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| sábado abril 27, 2024

KI TETZÉ 5780


B’H

 

Setenta y cuatro de los 613 preceptos (mitzvot) de la Torá se encuentran en la sección Ki Tetzé. Estos incluyen las leyes de una cautiva bella, los derechos de herencia del primogénito, el hijo rebelde y descarriado, entierro y dignidad de los muertos, la devolución de un objeto perdido, el envío del ave madre antes de tomar a sus pichones, la responsabilidad de construir un cerco de seguridad en el techo de una casa propia, y las varias formas de kiláim (híbridos prohibidos entre plantas o entre animales).

También son recontados los procedimientos judiciales y las penas por adulterio, por la violación o seducción de una moza soltera, y por un esposo que acusa falsamente a su mujer de infidelidad. Los siguientes no pueden casarse con una persona de linaje judío: un bastardo, un varón de descendencia moabita o amonita, una primera y segunda generación de edomita o egipcio.

Esta sección también incluye las leyes de la pureza del campamento militar; la prohibición de entregar un esclavo que se escapó; la obligación de pagar a un trabajador a tiempo y de permitir a cualquier animal o persona que trabajan para uno, «comer mientras trabaja»; la forma correcta de tratar a un deudor y la prohibición de cobrar interés por un préstamo; las leyes de divorcio (de donde son derivadas muchas de las leyes de matrimonio); la pena de 39 latigazos por la trasgresión de una prohibición de la Torá; y los procedimientos de ibum («matrimonio de levirato») de la mujer de un hermano fallecido que no tuvo hijos o jalitzá («quitado del zapato») en el caso en que el cuñado no desee casarse con ella.

Ki Tetzé concluye con la obligación de recordar «lo que Amalek te hizo en el camino, cuando salían de Egipto»

 

LA INGRATITUD Y SU CASTIGO

 

11 [Los vencedores] tomaron todos los bienes de Sodoma y Gomorra, y todo el alimento, y partieron. 12 Cuando salieron, [también] tomaron al sobrino de Avram, Lot, y sus posesiones, puesto que él había estado viviendo en Sodoma. 13 Aquellos que escaparon vinieron y le trajeron las novedades a Avram el Hebreo, quien vivía tranquilo en las planicies de Mamré el Amorreo, hermano de Eshkol y Aner. Ellos eran aliados de Avram. 14 Cuando Avram escuchó que su pariente había sido tomado cautivo, convocó a todos sus 318 hombres de combate, quienes habían nacido en su casa. Corrió en pos [de los invasores], alcanzándolos en Dan.  15 Dividió [sus fuerzas] contra ellos [y atacó] esa noche: él y sus siervos. Atacó, y persiguió [a los invasores] hasta Jová, que está a la izquierda de Damasco. 16 [Avram] trajo de vuelta toda la propiedad. También trajo de vuelta a su pariente Lot y todos sus bienes, junto con las mujeres y las [otras] personas. (Génesis 11:14-16)

 

4 Un [hombre] amonita o moabita no puede ingresar en el grupo matrimonial de Dios. No pueden ingresar nunca en el grupo matrimonial de Dios, incluso después de la décima generación. (Deuteronomi0 23:4)

 

Lot era el padre de Moab y Amon. Abraham lo salvó cuando fue tomado cautivo por los reyes que se levantaron contra el rey de Sodoma.

Cuando Sodoma fue destruida Lot fue salvado por el mérito de Abraham.

Por lógica sus descendientes deberían estar agradecidos con los descendientes de Abraham. Pero no fue así. Cuando los Hijos de Israel llegaron, tras su peregrinar por el desierto durante 40 años, a la frontera de Amon y Moab y pidieron autorización para pasar por su territorio. No sólo éstos se negaron, sino que los moabitas contrataron a Bilam para que maldijera a Israel.

Ante esta muestra de desagradecimiento Di-s decretó que ningún amonita ni moabita podía entrar a la congregación de Israel (casarse con una judía).

 

Yendo y viniendo

Siempre que hacemos algo, estamos tanto yendo como viniendo…

Por Yanki Tauber

 

«Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos…» (Deuteronomio 21:10 —versículo de apertura de la Parashá de esta semana)

 

«Cuando entres a la tierra…» (Deuteronomio 26:1 —primer versículo de la Parashá de la semana próxima)

 

Siempre que hacemos algo, estamos tanto yendo como viniendo

Cuando salimos, es para hacer la guerra. Cada vez que salimos de nuestro lugar —desde el dónde y qué de nuestro momento y estado actual —efectuamos algún cambio en el exterior. Puede ser un cambio extremadamente violento, o uno que apenas se siente. Puede ser un cambio para mejor, o, Di-s no lo quiera, para peor. Pero cada vez que actuamos sobre el mundo exterior, le hacemos algo. Y el cambio es la guerra.

El enemigo puede ser un antagonista armado con armas y odio. Puede ser una conspiración de ignorancia y apatía. O puede ser simplemente el status quo, la forma en que «son las cosas». Todos somos guerreros, ya que cada uno de nosotros alberga la convicción de que hemos nacido para hacer una diferencia.

Pero no todo momento de la vida es un momento para salir. También hay momentos en que entramos.

También hay momentos en los que volvemos la flecha de la vida hacia el interior de nuestro propio centro y esencia, y al centro y la esencia de las personas, objetos y fenómenos en nuestras vidas. Cuando desistimos de la búsqueda para «hacer una diferencia» y buscamos, en cambio, descubrir la esencia interior —la esencia inmutable que siempre ha estado ahí y siempre estará, y que no requiere ninguna acción para hacerse realidad, sólo asentarse tranquilamente en su núcleo.

«Hay un tiempo para la guerra» dijo el más sabio de los hombres «y un tiempo para la paz».

Hoy en día, la mayor parte de nuestra vida se consume con el empeño de salir —para causar el cambio, para mejorar el mundo. Nuestros momentos de «entrar» son pocos y alejados entre sí, raras islas de visión y tranquilidad en la guerra de la vida. Hoy, sin embargo, es sólo un preludio de «un día que es totalmente Shabat y descanso para la vida eterna» —el día en que entremos a la tierra. (www.es.chabad.org)

 

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Comentarios

Si no permitímos a D- apoderarse de nuestra vida y enseñorearse de ella, todo esfuerzo será váno por nuestra parte, por muy loable que éste sea …pues ni el estudio, ni la rectitud de conducta, ni la capacidad de domínio propio, pueden por si solos librarnos de caer …de incurrir en error, en transgresion, y en definitiva en pecado de muerte …podemos pues tener en nosotros la voluntad de reconducir esta situacion, pero no la capacidad de hacerlo por nosotros mismos …La Presencia pues del Santo Espiritu es llamada a desempeñar esa labor, de regeneracion y santificacion interior del todo esencial , que a nosotros no nos es dado alcanzar por nuestros própios médios …
«D-en nosotros»
«Inmanuel» puede transformar vidas caidas, débilitadas, atadas e impotentes antes su própias circunstancias …encomendárnos a EL es pues el unico camino verdaderamente sábio por el que podamos transitar, la unica decision verdaderamente transcendente en el ámbito espiritual que podamos adoptar, una decision ademas, que dado su caracter de urgencia, no admite demoras …

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