Manda Zand Ervin
Hudson-ny.org
18 de julio de 2011
Los informes y los análisis presentados por miembros de los medios de comunicación estadounidenses, durante el barullo de la «revolución» khomeinista han sido, para la mayoría de los iraníes, dolorosamente inolvidables.
¿Recuerdan al santo hombre llamado Khomeini?
Hoy en día la gente de Medio Oriente, que está protestando activamente contra dictaduras islamistas, está efectivamente siendo ignorada por el liderazgo estadounidense. Sin duda, es un tema desconcertante para el pueblo iraní, que sigue preguntando por qué.
El Presidente Jimmy Carter, no sólo traicionó a un amigo en el pueblo iraní, desató el más inhumano y peligroso movimiento terrorista internacional, que ampliará sus reservas terroristas y continuará superando cada una de sus amenazas.
Hoy el presidente Obama está siguiendo los pasos de Carter. El Departamento de Estado está haciendo tratos con los talibanes en Afganistán y con la Hermandad Musulmana en Egipto, sin prestar atención a la naturaleza y la historia de estas bandas y los peligros que se sabe que representan, en el futuro, para sus propios pueblos y para el mundo en general.
En conjunto, una perceptible muestra representativa de los medios de comunicación con sede en EE.UU. – que no habían hecho su tarea – compró inmediatamente la propaganda de los islamistas. Los medios de comunicación promocionaron a Khomeini como la Segunda Venida, y lo elogiaron como un santo y justo hombre, que estaba comprometido a defender la humanidad y proporcionar democracia para el pueblo de Irán.
Mientras que Khomeini rechazaba el secularismo, sus partidarios de mentalidad secular fabricaban un poupurrí de acusaciones contra el Shah, para reforzar a su nuevo mesías.
Ahora, sin embargo, extraños treinta años más adelante, y con bajas que están empezando a llegar a los millones, los resultados en Irán son el terrorismo internacional, una muy real amenaza nuclear que puede ser difícil de detener, opresión absoluta, obvia pobreza, y mucho más.
¿Quiénes son los perpetradores? Las mismas personas que estaban en las cárceles del Shah. Aquellos que habían huido de Irán se encuentran ahora en la lista de terroristas del Departamento de Estado.
En los primeros días de la revolución, el entonces Presidente Jimmy Carter envió a toda prisa a Ramsey Clark a París, para traicionar al viejo amigo de EE.UU., que ciertamente no estaba exento de problemas, por un hombre del que no sabían nada.
La CIA, al igual que los medios de comunicación, también había hecho una muy poco valiosa investigación sobre Khomeini. Andrew Young, embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, en varias ocasiones saludó a Khomeini y su revolución islámica – sin saber nada de la historia del pueblo iraní en sus luchas contra la dominación del poder por parte del clero Shiita.
En octubre de 1978, cumpliendo una misión en Nueva York, recuerdo haber oído a los medios de comunicación estadounidenses informando que millones de iraníes salieron a las calles en apoyo de Khomeini.
Los informes eran que el pueblo iraní rechazaba la «modernidad» que el Shah les imponía – una clara señal de que los medios de comunicación eran totalmente ignorantes de la Revolución Constitucional Iraní de 1906, que adoptó la modernidad, la meritocracia y la soberanía del pueblo de Irán.
Ese octubre, cuando regresé a Irán, los ostensibles millones no estaban, en absoluto, en las calles. Sí, había manifestaciones, actos de terrorismo y asesinatos, pero la gente, en su mayoría, hacía bromas acerca de un liderazgo clerical que todavía se creía que era absurdo.
Entre los informes que me decían algunas de las personas en mi oficina – que eran marxistas, de Hezbollah, islámicos marxistas, y así sucesivamente – uno era acerca de cómo las mezquitas les habían entregado dinero con el fin de alquilar multitudes para que marchen por Khomeini. La tarifa habitual se decía que era de aproximadamente $14.50 y un cupón para una comida de shish kebab.
Muammar Khaddafy, tampoco carente de problemas, era un títere soviético de la guerra fría; su relación con Estados Unidos siempre ha sido tensa, por decirlo suavemente. En los últimos años, sin embargo, por diversas razones, Khaddafy ofreció una mano amistosa hacia Estados Unidos, en un esfuerzo por lograr la paz. Cuando el presidente Obama les tendió la mano a los islamistas y a sus defensores, sólo Khaddafy le correspondió. ¿Qué es lo que pasó que hizo que el presidente Obama se negase a negociar con él y, en lugar de eso, eligiera apoyar al pueblo de Libia?
La política de apaciguamiento y negociación permanente con los dictadores islámicos que, en repetidas ocasiones, golpearon la mano extendida del presidente Obama, es adormecer la mente. ¿Por qué ciertos manifestantes de países son apoyados, mientras que otros, como los pueblos de Irán o Siria, son ignorados? Es incomprensible, así como también revelador.
Ésta es La Pregunta que se plantea, una y otra vez, la gente dentro de Irán, y me gustaría tener una respuesta para ellos.
El ataque de la OTAN a Libia, liderada por Estados Unidos, para eliminar a Khaddafy, el hombre que abandonó el terrorismo y su arsenal nuclear y les dio a los británicos un gran contrato petrolero, les enseñó a los dictadores islamistas una gran lección: «Nunca extiendas una mano de amistad a Estados Unidos, si deseas permanecer en el poder. Estados Unidos castiga a los amigos y cede ante los matones y los enemigos».
http://www.hudson-ny.org/2274/arab-spring-questions
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
Creo que el Presidente Obama,con todos mis respetos debe ir pensando en dejar la Casa Blanca.Creo que éste hombre quiere estar en muchos sitios a la vez,sin moverse de casa y al mismo tiempo estar con todos los Presidentes de otros paises sin darles la mano.Algo insólito (existe un refrán español)que dice: con un mismo culo no puedes ocupar tres sillones a la vez.