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| domingo diciembre 22, 2024

Palabras del Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu Durante el Debate General de la 68ª Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas


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Primer Ministro Benjamin Netanyahu: Gracias, Sr. Presidente.

Me siento profundamente honrado y privilegiado por estar aquí hoy, ante ustedes, representando a los ciudadanos del Estado de Israel. Somos un pueblo antiguo. Nos remontamos a hace casi 4.000 años, a Abraham, Isaac y Jacob. Hemos viajado a través del tiempo. Hemos superado la mayor de las adversidades.

Y restablecimos nuestro estado soberano en nuestra patria ancestral, la tierra de Israel.

Ahora, la odisea del pueblo judío a través del tiempo nos ha enseñado dos cosas: Nunca perder la esperanza, siempre mantenerse vigilante. La esperanza traza el futuro. La vigilancia lo protege.

Hoy, nuestra esperanza para el futuro es desafiada por un Irán con armas nucleares que procura nuestra destrucción. Pero quiero que sepan que no siempre ese fue el caso. Hace alrededor de 2.500 años, el gran rey persa Ciro terminó con el exilio babilónico del pueblo judío. Emitió un famoso edicto por el que proclamó el derecho de los judíos a regresar a la tierra de Israel y reconstruir el templo judío en Jerusalén. Ese es un decreto persa. Y así comenzó una amistad histórica entre los judíos y los persas, que duró hasta los tiempos modernos.

Pero en 1979 un régimen radical en Teherán trató de acabar con esa amistad. Cuando estaba ocupado aplastando la esperanza del pueblo iraní por la democracia, siempre los encabezaba con cantos salvajes de «muerte a los judíos”.

Ahora bien, desde entonces, los presidentes de Irán han ido y venido. Algunos presidentes fueron considerados moderados, otros de línea dura. Pero todos ellos han servido a ese mismo implacable credo, a ese mismo implacable régimen, a ese credo que está desposado con, y aplicado por, el poder real en Irán, el dictador conocido como líder supremo, el Ayatollah Khomeini primero y ahora el Ayatollah Khamenei.

El Presidente Rouhani, como los presidentes que le antecedieron, es un leal servidor del régimen. Fue uno de los seis únicos candidatos a los que el régimen permitió postularse para el cargo. Vean, casi 700 otros candidatos fueron rechazados.

Entonces, ¿qué lo hizo aceptable? Bueno, Rouhani encabezó el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán desde 1989 hasta 2003. Durante ese período, secuaces de Irán balearon a líderes de la oposición en un restaurante de Berlín. Asesinaron a 85 personas en el centro comunitario judío en Buenos Aires. Mataron a 19 soldados estadounidenses volando las Torres Khobar en Arabia Saudita.

¿Podemos creer que Rouhani, el asesor de seguridad nacional de Irán en ese período, no sabía nada acerca de estos ataques?

Por supuesto lo sabía, del mismo modo que, hace 30 años, los jefes de seguridad de Irán sabían acerca de los atentados con bombas en Beirut que mataron a 241 marines estadounidenses y 58 paracaidistas franceses.

Rouhani fue también el jefe negociador nuclear de Irán entre 2003 y 2005. Planeó la estrategia que le permitió a Irán avanzar en su programa de armas nucleares detrás de una cortina de humo de compromisos diplomáticos y retórica muy relajante.

Ahora lo sé: Rouhani no suena como Ahmadinejad. Pero cuando se trata del programa de armas nucleares de Irán, la única diferencia entre ellos es la siguiente: Ahmadinejad era un lobo con piel de lobo. Rouhani es un lobo con piel de oveja, un lobo que cree que puede colocar una venda sobre los ojos de la comunidad internacional.

Bueno, como a todo el mundo, a mí me gustaría que pudiéramos creer las palabras de Rouhani, pero debemos centrarnos en las acciones de Irán. Y es el descarado contraste, esta extraordinaria contradicción entre las palabras de Rouhani y las acciones de Irán, lo que es tan sorprendente. Rouhani estuvo en este mismo podio la semana pasada y elogió la democracia iraní – las democracias iraníes. Pero el régimen que él representa ejecuta a centenares de disidentes políticos y encarcela a miles.

