Alberto Mazor
El «Russell Tribunal on Palestine» informó esta semana que Sudáfrica juzgará durante el próximo mes de noviembre si existe apartheid en Israel contra el pueblo palestino.
El «Russell Tribunal on Palestine» fue una iniciativa creada por importantes intelectuales, entre los que se encontraban Bertrand Russell y Jean-Paul Sartre, para denunciar en su momento los crímenes cometidos en la Guerra de Vietnam.
Ahora, el grupo busca identificar los puntos de conexión entre la situación actual de los palestinos en Israel y la que vivió la población de color durante el gobierno del apartheid en Sudáfrica. Las reuniones de la fundación se llevan a cabo en Barcelona y Londres.
El juicio popular que se realizará en Johannesburgo contará con la presencia de importantes personalidades de la vida política sudafricana. Abrirá la sesión el obispo Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz, y entre los testigos estará Winnie Mandela, una de las activistas más importantes y controvertidas en la lucha contra el apartheid, que testificará sobre cómo fue su vida bajo el gobierno racial, incluidos sus arrestos domiciliarios, deportaciones y estancias en prisión.
En Israel no nos cabe la menor duda de que las intenciones del grupo son totalmente honestas y benévolas. Ni siquiera nos animamos a adivinar de antemano cuál será el veredicto del jurado; menos aún conociendo el resultado del Informe Goldstone y las resoluciones de las pasadas Conferencias Mundiales contra el Racismo de Durban 1 y 2.
Pero estamos seguros que si de juicios se trata, no conviene realizar algo superficial y dejar las cosas por la mitad. Nadie va a un médico por una simple raspadura en la rodilla. Si ya hay que juzgar comparativamente a Israel vale la pena hacerlo de una forma mucho más integral.
Por ejemplo: ¿Que tal si recurrimos al Cosejo de Derechos Humanos de la ONU para que le proponga a Alemania y Turquía que revisen si en Israel se lleva a cabo un genocidio? ¿Acaso alguien mejor que ellos reúne la suficiente experiencia para hacerlo?
Siguiendo con esa concepción, Argentina podría juzgar si en Israel se combate verdaderamente al terrorismo o si se encubren las investigaciones sobre actos terroristas – con decenas de muertos – otorgando impunidad a los criminales.
Arabia Saudita, Siria y Libia cuentan con bastante capacidad para hacernos un juicio sobre si aquí en Israel respetamos la libertad de expresión.
Irán debería juzgarnos por nuestra legislatura relacionada con las mujeres y los homosexuales; aunque pensándolo bien, conviene dejarles sólo el inciso «mujeres» porque, como todos ya saben, en Irán no hay homosexuales y sobre ese tema sería difícil establecer un punto fiable de comparación.
Pero dejando la ironía a un lado, los israelíes entendemos que no podemos ser perfectos en todo. Por ello, sería bueno que de vez en cuando alguien de afuera nos juzgue comparativamente para así saber en qué debemos mejorar.
No estaría del todo mal, por ejemplo, que Uruguay, flamante Campeón de la Copa América, lleve a cabo un juicio en Montevideo sobre la organización y dirección del fútbol en Israel.
Acatando opiniones de testigos como Forlán, Suárez o Tabárez, sólo podríamos salir ganando. «No se gana así porque sí», dijo el Maestro después de la final. Algo sabrá…
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