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| viernes marzo 29, 2024

El Factor Depravación


David Brooks  

The New York Times

Publicado: 2 de junio de 2011.

Para este momento, probablemente ha oído hablar de Ali Hamza al-Khateeb. Era el muchacho sirio de 13 años de edad que acompañó, el 29 de abril, una protesta antigubernamental en la ciudad de Saida. Fue detenido ese día, y la policía devolvió el cuerpo mutilado a su familia un mes después. Durante su detención, al parecer, fue quemado, golpeado, lacerado y le aplicaron descargas eléctricas. Su mandíbula y rótulas fueron destrozadas. Le dispararon en ambos brazos. Cuando su padre vio el estado del cuerpo de Hamza, se desmayó.

La familia, valientemente, colocó pruebas de vídeo de las torturas en Internet, y el martirio de Hamza ha unido a los opositores del régimen baazista del presidente Bashar al-Assad. Pero, por supuesto, su tortura no salió de la nada. El acto definitorio de la brutalidad del régimen fue la masacre de Hama en 1982, cuando el entonces Presidente Hafez al-Assad asesinó a más de 10.000 sirios. El gobierno de EE.UU. ha designado a Siria como estado patrocinador del terrorismo, durante 30 años consecutivos. El Informe de Derechos Humanos del Departamento de Estado ha descrito las habituales técnicas de tortura del régimen, incluyendo arrancar uñas, quemar genitales, estirar la columna vertebral, doblar el cuerpo alrededor del marco de una rueda mientras se azota a la víctima, etc.

Durante las últimas semanas, el régimen de Bashar al-Assad ha matado a más de 1.000 manifestantes y encarcelado por lo menos a 10.000 más, de acuerdo a grupos sirios de derechos humanos. Human Rights Watch ha calificado como crímenes de lesa humanidad a los ocurridos en la ciudad de Dara’a, donde han sido mutilados muchachos y han sido masacrados hombres.

Todos los gobiernos hacen cosas malas, y las dictaduras de Medio Oriente las hacen más que la mayoría. Pero el gobierno sirio es uno de los regímenes realmente depravados del mundo. Sin embargo, durante todos estos años, a Israel se le ha pedido negociar con este régimen, transar con este régimen y garantizar que este régimen, algún día, ocupe las alturas en paz.

Durante 30 años, el proceso de paz de Medio Oriente ha sido predicado sobre torpeza moral, una falta de voluntad para enfrentar la verdadera naturaleza de algunos gobiernos. Los líderes mundiales han tratado de alagar a Siria, llamando a Bashar al-Assad un amigo (Nancy Pelosi) o un reformador (Hillary Clinton). En 2008, Nicolas Sarkozy invitó a Assad a ser el invitado de honor en las ceremonias del Día del la Bastilla en Francia – un cruel carcelero celebrando el asalto a una cárcel.

Durante 30 años, diplomáticos y tecnócratas han volado a Damasco con la esperanza de «dar vuelta» a Siria – convirtiéndolo en un poder civilizado pro-occidental. Sería interesante saber qué estaban pensando. Tal vez algunos de ellos estaban tan obsesionados con sus capacidades mesiánicas, que pensaban que tenían el poder de convertir un régimen depravado en un régimen normal. Tal vez algunos de ellos estaban tan casados ??con una mentalidad materialista, que pensaban que la naturaleza esencial de un régimen podría ser cambiada con una mágica mezcla de incentivos y desincentivos.

Tal vez algunos de ellos estaban, simplemente, moralmente ciegos. Eran tecnócratas tan pedantes, tan consumidos por los legalismos del proceso de paz, que ya no poseían la capacidad de reconocer la naturaleza moral del régimen con el que trataban o para entender las implicaciones de su naturaleza.

En cualquier caso, sus esfuerzos estaban condenados. De hecho, el actual proceso de paz está condenado al fracaso, debido a la imposibilidad de hacer una distinción categórica. Hay algunos países de la región que no son agradables, pero son normales – Egipto, Jordania, Arabia Saudita. Pero hay otros gobiernos que son fundamentalmente depravados. Ya sea como una cuestión de criminalidad (Siria) o de ideología (Hamas), rechazan la plena humanidad de otros seres humanos. Creen que es apropiado y correcto matar inocentes. Nunca pueden ser parte de una negociación exitosa, porque socavan los principios universales de la moral.

No importa cuán gran profesor de derecho o diplomático se sea. No importa cuán magistralmente se realice la secuencia de las negociaciones, o que líneas mágicas se dibujen en un mapa. No habrá paz mientras los regímenes depravados sean parte del cuadro. Es por eso que es una locura trabajar sudorosamente sobre quién dijo qué sobre la frontera de 1967. Mientras Hamas y el régimen de Assad estén vigentes, el proceso de paz no irá a ninguna parte, tal como no ha ido a ninguna parte durante estos muchos años.

Por eso es necesario, especialmente en este momento de la historia, centrarse en la naturaleza de los regímenes, no sólo en las fronteras entre ellos. Para tener un Medio Oriente pacífico, era necesario deshacerse del régimen depravado de Saddam en Irak. Será necesario tratar de librarse del régimen depravado de Qaddafi en Libia. Es necesario, como todo el mundo reconoce públicamente, salvo la administración Obama, ver a Assad derrocado. Será necesario marginar a Hamas. Es necesario abandonar la estrategia de compromiso en la que Barack Obama basó su campaña, y abrazar la cautelosa estrategia del cambio de régimen, que es su doctrina actual.

Las maquinaciones de los negociadores israelíes y palestinos son irrelevantes. El proceso de paz consiste en el proceso de reforma árabe.

http://www.nytimes.com/2011/06/03/opinion/03brooks.html?_r=1

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Difusion: www.porisrael.org

 
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