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| viernes abril 19, 2024

La causa palestina es un objeto de culto religioso


Allon Carino, Ramle

Ahmad-Abu

Foto: Dr. Ahmad Abu Halabiya

Es totalmente legítimo simpatizar con la causa palestina, resulta muy entendible que cuando ocurren injusticias por parte del Estado de Israel, haya quien levante la voz a nivel internacional, y es algo que se agradece, eso motiva un sano ejercicio de auto-crítica y reflexión. Aunque también a muchos les pesa reconocer que ese ejercicio se realiza en el mismo Israel, basta abrir los diarios israelíes para darse cuenta del nivel de crítica y libertad de expresión, incluso resulta envidiable para cualquier democracia del mundo que no enfrenta guerra, los líderes políticos se les critica por lo que son; empleados de pueblo y si se demuestra su culpabilidad ante un ilícito, ya sean ministros de gobierno, militares o ex-presidentes, pueden terminar en la cárcel, ciertamente la justicia no tiene la rapidez deseada, pero “quien la hace la paga”, la crítica y discusión es parte de nuestra cultura y sociedad; lamentablemente este ejercicio no se replica del lado árabe, la dialéctica está ausente.

Duros críticos como Noam Chomsky, Norman Filkenstein o Uri Avneri vierten ácidos juicios contra Israel, pero son respetados, nunca sus vidas han estado en peligro a diferencia de los disidentes árabes que deben de vivir encubiertos o en el exilio. En el mundo árabe, discutir, disentir, discrepar es un acto de anatema, y en el caso de los palestinos y sus simpatizantes es un mandato divino desprestigiar a todo aquel que difiere u opina diferente. Los críticos de la causa palestina que han tenido un importante impacto en la media de habla inglesa como Alan Dershowitz; un académico que denuncia la tiranía y fanatismo palestino, ha recibido amenazas en contra de su integridad física.

Es totalmente incongruente que el apoyo acrítico a la causa palestina, se base en el amor incondicional y la defensa prácticamente dogmática, cuasi religiosa, que ciega la razón, rompe el diálogo y favorece el fanatismo, el verdadero amor por un pueblo o una causa no deben ser ajenos a la auto-crítica y la denuncia de sus injusticias, me parece increíble que ningún “humanitario pro-palestino” denuncie los escudos humanos, el adoctrinamiento al odio de los niños, el terrible feminicidio, el preocupante fanatismo religioso, el atropello a los derechos de la mujer musulmana, y la corrupción de los líderes políticos; lo más contradictorio es que esa es la verdadera y formidable manera de ayudar a la sociedad palestina.

Foto: Prof. Alan Dershowitz

Lamentablemente el apoyo visceral, no razonado, la visión donde sólo se puede ver el blanco y el negro y se nulifican todos los espectros, tiene como consecuencia que se hunda aún más a los palestinos, en ese pantano de auto complacencia haciéndolos creer que no importa que hagan, lo que digan, todo está “bien”, todo es justificable, el principio y final de sus males recae únicamente en Israel y ellos no tienen ninguna responsabilidad ni asumir las consecuencias de sus actos, sean legítimos o ilegítimos, tampoco tiene por que justificar sus más condenables conductas y discursos que abonan al odio y fomentan el terrorismo.
Lo peor de todo es que muchos simpatizantes pro-palestinos están conscientes de ello, conocen los claroscuros de la sociedad palestina, pero el dogmatismo y el culto a la causa palestina los acobarda para levantar la voz, y hasta cierto punto es entendible, pero no justificable, nadie quiere ser el primero en cuestionar un culto políticamente correcto, el fanatismo y ceguera intelectual de otros pro-palestinos lo tacharían de traidor, vendido, pro-sionista y otros calificativos a los que se suele recurrir.

En varias ocasiones he tratado de participar en foros pro-palestinos con la más tolerante y pacífica actitud, sin embargo la más mínima y moderada crítica provoca virulentos ataques, dejando la señal que sólo la endogamia ideológica es la única vía intelectual que acompaña a los simpatizantes palestinos, el no reproducir el mismo discurso anti-israelí en forma de rezo es una condena, las palabras respeto y tolerancia son verdaderos neologismos para la gran mayoría de los pro-palestinos.

Los ritos y culto a la muerte

 
Su posición es sumamente cómoda, si un palestino muere por causas de la guerra representa una enorme ganancia para ellos, y como mandato divino deben lucirla al mundo en una macabra peregrinación por las calles donde pasean los cadáveres, como un acto religioso acompañado de las tradicionales consignas de odio, venganza y destrucción para Israel, ellos saben que cada muerto les aporta simpatía internacional, más escudos humanos es igual a más muertos y un negocio publicitario increíble, si matan judíos se canaliza en su bono político de odio, es decir, ¿pase lo que pase con la vida o la muerte ellos ganan?, creen que triunfan al obtener el seguimiento hipnótico de las masas, pero no es así, la sociedad palestina y aquellos creyentes en la paz pierden.
La fe no se cuestiona, es simple: se cree en ella o no, en la causa palestina sé es un virulento creyente en ella y por lo tanto se odia a Israel o simplemente sé es un traidor, como ya se mencionó, no hay lugar para la discrepancia, el señalar un exceso de los palestinos es oportunidad para señalar todos los excesos ciertos o falsos por parte de Israel, pero nunca para denostar un mínimo acto de reflexión, para el pro-palestino, aquel que no apoya la causa palestina esta en contra de ella y señala a los que opinan diferente como borregos del sistema, del “gran satanás”. ¿Acaso ellos sabrán que criticar una posición no necesariamente es apoyar otra?

