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| domingo diciembre 22, 2024

Democracia e Islam


Manuel Coma

28 de Mayo de 2012

GEES

Publicado en La Razón, 26 de mayo de 2012

¿Son ambos términos compatibles? ¿Es posible un sistema que funda en una pieza las genuinas versiones de ambos? En principio no y después tampoco. Más adelante, quién sabe. En todo caso, como mínimo, va para muy largo, en ese punto en que, como decía lord Keynes, estaremos todos muertos.

 
Desde el principio de la supuesta primavera –democrática, se entendía- árabe, para mi nunca ha pasado de revuelta, dije que dadas las realidades sobre el terreno, más democracia, en el sentido de voto auténtico, era más Islam. Ese mundo, que nunca se había desislamizado, había experimentado una reislamización considerablemente intensa en los últimos veinte años o más. Ya quisiera Benedicto XVIII una equivalente recristianización de Europa. Han sido más mezquitas, más velos, más sharía o ley islámica, aunque haya sido colada de rondón. La protesta era contra sus propios dictadores laicos, acusados ni más ni menos que de apóstatas y, desde luego, vendidos a occidente, los cuales respondían diciendo que ellos eran los verdaderos musulmanes y trataban de combinar la represión con la compra de voluntades mediante concesiones, a las que sus rivales sacaron buen partido al tiempo que se adaptaban dulcificando un tanto su oposición.

Una de las características fuertes de la civilización islámica es su inmovilismo, o, quizás sea más justo decir, escasa movilidad. Hasta las rocas evolucionan, no tiene sentido negárselo a las realidades humanes. Pero su modelo y su pauta están en el pasado, el margen de maniobra que le dejan sus textos revelados es mínimo y a ellos retornan siempre para oponerse a los cambios. El mero hecho de recurrir a elecciones, más todavía si votan las mujeres, es una novedad cuya importancia no debe minimizarse. En rigor, el voto es antiislámico y los rigoristas no dejan de proclamarlo. Usurparle la soberanía a Dios. Claro está que votan para elegir a los que se arrogan la representatividad divina, pero los eligen porque quieren. Cambio hay y tiene implicaciones teológicas. Pero democracia no es, porque lo que los elegidos prometen es imponer la sharía, ley islámica. Un pasito se ha dado, están por conocerse las implicaciones. A donde hay que mirar, sobre todo, es a Túnez, donde los islamistas están haciendo más concesiones porque es donde los seculares locales, reivindiquen su islamidad o no, son más fuertes, aunque no mayoritarios. En Siria la lucha contra el dictador tampoco garantiza avances democráticos. En ninguna parte.

 
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