Rouhani habló de, cito, «la tragedia humana en Siria». Sin embargo, Irán participa directamente en el asesinato y la masacre de decenas de miles de hombres, mujeres y niños inocentes en la Siria de Assad. Y ese régimen está apuntalando un régimen sirio que acaba de utilizar armas químicas contra su propio pueblo.

Rouhani condenó el, cito, «violento flagelo del terrorismo». Sin embargo, sólo en los últimos tres años, Irán ha ordenado, planeado o perpetrado ataques terroristas en 25 ciudades en cinco continentes.

Rouhani denuncia, cito, «los intentos de cambiar el equilibrio regional a través de apoderados» Sin embargo, Irán está desestabilizando activamente a Líbano, Yemen, Bahrein y muchos otros países de Medio Oriente.

Rouhani promete, cito, «un compromiso constructivo con otros países». Sin embargo, hace dos años, agentes iraníes trataron de asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington, DC. Y hace apenas tres semanas, un agente iraní fue detenido tratando de recopilar información para posibles ataques contra la embajada estadounidense en Tel Aviv. Algunos compromisos constructivos.

Me gustaría poder estar conmovido por la invitación de Rouhani a unirnos a su ola – un mundo en contra de la violencia y el extremismo. Sin embargo, las únicas olas que Irán ha generado, en los últimos 30 años, son olas de violencia y terrorismo que ha desatado en la región y en todo el mundo.

Señoras y señores, me gustaría poder creerle a Rouhani, pero no le creo porque los hechos son tercos, y los hechos son los que los salvajes antecedentes de Irán contradicen rotundamente la retórica tranquilizadora de Rouhani.

El viernes pasado Rouhani nos aseguró que en la realización de su programa nuclear, Irán – ésta es una cita – Irán nunca ha elegido el engaño y el secreto, nunca ha elegido el engaño y el secreto. Pues bien, en 2002 Irán fue sorprendido in fraganti construyendo secretamente una instalación subterránea de centrifugación en Natanz. Y después, en 2009, Irán fue nuevamente sorprendido in fraganti construyendo secretamente una enorme instalación nuclear subterránea de enriquecimiento de uranio en una montaña cerca de Qom.

Rouhani nos dice que no nos preocupemos. Nos asegura que todo esto no ha sido diseñado para armas nucleares. ¿Alguno de ustedes cree eso? Si lo creen, he aquí una serie de preguntas que podrían formular. ¿Por qué un país que afirma que sólo quiere energía nuclear con fines pacíficos, por qué un tal país construye ocultas instalaciones subterráneas de enriquecimiento?

¿Por qué un país con vastas reservas naturales de energía invierte miles de millones en el desarrollo de energía nuclear? ¿Por qué un país que intenta meros programas nucleares civiles sigue desafiando múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad e incurre en el tremendo costo de sanciones que paralizan su economía?

¿Y por qué un país con un programa nuclear pacífico desarrolla misiles balísticos intercontinentales, cuyo único objetivo es portar ojivas nucleares? No se construyen MBIC para llevar TNT a miles de kilómetros de distancia; se los construye con un propósito, para portar ojivas nucleares. E Irán está construyendo ahora MBIC que, en tres o cuatro años, Estados Unidos dice que podrían alcanzar a esta ciudad.

¿Por qué hacen todo esto? La respuesta es simple. Irán no está desarrollando un programa nuclear con fines pacíficos; Irán está desarrollando armas nucleares. Sólo el año pasado, Irán enriqueció tres toneladas de uranio al 3,5 por ciento, duplicó sus reservas de uranio enriquecido al 20 por ciento y añadió miles de nuevas centrifugadoras, incluidas centrifugadoras avanzadas. También continuó trabajando en el reactor de agua pesada en Irak; eso es para tener otra ruta para la bomba, un camino para plutonio. Y desde la elección de Rouhani – y subrayo esto – este vasto y febril esfuerzo ha continuado sin cesar.

Señoras y señores, instalaciones nucleares subterráneas, reactores de agua pesada, centrifugadoras avanzadas, MBIC. Vean, no es tan difícil encontrar evidencia de que Irán tiene un programa nuclear, un programa de armas nucleares, lo que es difícil es encontrar pruebas de que Irán no tiene un programa de armas nucleares.

