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| jueves marzo 28, 2024

Vitalicio y pesimista Maestro de Israel


 La Razón-España

peres-methaLo quiera o no, el prestigioso director indio, Zubin Mehta, es uno de los grandes embajadores de Israel. 50 años después de su primer concierto al mando de la Orquesta Filarmónica de este país, Mehta sigue deleitando con su talento y majestuosa batuta. Tras haber dirigido la Filarmónica de Israel en los momentos más críticos como por ejemplo cuando su Tel Aviv era blanco de los misiles Scuds iraquies (1991), el artista no tiene ningún reparo en criticar al actual liderazgo israelí y «la inflexibilidad de las dos partes». Al Maestro no le gusta lo que ve, o en este caso, lo que no ve.

“El Estado de Israel te da las gracias por tu obra creativa y productiva. Llegaste desde el corazón de la India y te has convertido en el maestro de la institución cultural más importante de Israel”, le dijo anoche el presidente Shimon Peres en un acto de homenaje a los primeros 50 años de Mehta con la Filarmónica. “Has estado aquí en los momentos más duros. Bajo tu batuta, la música es más efectiva que la diplomacia”, añadió.

Mehta recordó una anécdota con un soldado israelí en una actuación en el frente de guerra en el 73. «Le pregunté si quería que le trajera algo de beber. Me miró unos segundos y me respondió: ´No quiero beber nada pero quiero saber una cosa, ¿Por qué cambiaste el repertorio la semana pasada en Jerusalén?».

«Estoy orgulloso de estos 50 años en la Filarmónica de Israel y de promover una agenda de paz a través de la música”, dijo un emocionado Mehta que exigió una mayor cooperación entre árabes e israelíes.

La Orquesta Filarmónica de Israel y Mehta.

Mucho ha llovido y dirigido desde que el 23 de mayo del 61 el joven músico indio dirigiera su primer concierto.

Desde entonces, se enamoró de Tel Aviv e Israel que en 1981 le nombró director musical vitalicio de la institución. “La primera vez que vine fue tras una estancia en Europa y sentí que volvía a Asia. Me sentí en casa con esta humedad, calor, el desorden institucionalizado y que todos hablaran al mismo tiempo”, comenta en una entrevista al diario Maariv.

Numerosas instituciones y universidades han puesto su nombre en sus departamentos musicales. Hoteles de lujo tienen «Suite Zubin Mehta». Es el único ciudadano no israelí que ha recibido la máxima condecoración. Premio Israel. Las condecoraciones en el mundo este director de tres orquestas (Israel, Berlín y Viena) son incontables.

En su estable y pasional matrimonio con Israel, el director no oculta su cansancio por la falta de avance del proceso de paz y critica que “las dos partes no se mueven ni un milímetro de sus posiciones”. Al defender a Israel en las últimas décadas y en difíciles forums, Mehta se siente con derecho para afirmar: «Ya no apoyo todo lo que pasa aquí. Veo la falta absoluta de flexibilidad del Gobierno israelí. No puedo aceptar el argumento de garantías de seguridad´, ´garantías de seguridad´ porque yo sé que el mundo apoyará a Israel en temas de seguridad”.

Menos contundente que su íntimo amigo el artista judío Daniel Barenboim, Mehta empieza a estar cansado. Hace una semana, su rostro indicaba preocupación y desespero ante las cámaras de televisión: “En todas las ciudades israelíes hay una calle con el nombre de Ben Gurion, Rabin, Herzl, Jabotinsky, etc.. No creo que ninguno de los actuales líderes tenga en el futuro una calle”.

También acusa al liderazgo palestino del fracaso del proceso de paz y envía un mensaje al grupo islamista Hamas: “Pueden hacer un gesto y liberar al soldado (Guilad Shalit) y sobre todo deben renunciar a su aspiración de destruir el Estado de Israel».

“Los dos lados son muy tercos. ¿Cuántos jefes de diplomacia de EE.UU saludarán para la foto de ocasión a los jefes de Gobierno antes que algo realmente se mueva? Estoy harto de estas fotos para las cámaras de televisión. ¿Cuándo veremos a  dos líderes en las dos partes que digan a sus radicales: ´ Yo sigo mi camino y no me importa perder las próximas elecciones´».

“Yo sé que el pueblo de Israel quiere que haya paz, la mayoría quiere y acepta a los palestinos como vecinos. Lo que no sé es porque no sale a las calles a manifestarse para exigir que esto suceda”, concluye.

Uno de sus sueños es actuar con la Filarmónica en Jordania y Egipto, los únicos países árabes que firmaron la paz con Israel.

“La música no se tiene que entender. Se tiene que amar”, suele decir el director de orquesta más famoso y querido en Israel. Quizás por eso, su desesperado llamamiento a un cambio sea tan escuchado como su repertorio sinfónico.

 
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