Ante la visita del Presidente de Estados Unidos Barack Obama a Arabia Saudita, prevista para el 28 de marzo, 2014, el director del canal de televisión Al-Arabiya TV y ex editor del diario saudita Al-Sharq Al-Awsat con sede en Londres, ´Abd Al-Rahman Al-Rashed, escribió un artículo sobre las relaciones sauditas-estadounidenses. En este, argumentó que estas relaciones son importantes y estratégicas, pero que los Estados Unidos deben entender que la amistad no significa subordinación y que Obama no tiene derecho de decirle a los saudíes cómo manejar sus asuntos.
En relación al tema del dossier nuclear iraní, Al-Rashed llamó a darle una oportunidad a las negociaciones con Irán, por el bien de la posibilidad, aunque remotas, de que los Estados Unidos se encargue de moderar la política de Irán.
Lo siguiente son extractos del artículo: [1]
«Si el Presidente de los [Estados Unidos] Barack Obama no pospone su visita prevista a la capital saudí, será su visita más importante al reino desde que asumió la presidencia… Ha habido muchas especulaciones en cuanto a qué temas [serán discutidos durante la visita], incluyendo Siria, las negociaciones en materia nucleares con Irán, la compra de armas rusas por [Arabia Saudita] para Egipto, etc., pero ha habido muy pocas [declaraciones sobre esta materia] por la Casa Blanca. La Asesora de Seguridad Nacional [estadounidense], Susan Rice sí mencionó algunos temas, tal vez la [declaración] más significativa fue que ´durante la visita Obama expresará su compromiso con la seguridad en el Golfo». Esto indica que Obama quiere asegurarle a los saudíes que los Estados Unidos no abandonará su largo compromiso de años con la seguridad de Arabia Saudita y el Golfo, un compromiso [originalmente] hecho por [Dwight] Eisenhower [en 1957 como parte de] lo que se conoce como la Doctrina Eisenhower… [2]
«Las relaciones Estados Unidos-Arabia Saudita, lanzada en 1933, son casi las únicas [instancias] de [relaciones] estables en la región. Ambas partes se han acostumbrado a las crisis entre ellos, lo que ha puesto a prueba estas relaciones, y no sólo en la época de Obama, cuya política difiere de Arabia Saudita en muchas cuestiones, [tales como] Egipto, Bahréin, Siria e Irán.
«El Rey saudita ´Abdallah bin ´Abd Al-´Aziz es un hombre valiente que ha tomado decisiones de peso en ambos asuntos internos y externos. ¿Quién hubiera soñado ver los tanques saudíes cruzar el puente [entre Arabia Saudita y Bahréin] para apoyar al régimen de Bahréin, [un paso que fue tomado] cuando Arabia Saudita se dio cuenta del peligroso plan iraní de cambiar [el régimen allí] a la sombra de la Primavera Árabe en la región? ¿Quién [sino el rey] se hubiese atrevido… a apoyar [al Ministro de Defensa egipcio] General Abd Al-Fattah Al-Sisi sin dudarlo? Quién [más] podría hacer frente al peor conflicto experimentado alguna vez en la región apoyando, durante tres años sin descanso, la revolución contra el aliado de Irán, el régimen de Bashar Al Assad, y en contra de las fuerzas de Irán y Hezbolá? ¿Quién hubiera imaginado que [el ex] presidente yemení ´Alí Abdallah Saleh sería depuesto como parte de un acuerdo forjado por Arabia Saudita en aras de establecer un régimen popular moderado [en Yemen]?
«El hecho es que los Estados Unidos, que no está de acuerdo con Arabia Saudita [en muchos temas] – excepto en el tema de Yemen – debe entender que la amistad no es subordinación. La desconfianza [de los Estados Unidos] puede ser por la sensación general que prevalece en la región de que el Presidente Obama ha optado por una política de distanciamiento de [los Estados Unidos] en la región y salir del mismo. Por lo tanto, Obama no tiene derecho a decidir por los saudíes sobre el cómo manejar sus asuntos y el cómo defenderse a sí mismos.
«A pesar de los muchos desacuerdos [entre ambos países], Arabia Saudita entiende que las relaciones con los Estados Unidos son estratégicos en lugar de tácticas y no se deben tomar a la ligera. En cuanto a las negociaciones nucleares con Irán, que Obama ve con entusiasmo mientras que Arabia Saudita se muestra escéptico acerca de sus [posibilidades de] éxito – [creo que] todo el mundo debería darle a las negociaciones una oportunidad. Si los Estados Unidos se las arreglan para modificar la política de Irán y guiarla hacia la moderación y hacia el renunciar a la política del militarismo y conflictos, Arabia Saudita se beneficiara. Naturalmente, las posibilidades de esto [parecen] lejanas, pero quién sabe, a lo mejor estoy equivocado.
«El interés de Estados Unidos en la estabilidad interna de Arabia Saudita es comprensible, teniendo en cuenta la gran importancia [de este país]. Arabia Saudita ha tenido éxito en su guerra contra el terrorismo de Al-Qaeda y ha demostrado que es un aliado rápido en medio de las convulsiones de la Primavera Árabe y que puede manejar sus asuntos internos de la mejor manera [posible] – incluso mejor de lo que creen sus amigos estadounidenses».
Notas al final:
[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 25 de marzo, 2014.
[2] Una doctrina formulada por Eisenhower en 1957, a raíz de la guerra de Suez. Su esencia era que los Estados Unidos debían proporcionar ayuda económica y militar a los países del Medio Oriente a fin de evitar que la URSS se asentara allí.
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