El año pasado, cuando hablé aquí en la ONU, tracé una línea roja. Ahora, Irán ha tenido mucho cuidado de no cruzar esa línea pero Irán se está posicionando para atravesar esa línea en el futuro, cuando lo elija. Irán quiere estar en condiciones de apresurarse a construir bombas nucleares antes de que la comunidad internacional sea capaz de detectarlo y, mucho menos, de evitarlo.

Sin embargo, Irán se enfrenta a un gran problema, y ese problema puede resumirse en una palabra: sanciones. Durante muchos años he sostenido, incluso en esta tribuna, que la única manera de evitar pacíficamente que Irán desarrolle armas nucleares es combinar duras sanciones con una amenaza militar creíble. Y hoy, esa política está dando frutos. Gracias a los esfuerzos de muchos países, muchos representados aquí, y bajo el liderazgo de Estados Unidos, las duras sanciones le han quitado un gran bocado a la economía iraní.

Los ingresos del petróleo han caído. La moneda se ha desplomado. Los bancos están en apuros para transferir dinero. Así que, como resultado, el régimen está bajo intensa presión de la población iraní para que logre aliviar o eliminar las sanciones.

Es por eso que Rouhani fue elegido, en primer lugar. Es por eso que lanzó su ofensiva de encantamiento. Decididamente quiere que se levanten las sanciones; os lo garantizo. Pero no quiere renunciar, a cambio, al programa de armas nucleares de Irán.

Ahora tiene una estrategia para lograr este objetivo. Primero, sonreír mucho. Sonreír nunca viene mal. Segundo, paz, democracia y tolerancia de boca para afuera. Tercero, ofrecer concesiones insignificantes a cambio de levantar las sanciones. Y cuarto, y lo más importante, asegurar que Irán retenga suficiente material nuclear y suficiente infraestructura nuclear para correr hacia la bomba en el momento en que decida hacerlo.

¿Saben por qué Rouhani cree que puede salirse con la suya? Quiero decir, esto es un ardid. Es una estratagema. ¿Por qué cree Rouhani – cree que puede salirse con la suya? Porque – porque se ha salido con la suya antes, porque su estrategia de hablar mucho y hacer poco le ha funcionado en el pasado.

Incluso se jacta de ello. Esto es lo que dijo en su libro de 2011 sobre su época como jefe negociador nuclear de Irán, y cito: «Mientras estábamos hablando con los europeos en Teherán, estábamos instalando equipamiento en Isfahan».

Ahora, para aquellos de ustedes que no saben, la instalación de Isfahan es una parte indispensable del programa de armas nucleares de Irán. Ahí es donde el mineral de uranio denominado torta amarilla [NT: óxido de uranio enriquecido] se convierte en una forma enriquecible. Rouhani se jactó, y cito, «Mediante la creación de un ambiente tranquilo – un ambiente tranquilo – hemos sido capaces de completar el trabajo en Isfahan». Engañó al mundo una vez. Ahora cree que puede engañarlo de nuevo.

Ya ven, Rouhani cree que puede tener su torta amarilla y también comérsela. Y tiene otra razón para creer que, en esto, puede salirse con la suya. Y esa razón se llama Corea del Norte. Al igual que Irán, Corea del Norte también decía que su programa nuclear era para propósitos pacíficos. Al igual que Irán, Corea del Norte también ofreció concesiones sin sentido y promesas vacías a cambio de aliviar sanciones.

En 2005, Corea del Norte aceptó un acuerdo que fue celebrado en todo el mundo por muchas personas bien intencionadas. Esto es lo que el editorial del New York Times dijo al respecto, cito: «Desde hace años, personas con información privilegiada en política exterior han señalado a Corea del Norte como la peor pesadilla, una dictadura cerrada, hostil y paranoica, con un programa de armas nucleares agresivo. Muy pocos podían imaginar un resultado exitoso y, sin embargo, Corea del Norte aceptó esta semana, en principio, desmantelar su programa de armas nucleares, volver al Tratado de No Proliferación, respetar las garantías del tratado y admitir a inspectores internacionales».

Y, por último, «la diplomacia, parece, funciona después de todo”. Señoras y señores, un año más tarde, Corea del Norte detonó su primer artefacto nuclear.