El rezo perfecto es comparar a Israel con el régimen nazi y todo aquel que apoya el Estado de Israel se convierte en un neonazi, asesino o inhumano, en pocas palabras encarna el mismo maligno en su cuerpo no importa que muchos sean reconocidos pacifistas y críticos del las políticas de Israel, resulta increíble que ninguna nación en el mundo proporcional a su población y a su territorio ha sido objeto de tantos editoriales negativos, protestas universitarias, boicots de todo tipo, ningún miembro de la ONU ha recibido amenazas de exterminio como Israel, en pocas ocasiones las bajas civiles israelíes han sido condenadas por la ONU, también proporcional a sus dimensiones es la nación que mas inventos, patentes, artículos científicos y libros ha aportado al bienestar del mundo. Israel cuenta con una población de 7.4 millones de habitantes (20% árabes y 80% judíos), ha ganado 10 premios Nobel; proporcional a su población es la nación más galardonada del mundo, uno por cada 700 mil habitantes, sus inventos y aportaciones al bienestar de la humanidad se miden por decenas, pero esto es totalmente invisible para muchos de los seguidores hipnóticos de la causa palestina, con sus honrosas excepciones.

La intimidación de los más radicales ha funcionado en varios casos, desde el boqueo en las redes sociales para los que debatimos con ideas, hasta amenazas de muerte hacia los detractores del fanatismo palestinos, además han logrado posicionar exitosamente la idea de que los derechos humanos son propiedad exclusiva de los palestinos, y si no fuera suficiente tiene sus verdaderos profetas de la muerte.

Sus profetas

 
La gran mayoría de ellos vinculados con Al Qaeda, como el Sheik Ibrahim Murdeiris. Afirma que la simple existencia de Israel es una derrota al Islam, que Israel es un cáncer o un mal parecido al SIDA destructor de la vida, los judíos están detrás de todos los sufrimientos de las naciones, por lo tanto es un deber de los musulmanes matar cada judío de la tierra. 

Otro ejemplo es el Dr. Ahmad Abu Halabiya, quien propaga que no debe haber la mínima misericordia para destruir a los judíos y a cada estadounidense que simpatice con ellos, argumenta que Israel es la espada de los cruzados (cristianos).

El Sheikh Hussein Mahmud, afirma que toda flotilla de la libertad a Israel debe de ser suicida y critica fuertemente a la respuesta de turca al considerarla “suave”, según él, debió declarar una guerra santa contra Israel, quemar su embajada y asesinar cada judío de Turquía, y por cierto, caen en un tétrico ridículo, añade que en las flotillas no debe haber mujeres rubias, cristianos, judíos o ateos “los musulmanes no deben mezclarse con ellos”. El adoctrinamiento de los niños es quizá lo más impactante, donde cuentos, poemas, crucigramas son elaborados para niños glorificando a los suicidas exaltando el asesinato de judíos. Todos los casos anteriormente citados pueden se leídos en el sitio web: memri.org.

Las redes sociales son el caballo de Troya

 
Las redes sociales antisemitas generan un ejército de difamadores de Israel y de las comunidades judías, cada vez están más radicalizados y eclipsan los hechos políticos y religiosos, justificando el emergente odio hacia Israel, cada día se añaden nuevos adeptos que son rápidamente adoctrinados, un peligro se cierne en las redes sociales contra el pueblo judío y los esfuerzos para combatirlos son pocos e insuficientes. Por otro lado generan una indulgencia ante los más reprobables actos de los radicales palestinos sin la menor condena.

La solución del conflicto palestino-israelí lamentablemente llevará años, si realmente se ama al pueblo palestino hay muchas cosas que se pueden combatir desde ahora para que lentamente se aprecien los resultados, el fanatismo religioso, los derechos de las mujeres y el adoctrinamiento de la infancia no deben de esperar, por algún lugar debe de empezar su protección. La corrupción de Hamás o la Autoridad Nacional Palestina no tiene presión de la opinión pública internacional para atacarla eficazmente, la cultura de la corrupción esta muy arraigada en la sociedad palestina (y en general en el mundo árabe), el soborno es el lubricante que hace que las maquinaria funcione, y combatir la corrupción es un proceso generacional, estos son algunos puntos deben ser atacados con firmeza para aquel que simpatiza sanamente por la causa palestina.

 
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