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| martes abril 23, 2024

Otra manzana podrida en la ONU


Hillel Neuer

GINEBRA – Los promotores del hipócrita Consejo de Derechos Humanos de la ONU dicen que dicho Consejo ha sido reformado. Sin embargo, el cuerpo, compuesto por 47 naciones, hoy se rebajó a un nuevo mínimo al instalar a un alto funcionario cuyo trabajo de toda su vida – escribir libros sobre la Segunda Guerra Mundial – convierte a los alemanes en víctimas y a los aliados en criminales de guerra.
Esta tarde, Alfred De Zayas hizo su primera aparición como «Experto Independiente sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo» del consejo. Participé en el debate y tomé la palabra para cuestionarlo. Ahora es la Embajadora de EE.UU., Susan Rice, quien debe actuar.

[Pulse aquí para enviar un correo electrónico instando a la acción]

El puesto fue propuesto por Cuba – el mismo país que interrumpió mis comentarios de hoy – con el fin de criticar a los países occidentales que «quieren dominar al mundo con sus modelos económicos y militares».

A primera vista, De Zayas parece altamente calificado. Nació en La Habana, se crió en Estados Unidos y se graduó de la Escuela de Leyes de Harvard. Pasó 22 años con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para el que sigue trabajando freelance, en su retiro de Ginebra.

Pero un análisis más detallado de los escritos de De Zayas – su sitio web contiene todo, incluyendo los detalles de sus actividades diarias – plantea preguntas inquietantes.

De Zayas no es un negador del Holocausto. Pero, para los negacionistas, es un héroe. Sus publicaciones y conferencias son promocionadas en sitios web como «Comité para el Debate Abierto sobre el Holocausto«. Es fácil ver por qué.

Uno de sus temas principales es que sólo algunos alemanes sabían lo que les estaba sucediendo a sus compatriotas judíos.

En 1996, cuando el historiador Daniel Jonah Goldhagen publicó «Los Verdugos Voluntarios de Hitler», que documenta la complicidad de la amplia población alemana, De Zayas respondió que los alemanes no podrían haber sido antisemitas porque había «muchos judíos alemanes en el círculo de Bismarck» y » muchos matrimonios mixtos«.

Más bien, dijo, era Goldhagen quien era «racista».

Y, argumentó, al igual que los estadounidenses nunca supusieron que su gobierno mataría a los japoneses-americanos enviados a campos de internación, los alemanes no tenían ninguna razón para imaginar que los nazis les harían tales cosas a los judíos.

De Zayas presionó a los alemanes en Canadá para que procesen a los distribuidores del libro de Goldhagen, bajo la acusación de «literatura de odio», y les aconsejó cómo ganar en un tribunal de derechos humanos de la ONU, para el que entonces trabajaba. Refiriéndose a un revisionista canadiense, De Zayas se jactó, en un correo electrónico a sus partidarios, que «Jim Bacque, e incluso yo, visitamos a un abogado en Toronto para sugerir este procedimiento».

Instó a los alemanes en EE.UU. a hacer lo mismo que la comunidad judía que, decía, contribuye con millones de dólares para «el Lobby».

Otros enfoques de sus libros se refieren al sufrimiento de los alemanes durante y, sobre todo, después de la guerra, por las trasferencias de población que, dijo, costaron más de dos millones de vidas alemanas.

Si bien descubrir verdades desagradables es valioso, las acusaciones de De Zayas contra los aliados son invariablemente exageradas, mientras que las atrocidades nazis son minimizadas:

– Churchill y Roosevelt fueron cómplices en «una forma de genocidio» contra los alemanes.
– Debido a que los aliados no fueron procesados ??por sus «bárbaros» y «horribles» crímenes, el Tribunal de Nuremberg que juzgó a los criminales de guerra nazis no tiene «casi ninguna legitimidad«.
– Las propuestas para tratar a Alemania de Henry Morgenthau, miembro judío del gabinete de Roosevelt, eran «racistas» e «inhumanas».
– Llamar único al Holocausto, puede negar el sufrimiento de otros, como el de los alemanes expulsados, «equivalente a una grave violación de sus derechos humanos».

Los estudiosos critican su trabajo como de muy mala calidad y revisionista. De acuerdo con un artículo de 1993 del GermanStudies Review, De Zayas «no hace ningún intento para integrar su trabajo con el de la historiografía existente sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre la Alemania nazi o sobre los crímenes de guerra en general».

Pero Cuba y su pandilla escogió a De Zayas no por sus antecedentes, sino por su actual política.

Como partidario del Tercer Mundo, es poco probable que critique a ninguno de los países que apoyaron su mandato, entre ellos Bangladesh, China, Cuba, Ecuador, Jordania, Kuwait, Malasia, Qatar, Rusia, Arabia Saudita y Uganda.

Segundo, pueden confiar en que De Zayas ataque, diligentemente, a EE.UU., a quien acusó recientemente de «responsabilidad por la desestabilización de la situación de los países en Medio Oriente».

Tercero, De Zayas odia al estado judío. Israel, dice, «surgió del terrorismo contra la población autóctona» sigue siendo «privilegiado en la escena internacional» y, a sus representantes, se les debería negar la acreditación ante la ONU.

Cuando se trata de la Alemania nazi, se centra en el sufrimiento de sus ciudadanos, sin ningún tipo de perspectiva histórica. En cuanto a los israelíes, es exactamente lo contrario.


De Zayas: «Después de una exitosa cacería con Corpsbrüder en 1989»
 
«Es imperativo colocar el conflicto en Gaza en perspectiva histórica. Aquí el opresor es Israel y los oprimidos son los palestinos”.

Para De Zayas, una importante fuente es Norman Finkelstein, autor de «La Industria del Holocausto» y un destacado activista anti-Israel. De Zayas endosó la postura de ocupación de Finkelstein y lo comparó con Sócrates.

Hoy en día, cuando este detractor de las democracias occidentales dispone ahora de un podio mundial de la ONU, deberíamos preguntarnos:
¿Por qué el delegado británico en el comité de selección se unió a los chacales, endosándolo unánimemente? Obviamente La Habana presionó con fuerza por su candidato, pero Londres tenía el deber moral de oponerse.

¿Y cuándo se expresará la embajadora Rice de EE.UU., y exigirá que este lobo con piel de cordero sea despedido?

Hillel Neuer es el director ejecutivo de UN Watch en Ginebra.

 

Traducido de José Blumenfeld (Porisrael.org)
 

 
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