Sin embargo, tan peligroso como pueda ser una Corea del Norte con armas nucleares, palidece en comparación con el peligro de un Irán con armas nucleares. Un Irán con armas nucleares sería tomar del cuello a los principales suministros energéticos del mundo. Desencadenaría la proliferación nuclear en Medio Oriente, convirtiendo a la zona más inestable del planeta en un polvorín nuclear. Y por primera vez en la historia, haría del espectro del terrorismo nuclear un peligro inminente. Un Irán con armas nucleares en Medio Oriente no sería otra Corea del Norte. Sería otras 50 Coreas del Norte.

Ahora, sé que algunos en la comunidad internacional piensan que estoy exagerando esta amenaza. Seguramente saben que el régimen de Irán encabeza estos cánticos, «muerte a Estados Unidos, muerte a Israel», que promete borrar a Israel del mapa. Pero piensan que esta salvaje retórica son sólo bravatas para consumo interno. ¿Estas personas no han aprendido de la historia? El siglo pasado nos ha enseñado que cuando un régimen radical con ambiciones globales obtiene formidable poder, tarde o temprano, su apetito por la agresión no conocerá límites.

Esa es la lección principal del siglo XX. Y no podemos olvidarlo. El mundo puede que haya olvidado esa lección. El pueblo judío no la ha olvidado.

El fanatismo de Irán no es jactancia. Es real. A un régimen fanático nunca se le debe permitir que se arme con armas nucleares. Sé que el mundo está cansado de guerras. En Israel, conocemos muy bien el costo de la guerra. Pero la historia nos ha enseñado que para evitar la guerra de mañana, debemos ser firmes hoy.

Y esto plantea la pregunta, ¿puede la diplomacia frenar esta amenaza? Bueno, la única solución diplomática que funcionaría es la que desmantele completamente el programa nuclear de Irán e impida que lo tenga en el futuro.

El presidente Obama ha dicho, con razón, que las palabras conciliadoras de Irán deben corresponderse con acciones transparentes, verificables y significativas. Y para que tenga sentido, una solución diplomática requeriría que Irán haga cuatro cosas. Primero, poner fin a todo enriquecimiento de uranio. Esto es exigido por varias resoluciones del Consejo de Seguridad. Segundo, retirar del territorio de Irán las reservas de uranio enriquecido. Tercero, desmantelar la infraestructura que capacita ataques nucleares, incluyendo la instalación subterránea de Qom y las centrifugadoras avanzadas en Natanz.

Y cuatro, detener todo el trabajo en el reactor de agua pesada en Irak destinado a la producción de plutonio. Estos pasos podrían poner fin al programa de armas nucleares de Irán y eliminar su capacidad de ruptura.

Están aquellos que aceptarían fácilmente dejar a Irán con una capacidad residual para enriquecer uranio. Les aconsejo prestar mucha atención a lo que dijo Rouhani en su discurso ante el Consejo Supremo Revolucionario Cultural. Esto fue publicado en 2005. Cito. Esto es lo que dijo:

«Un país que pueda enriquecer uranio a aproximadamente el 3,5 por ciento, tendrá también la capacidad para enriquecerlo a aproximadamente el 90 por ciento. Tener la capacidad del ciclo de combustible, prácticamente significa que un país que posee esta capacidad es capaz de producir armas nucleares». Precisamente. Esta es la razón por la que el programa nuclear de Irán debe ser desmantelado completa y verificablemente. Y es por eso que la presión sobre Irán debe continuar.

Así que aquí está lo que la comunidad internacional debe hacer: Primero, mantener las sanciones. Si Irán avanza en su programa de armas nucleares durante las negociaciones, reforzar las sanciones.

Segundo, no aceptar un acuerdo parcial. Un acuerdo parcial levantaría las sanciones internacionales, que ha tomado años poner en vigencia, a cambio de concesiones cosméticas que tomarán tan sólo unas semanas para que Irán las revierta.

Tercero, levantar las sanciones sólo cuando Irán desmantele totalmente su programa de armamento nuclear. Amigos míos, la comunidad internacional tiene a Irán contra las cuerdas. Si quieren eliminar el programa nuclear de Irán pacíficamente, no aflojen la presión. Manténganla.

Todos queremos darle a la diplomacia con Irán una oportunidad de tener éxito, pero cuando se trata de Irán, cuanto mayor sea la presión, mayor será la probabilidad. Hace tres décadas, el Presidente Ronald Reagan acertadamente aconsejó, «confiar pero verificar». Cuando se trata del programa de armas nucleares de Irán, aquí está mi consejo: Desconfiar, desmantelar y verificar.

