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| sábado abril 20, 2024

Parasha Matot-Maasei


parashaMoshé trasmite las leyes de anulación de juramentos a los jefes de las tribus de Israel.

Se forma un ejército integrado por mil hombres de cada tribu para ir a la guerra contra Midian, pues fue este pueblo el que intentó corromper moralmente al pueblo de Israel.

La guerra concluye victoriosamente. Cinco reyes de Midian y el hechicero Bilaam son muertos.

El ejército retorna victorioso y el botín tomado a Midian es repartido entre el pueblo, los guerreros, los levitas y los sacerdotes.

Las tribus de Rubén y Gad, a las que luego se agrega media tribu de Menashé, que poseían numerosos rebaños, solicitan las tierras al este del Jordán, lo que antes había sido los reinos de Og y Sijón, reyes de los emorreos. Al principio Moshé se enoja con ellos, pues piensa que se encuentra ante una rebelión similar a la de los espías. Pero cuando los jefes le aseguran que tras poner a buen recado a sus hijos y ganados, acompañarán a las tribus restantes en la conquista de la tierra de Israel, constituyéndose en la vanguardia, Moshé accede a su pedido.

Luego son descriptas las cuarenta y dos jornadas del pueblo de Israel desde la salida de Egipto hasta la llegada a la llanura de Moab.

Son fijados los límites de la Tierra Prometida y se establecen las ciudades de refugio a las que pueda huir el asesino involuntario para evitar la venganza de los parientes del muerto.

Las hijas de Tzelofjad, que heredan lo que le corresponde a su padre se casan con miembros de su misma tribu, así la heredad no pasa a formar parte de las tierras de otra tribu.

MAS SOBRE LAS TRES SEMANAS


“Este es un Fariseo…”, “Cuidado con los Saduceos…”, “¡Hay que resistir al invasor!” “Mantengamos la calma” “¡Herejes!” “Ustedes son los herejes”, “¡Cobardes!” “¿Qué van a ganar enfrentando a Roma?”


Y estalló la violencia, los enfrentamientos, la matanza entre hermanos. Y hace dos mil años Jerusalén caía en manos de los romanos y el Templo era destruido, comenzando el exilio que nos costó matanzas y persecuciones a lo largo de las centurias, persecuciones que culminaron con el Holocausto.

“Porque los religiosos…”

“Los laicos están…”

“La izquierda es…”

“A la derecha hay que…”


Otra vez enfrentamientos, sobre todo en Israel. Nuevamente hermano contra hermano. De las palabras se pasa a los hechos. Divisionismo, ambiciones, negar la validez de la opinión del otro. ¿Qué consecuencias traerá? Debemos aprovechar estos días para reflexionar.

Nuestras desgracias comenzaron por la rivalidad entre hermanos, y sólo el amor entre hermanos posibilitará que estos días se conviertan no en días de duelo, sino en días de alegría. ¿Cómo debe ser este amor? Basado en el respeto a la forma de ser y de pensar del otro, basado en la comprensión y la aceptación de las diferencias, y en defender la libertad del otro de expresar sus opiniones, aunque ellas no coincidan con las nuestras. Ese es el verdadero amor entre hermanos, el “te amo a pesar de…”. Y sólo a través de ese amor desinteresado llegará el día en que, de la mano del Mashíaj veamos al Templo reconstruido en todo su esplendor.

¡Hallé un líder!

Por Levi Avtzon

Usted no necesita tener un cerebro conectado con la política para interpretar las señales cuando un político se presenta a elección. Los ideales y principios invariablemente se desechan en favor de los objetivos más importantes: la popularidad y elegibilidad. «Um, después de pensarlo, he cambiado de opinión respecto a este tema…».

Hábleme de él.

Un presidente que se presenta para la reelección suele ser diferente de un presidente debilitado. El primero es una persona cuyos principios son esclavos de sus ambiciones, el segundo es a menudo uno cuya ambición está dirigida por sus principios.

A menos, claro, que esté preocupado por su legado, en cuyo caso la sólida roca de sus principios es volada por la dinamita.

Gracias a Di-s, sin embargo, están los pocos dirigentes que entran al universo del liderazgo sólo por el bien del pueblo, no por el interés de crear un «legado» ni por el objetivo tan importante de «Me encanta ver mi foto en las revistas».

Moisés fue el paradigma de esta línea de liderazgo.

Hacia el final del libro de Números se lee:

Di-s, dijo a Moisés: «Toma venganza en nombre de los hijos de Israel contra los madianitas, después de lo cual serás reunido con tu pueblo [un eufemismo que significa fallecer]».

En otras palabras, Di-s ordenó a Moisés batallar contra los madianitas, después de lo cual iba a fallecer. Muy sencillo. Pero cuando llegó el momento de que Moisés transmitiera la orden al pueblo judío, la instrucción fue con algunos recortes:

Y Moisés habló al pueblo, diciendo: «Armen para ustedes a los hombres de ejército, para ir contra Madián y llevar a cabo la venganza de Di-s sobre Madián…».

Oigan, ¿qué pasó con la segunda parte? ¿Por qué no dijo Moisés a los judíos toda la historia —que después de la guerra su tiempo se terminaría?

El comentarista bíblico Kli Iakar comparte una explicación fascinante:

Si Moisés hubiera dicho a los judíos toda la historia, los judíos no habrían salido a la batalla, sabiendo que todo el tiempo en que la batalla no se librara, su líder no iba a morir. Ellos combatirían al destino.

Moisés lo sabía, por lo que omitió la segunda mitad de la instrucción de Di-s.

Si Moisés hubiera transmitido al pie de la letra la instrucción, ¿podría haber sido criticado? Tal vez los judíos no habrían ido a la guerra. Pero él no habría hecho nada malo, no era más que la transmisión de las órdenes, ¡y él se quedaría (para promover su «legado»)!

Pero Moisés sabía que Di-s quería que se peleara esa guerra lo antes posible. Así que voluntariamente puso en marcha el proceso que conduciría inevitablemente a su muerte, en aras de satisfacer los deseos de su Creador.

No se trataba de mantener el asiento. Se trataba de hacer lo correcto.

Gracias, Moisés. Es bueno saber que hay otro aspecto para el liderazgo.

(Extraído de www.es.chabad.org)

 

(Contacto: jabad_esp@yahoo.com.ar)

 

 
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