Por Israel


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| domingo diciembre 22, 2024

La causa de la mala lluvia


Mario Satz

kazamrocketLa causa de la mala lluvia de cohetes palestinos que cayeron en Ashkelon hay que verla no a la luz idealista de la señora Livni, según la cual Israel no hace los gestos que debe para con nuestros pobres y frustrados vecinos provocando así su incontenible ira, sino  en un gesto desesperado por  llamar la atención ahora que todo el mundo mira hacia Japón y Libia. Los de Gaza insisten en decir estamos aquí, pero lo hacen como el que escupe al cielo ignorando la parábola de su propio escupitajo, y cuando por fin reciben lo que se merecen vuelven a desempeñar su papel de víctimas.  Y  lo mismo que hace el dictador libio: muestra heridos que se quejan para apelar a una compasión de la que él carece. No se les ocurre, no, a los palestinos, que el camino debe ser otro si quieren que Israel condescienda a oír sus voces de dolor y hastío. Francamente es difícil entender la mentalidad árabe, arcaica y carente de toda sutileza. Inventaron los números arábigos pero nada parece salirles a cuenta, únicamente la bronca y los tiros al aire, cuantos más mejor. Pura y mediocre fanfarronería.

La Liga Arabe está de acuerdo con la operación aliada contra Gadaffi, pero una vez desatada está en desacuerdo. La guerra es un juego muy serio, no un programa de play station  que si no nos gusta cambiamos por otro. La Liga Arabe se aviene a  ayudar a sus hermanos, pero no a enviar gente a los países vecinos y en lucha para mejorar las condiciones de vida y enseñar organización y un mínimo de racionalidad administrativa. Puede que si dejan desprotegidos sus propios tronos ¡alguien se los robe! Y llevan razón: los breves disturbios en Arabia Saudita se produjeron cuando el mandamás estaba recibiendo tratamiento en el extranjero ¡Con la estupenda medicina israelí tan cerca! La situación en el Medio Oriente ya no es, nos parece, tan auspiciosa como creíamos hace un mes. Con Siria en llamas y el público egipcio machacando-el día del referendo- a alguien tan honorable como El Baradei, nos viene a la mente esa clásica expresión francesa que Israel debería tomar muy en cuenta: plus ca change, plus cést la même chose. Hay personas, hay pueblos que sólo se ponen de acuerdo para odiar, muy pocas veces para amar. Hay pueblos, y el palestino es uno de ellos, torpemente orgullosos de su ignorancia.

De otro modo buscarían opciones distintas a la de los cohetes contra Israel. Ni esos peligrosos disparos ni los asesinatos a inocentes apartarán la mano de nuestros gatillos o nos predispondrán al diálogo. Israel, que gozó de unos años de paz gracias al sentido común de los líderes egipcios ( no todos, es cierto ), debe aumentar otra vez su presupuesto militar mal que les pese a muchos, a la par que redoblar su tarea vigilante ahora que tan incierto se ha vuelto su entorno. Incierto y peligroso. No se pesca bien, se dice, en aguas revueltas, y si acaso hay pescadores que ganan, son pocos y no tienen fácil el vender a otros sus capturas. Es difícil ser optimista a la manera de Shimon Peres, pero está terminantemente prohibido ser pesimistas. Las razones para vivir e intensificar el sentido y destino del pueblo judío en su propia tierra son hoy más válidas que nunca.

Pues como dijo Hillel el Viejo, allí donde nadie es un ser humano, intenta serlo tú.

 
Comentarios

Pienso que estos terroristas sean de Hamas, Hezbollah, o de la Jihad islámica, son definitivamente una especie infrahumana…son burdos e irrecuperables, no son aptos para la vida, aman la muerte, tanto que nada más ocupa sus cabezas, la desean como un premio, la sueñan como un logro, la persiguen con su fanatismo y su inutilidad infinitos. Creo que podríamos ayudarlos a encontrar ya mismo su muerte, que el mundo les diga basta y se cure a sí mismo de estos fracasados obsesivos.

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