Señoras y señores, Israel nunca consentirá que armas nucleares estén en manos de un régimen granuja que promete repetidamente borrarnos del mapa. Contra tal amenaza, Israel no tendrá otra opción que defenderse.

No quiero que haya ninguna confusión sobre este punto. Israel no permitirá que Irán consiga armas nucleares. Si Israel se ve obligado a estar solo, Israel estará solo. Sin embargo, estando solo, Israel sabrá que estaremos defendiendo a muchos, muchos otros.

Los peligros de un Irán con armas nucleares y el surgimiento de otras amenazas en nuestra región, han llevado a muchos de nuestros vecinos árabes a reconocer, reconocer finalmente, que Israel no es su enemigo. Y esto nos permite la oportunidad de superar las animosidades históricas y construir nuevas relaciones, nuevas amistades, nuevas esperanzas.

Israel da la bienvenida al compromiso con el mundo árabe en su conjunto. Esperamos que nuestros intereses comunes y desafíos comunes ayuden a forjar un futuro más pacífico. E Israel sigue buscando un compromiso histórico con nuestros vecinos palestinos, uno que termine con el conflicto de una vez por todas. Queremos la paz basada en la seguridad y el reconocimiento mutuo, en el que un estado palestino desmilitarizado reconozca al estado judío de Israel. Sigo comprometido al logro de una reconciliación histórica y la construcción de un mejor futuro tanto para los israelíes como para los palestinos.

Ahora, no me hago ilusiones sobre cuán difícil será lograrlo. Hace veinte años comenzó el proceso de paz entre Israel y los palestinos. Seis primeros ministros israelíes, incluyéndome, no han tenido éxito en el logro de la paz con los palestinos. Mis predecesores estaban dispuestos a hacer dolorosas concesiones. También yo lo estoy. Pero hasta el momento los líderes palestinos no han estado dispuestos a ofrecer las dolorosas concesiones que deben hacer con el fin de poner fin al conflicto.

Para que se logre la paz, los palestinos deben reconocer finalmente al estado judío, y deben cumplirse las necesidades de seguridad de Israel.

Estoy dispuesto a hacer un compromiso histórico para una paz genuina y duradera, pero nunca comprometeré la seguridad de mi pueblo y de mi país, el único estado judío.

Señoras y señores, un frío día de finales del siglo XIX, mi abuelo Nathan y su hermano menor Judah estaban parados en una estación de tren, en el corazón de Europa. Fueron vistos por un grupo de matones antisemitas que corrió hacia ellos agitando garrotes, gritando «Muerte a los judíos».

Mi abuelo le gritó a su hermano menor que huyera y se salvara, y se quedó solo frente a la multitud furiosa para que redujera la velocidad. Lo golpearon sin sentido, lo dejaron por muerto y, antes de perder el conocimiento, cubierto con su propia sangre, se dijo «¡Qué vergüenza, qué vergüenza! Los descendientes de los Macabeos yacen en el barro sin poder defenderse».

Entonces se prometió que, si vivía, llevaría a su familia a la patria judía y ayudaría a construir un futuro para el pueblo judío. Me encuentro hoy aquí como primer ministro de Israel, porque mi abuelo cumplió esa promesa.

Y tantos otros israelíes tienen una historia similar, un padre o un abuelo que huyó de toda concebible opresión y llegó a Israel para comenzar una nueva vida en nuestra antigua patria. Juntos hemos transformado un pueblo judío apaleado, dejado por muerto, en una vibrante y próspera nación, que se defiende con el valor de modernos Macabeos, que desarrolla ilimitadas posibilidades para el futuro.

En nuestros tiempos se están cumpliendo las profecías bíblicas. Como dijo el profeta Amos, reconstruirán las ciudades en ruinas y las habitarán. Plantarán viñas y beberán su vino. Cultivarán huertos y comerán sus frutos. Y yo los plantaré sobre su tierra para que nunca sean nuevamente desarraigados.

(En hebreo).

Señoras y señores, el pueblo de Israel ha vuelto a casa para nunca más ser desarraigado.

 

Link en ingles:
https://www.facebook.com/IsraeliPM/posts/724687300879351

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusión: Porisrael.org

Esta traducción fue hecha para Porisrael.org tomada directamente desde la pagina del Primer Ministro

 
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