa y construcción que hacen los medios es donde generamos opiniones, en muchas oportunidades, sin tener todos los elementos claros para emitir un juicio. Pero ellos igual se nutren, mientras haya “likes” y comentarios que justifiquen esta nueva versión de “periodismo de sobre”; en el cual solo le agregas agua (narración) y puede alcanzar para muchos y todos tendrán una porción para sí mismos.

 
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